Para muchas personas, su fe tiene que ver con una emoción, de alguna manera tienen la idea de que la fe “se siente” y entienden que eso que sienten es Dios ó viene de Dios, pero en pocas ocasiones han reflexionado sobre el efecto ó la duración de esa emoción a la que llaman fe.

El riesgo de tener una fe basada en sentimientos es que se puede esfumar muy rápidamente, pues las emociones son pasajeras en nosotros y son fácilmente reemplazables por otras emociones que pueden ser provocadas instantáneamente por cualquier otro factor externo.

La mayoría de nuestras emociones tienen que ver con eso, con algo externo que provoca algo en nosotros y depende de nosotros la duración y la permanencia que le demos en nuestros corazones, sin embargo, la Biblia nos enseña que Dios pretende habitar en nuestro corazón, de modo que su lugar a su entender está dentro de nosotros, donde provocará verdad y tendrá una permanencia constante y no pasajera como una emoción, de modo que debemos de aprender a diferenciar entre nuestros sentimientos y lo que creemos.

Para muchas personas es difícil el entender esto, pues lo único relacionado a un Dios que no ven, pero que está ahí es una emoción, pues tiene las mismas características en apariencia, pero qué pasa cuando llegan los problemas y pareciera que nada nos da paz?, cómo aseguramos tener fe en ese momento?

La respuesta es sencilla de decir, no tan simple al poner en práctica, pues la Biblia misma nos dice que la fe solamente viene del conocimiento de la palabra de Dios, de hecho la Biblia confiesa acerca de sí misma que todas las cosas en esta tierra y en esta vida pasarán, pero la palabra de Dios no, es decir es permanente, por eso solo a ella nos podemos aferrar al momento de tener fe, pues es el eje de esa fe que debemos de tener.

Cuando aprendemos a usar la palabra de Dios como eje de nuestra fe el Espíritu de Dios nos da una capacidad sobrenatural (así como lo vayamos permitiendo) para controlar nuestras emociones y a entender los motivos de las personas que nos rodean de modo que sus actitudes no nos afecten y los motivos de Dios, para que alcancemos a dimensionar sus planes y no nos enganchemos con los detalles del día a día.

La cita de hoy nos habla de no dejarnos dominar por el enojo. El enojo es una emoción, provocada por lo regular por factores externos, que vienen a quitarnos nuestra paz, la paz a su vez es el entendimiento del control de Dios en todos los asuntos sin importar ls situaciones aparentes, de modo que debemos de aprender a enfocarnos en las cosas que Dios nos ha dejado en su palabra y no en las cosas que provocan nuestro enojo.

Pero ojo!, esto no es algo que podamos hacer por nosotros mismos, no es que podamos “aguantarnos”, sino que debemos de entender que esto es algo que en algún momento nos será completamente inevitable, sin embargo es provocado por el Espíritu de Dios y no por nuestras fuerzas y debemos de entender que es parte de una promesa y debemos de aferrarnos a la promesa más que a las condiciones externas que parecieran acosarnos.

Recuerda cómo empezamos esta serie de enseñanzas acerca del efecto del Espíritu de Dios en nosotros?, Efesios 4:23 nos revela que debemos permitir al Espíritu de Dios que nos cambie la manera de pesar para que posteriormente podamos ser transformados en nuestra manera de actuar, es decir aguantarnos el enojo, el miedo ó cualquier emoción, no tiene efecto alguno, sin embargo el cambio de pensamiento provoca actitudes y capacidades nuevas, como el resistir al enojo y darle una duración limitada en nuestro sistema.

Una vez que nos queda claro esto, entendemos que lo que más necesitamos para salir adelante es la voz de Dios en nosotros y que no la podemos limitar a un “si”, a un “no” ó a un “tengo algo mejor para ti”, sino que necesitamos que nos hable de aquellas cosas que son verdad y que van más allá de nuestro entendimiento finito y que con ello transformará nuestro universo entero y nuestra manera de entender al mundo de manera que no nos afecte.

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Un comentario

  1. Juan carlos Juarez

    Como sobrepasar ese enojo cuando buscas y buscas un lugar de trabajo y no lo encuentras y el unico alivio es la palabra de Dios.Solo queda seguir buscando