A muchas personas les he explicado que existe una abismal diferencia entre el orar y el pedir, pues el pedir trata de uno, el orar trata de Dios, el pedir trata de la realidad, el orar trata de la verdad y es por eso que debemos de hacer un alto, antes de abrir nuestras bocas y pretender “orar”

El orar nada tiene que ver con la incógnita de si Dios hará algo, todo lo contrario, de la oración se deriva la profecía y salen de nuestras bocas grandes y poderosas declaraciones que anuncian lo que habrá de pasar y que hemos escuchado de boca de Dios.

Muchas personas en lo que llaman su oración piden a Dios que quiera algo que no saben si hará, pero en su corazón les falta la consciencia de que Dios no solo quiere, sino puede y es parte de su voluntad que nuestra vida sea gloriosa, y nos pasa que nos quedamos cortos en el pedir y de nuestra boca salen súplicas ó palabras pequeñas, pero nada parecido a palabras poderosas ni que anuncien las maravillas de Dios.

Es por eso que la cita de hoy no solo me gusta, sino me cautiva, pues habla de un hombre que antes de pedirle algo a Dios, en éste caso Yeshúa (Jesús), sabe que está bajo autoridad y que necesita que alguien superior dé una orden desde su estatura para que esta sea obedecida y así sucesivamente.

Es cuando escuchamos la voz de autoridad de Dios en nuestra intimidad llamada oración y entendemos que no solo Dios quiere, sino que no hay nada que se interponga entre Él y su voluntad, que podemos empezar a hablar con la misma autoridad sabiendo que aun las montañas se moverán a consecuencia de nuestras palabras y de nuestro entendimiento de quien es Dios.

Nota la diferencia entre lo débil y frágil del pedir comparado con el orar de acuerdo a la autoridad que Dios quiere poner en nosotros?, no siente de repente una necesidad de pasar tiempo en presencia de Dios y escuchar palabras de poder que pueda usted primero obedecer y ver cumplirse?, a mi me corre electricidad por la espalda de la emoción de solo pensarlo!

Lo que más me emociona de esta cita es el hecho que el centurión había escuchado acerca de Yeshúa (Jesús), pero decidió aceptar solo lo que era cierto acerca de él en su corazón, de modo que cuando fue a buscarle, se encontró con el Dios vivo y no con el “dioscito” que muchos tienen ó aquel con el muchos tienen una relación “a su manera” y cuando lo vió, supo en su corazón que no tenía necesidad de pedir, pues la verdad de quien es Dios ya había hecho nido en su corazón, por tal habló con la misma autoridad de Yeshúa (Jesús), pues se sabía y se entendía a su imagen y semejanza y lleno de propósito.

Esta mañana le quiero exhortar a reflexionar en lo que pasa en el tiempo de lo que usted llama “oración”, es en realidad un tiempo de intimidad en el que sale investido de autoridad como el hombre de la cita? ó en realidad es un tiempo de incertidumbre y ruego que solo le da “esperanza” de que a lo mejor algo sucederá?

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