A veces pareciera que Dios está loco, cómo está eso de que Dios no escucha a los pecadores?, acaso no somos todos pecadores?, entonces?, no escucha a ninguno de nosotros?, ó cómo es que haremos para captar su atención y cómo es que haremos para que nos escuche?

Así como es cierto que todos pecamos y que la misma palabra de Dios nos hace notar que no hay uno de nosotros que no peque, también la misma palabra nos recuerda que fue Yeshúa (Jesús) quien dio su vida por nosotros y derramó su pecado por cada uno de nosotros, es decir, murió para poder escucharnos.

Jajajaja! Creo que ya lo enredé todo un poco más que al principio!, no, no es cierto, aunque no lo crea, voy con el rumbo correcto, solo ponga mucha atención.

Existe una combinación fantástica entre el hecho de que somos inevitablemente pecadores y el hecho de que Yeshúa (Jesús) haya muerto por nosotros, ya que en esa coyuntura está el hecho de que tenemos la oportunidad de ser transformados por él y la oportunidad de siempre reconocer aquellas cosas que dejarán de suceder en nuestra vida, pues no son agradables a los ojos de Dios y nos arrastran a una vida limitada.

Es decir, de manera diaria, si reconocemos nuestro pecado, Yeshúa (Jesús) limpiará y lavará ese pecado de manera que quede erradicado de nuestra vida para la eternidad, es decir, no volveremos a caer en ese pecado ni podremos ser tentados en el jamás de nuevo, de modo que cada vez sea quitado otro pecado que de todas maneras ya habitaba en nosotros y seamos como promete la Biblia, perfeccionados hasta llegar a la estatura de Cristo.

Por tanto podemos entender que Dios se refiera a las personas que no están dispuestas a dejar de pecar, a aquellas personas que tienen sus ojos tan puestos en lo terrenal que no conciben que puedan dejar de pecar de esa manera en específico y que piensan que deben de cambiar en vez de ser transformadas por Dios, entiende la diferencia?

Por eso la segunda parte de esta cita nos dice que aquel que le teme y hace su voluntad, nadie que viva con los ojos puestos en el pecado puede hacer su voluntad, pero quien está dispuesto a ser tocado y transformado tiene un potencial ilimitado, tan ilimitado como el poder de Dios.

Esto se lo digo con conocimiento de causa, en ambos sentidos, ha habido cosas en las que cerraba el paso a Dios pues no concebía que pudiera Dios hacer cambios ó cómo los pudiera hacer, pero el día que me atreví a confesar que no podía, incluso que no quería soltarlo, pero que su voluntad me era más importante que el hecho de vivir en control de mi propia vida y de manera limitada, la transformación comenzó a suceder y fui hecho objeto del oído de Dios, y esto no aplica solo para mi, sino para usted también, solo es cuestión de atreverse!

Por tanto, quiero invitarle a que reflexione, de cuales es usted, de los pecadores que no están dispuestos a vivir de otra manera?, ó de aquellos que abrazan la transformación constante que nos garantiza el oído de Dios y por tanto su favor de manera inequívoca?

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