La consciencia es esa parte de nosotros que todo el tiempo sabe lo que está bien y lo que está mal y que nos recuerda constantemente lo que debiéramos de hacer, es incansable y sostiene una plática interminable con nosotros y todo el tiempo nos recuerda lo que es justo y lo que es correcto.

Sin embargo, no todas las personas están de acuerdo con su consciencia, de modo que empiezan una discusión interna donde tratan de convencerse a sí mismas y a su propia consciencia de que aquello que hacen ó quieren hacer es correcto, solo por el hecho de que tienen ganas de hacerlo, aún cuando en su interior esa voz les recuerda que no, de modo que empiezan una campaña a favor de su actitud.

Esa actitud tiene que ver con el hecho de trata de resolver externamente algo que sucede internamente, es decir pueden empezar a hablar con otras personas y tratar de encontrar en ellas un eco a su opinión ó a su actitud ó bien hacen algo que les nos es natural y que está escrito en la Biblia acerca de nosotros, empiezan a hacer discípulos.

Un discípulo no es otra cosa que una persona a la que adiestramos a vivir de la misma manera que nosotros lo hacemos y deja de serlo cuando hemos ya no tenemos nada que enseñarle y esa persona está lista para enseñar a otro a hacer lo mismo.

Es por eso que la Biblia habla de discípulos en los tiempos de Yeshúa (Jesús) y luego estos se convierten en Apóstoles ó bien discipuladores, ya que ahora era su papel el enseñar a otros.

Habiendo entendido el concepto, nos es fácil comprender que estamos en una campaña constante donde tratamos de ser influencia a otros, esto nos es dado por naturaleza, fuimos hechos a la imagen y con la capacidad de expresar la naturaleza de Dios (semejanza), de modo que si Dios vino al mundo a hacer discípulos, pues nos es natural a nosotros también el hacerlo, el riesgo está en que hagamos discípulos con fundamento ó discípulos solamente por mera emoción, lo ha pensado?

Cómo le decía al inicio de este escrito, solemos justificarnos todo el tiempo por miedo al juicio propio y cómo no estamos del todo dispuestos a confrontarnos con nosotros mismos y encarar nuestra realidad, solemos empezar a discipular a otros para que actúen como nosotros lo hacemos y dar un descanso a nuestra consciencia, pero en realidad la intención de Dios y su propósito es que aprendamos a vivir como Él vivió en esta tierra y a que enseñemos a otros a hacerlo.

En otras palabras, el discipular es algo que nunca dejaremos de hacer, la pregunta es qué tipo de discípulos haremos y con qué propósito, y no es hasta que tengamos esto bien claro que aprenderemos a alinearnos a lo que Dios ha dicho acerca de nosotros y a vivir con una consciencia tranquila que no tenga nada que reclamarnos.

A la consciencia no la podemos engañar, la Biblia nos dice que Dios ha puesto una copia de su palabra en nuestros corazones, de modo que nuestra consciencia está ahí para buscar y reclamar una vida justa de acuerdo a lo que Dios nos dictó y no de acuerdo a nuestro propio entender ni a nuestra propia opinión, lo había pensado?, así que no es algo que “alguien” nos pueda ó nos quiera imponer, es algo que está implícito en nuestra configuración y en nuestra genética, el cumplir la palabra de Dios y el descansar verdaderamente hasta que no hagamos específicamente la palabra de Dios, la cual dicho de paso, Yeshúa nos aseguró que es una carga ligera y no algo dificilísimo.

Para muchos en si propia interpretación, el hacer la voluntad de Dios es amar a otros, en el lenguaje de Dios, amar a otros es enseñarles la verdad, por tanto la manera más tangible de amar a otros es discipularlos en la palabra de Dios, enseñarles a vivir en justicia y regalarles una consciencia tranquila sabiendo que no hay nada que Dios pues pudiera reclamar.

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2 Comentarios

  1. Beatriz Adrina Ramos Escobar

    El discípulado deberá ser enseñarles a vivir como Cristo.
    Amén

  2. Dima

    Muy buenos días

    Agradezco de corazón por estas reflexiones a través de la palabra de Dios, realmente me ha ayudado a entender de manera mas clara quien soy, de donde vengo y a donde voy, y principalmente me inquiera esta gran Comisión de Id y haced discípulos, enseñándoles lo que les he enseñado, conjuntamente con la Gran Promesa que nos dice Jesús, Yo estaré con vosotros todos los días hasta el Fin de los Tiempos, por lo que debemos impartir su palabra con esa firme convicción de que el señora esta con nosotros todo el tiempo y eso debe darnos la confianza y fuerza necesaria para seguir adelante en cumplimiento de esta Gran Comisión, reitero el agradecimiento y ruego al señor que les siga permitiendo compartir la palabra del señor de esta manera tan explicita, Amen y Amen