Le ha sucedido que luego anda bajo de defensas ó que ha notado que anda débil porque hace tiempo que no come de ciertos alimentos nutritivos?
El otro día escuché de una persona que se quejaba constantemente de estar débil, de siempre tener sueño y de siempre sentirse un poco aletargada, un día decidió ir al médico y éste le reveló que estaba padeciendo de principios de diabetes a causa de su mala alimentación, para lo cual el médico le dio un medicamento que tomó de manera temporal, una dieta y en poco tiempo tuvo que reconocer lo bien que se sentía y lo necesario que había descubierto que era el hecho de comer adecuadamente, estaba más que sorprendida y contenta a la vez.
De la misma manera nos pasa a nosotros, así como la diabetes es la incapacidad de procesar los azúcares, nuestra alma es incapaz de procesar ciertas emociones y necesitamos de la salvación de Cristo como medicina y de el alimento constante de la palabra, de esa manera tendremos un adecuado control y manejo de nuestras emociones y podremos vivir constantemente sanos emocionalmente y equilibrados en nuestra manera de vivir y convivir con las demás personas.
Muchas personas no lo entienden en su mente, pero en el mundo espiritual en el que Dios habita y nos invita a habitar con él, su palabra tiene la capacidad de alimentarnos más allá que el más exquisito de los banquetes, su palabra tiene la capacidad de llenar el hueco emocional que tenemos y puede sanar aún nuestras enfermedades por medio de la verdad que expresan, obviamente no es una receta mágica ni es algo que suceda de un segundo al otro, pero es algo que tiene la capacidad de enderezar nuestra vida y el establecer el equilibrio en todas las áreas de ella.
El alimentar nuestra alma con la palabra de Dios, le da dominio al espíritu, pues dejamos de vivir de acuerdo a lo que pensamos y sentimos y empezamos a vivir de acuerdo a lo que sabemos de Dios, con ello aprendemos a confiar en él y le damos oportunidad de ser nuestro Dios.
Eso es lo que nos falta en la mayoría de las ocasiones, el darle oportunidad a Dios de ser Dios en nosotros y la oportunidad de simplemente creerle a él y dejar de andar inventando en qué creer.
Note en la cita de hoy cómo Job no solo sobrevivió a perder sus riquezas y sus hijos, a caer enfermo y ser acusado por sus amigos, sino que se mantuvo firme y nunca dudó de Dios, pues en su palabra tuvo su alimento.
Para muchos, lo que le pasó a Job sería como una señal del abandono de Dios, pero si alguna vez ha leído el libro de Job notará que este comienza en Dios alabando el corazón y la fidelidad de Job al grado de decir “no hay otro como el sobre la tierra”, y no lo había, pues solo Job en vez de hacer todo lo que cualquiera de nosotros hubiera hecho, tomó la palabra, se alimentó de ella, se ocupó en cumplir con los mandamientos de Dios y confió en el pronto cumplimiento de sus promesas y así sucedió, le fue repuesto hasta 7 veces lo que le había quitado a causa de su buena alimentación.
Así como el comer adecuadamente extiende nuestras vidas, de la misma manera el alimentarnos de la palabra extiende nuestros alcances, para que dejemos de vivir como simples humanos y podamos vivir como verdaderos hijos de Dios, como hijos del Altísimo con los beneficios que esto representa.