Hace unos días platicaba con un buen amigo quien se denomina a sí mismo como “muy aprehensivo” es decir, muy susceptible a las situaciones y poco capaz de controlarse en ambientes adversos, pero no estaba muy convencido de tomar su argumento como cierto y no porque dudara de él, sino porque en muchas ocasiones, nosotros decidimos usar ciertas máscaras para protegernos ó bien para mantenernos en una carta zona de confort, lo ha pensado?

El caso es que decidí preguntar a mi amigo qué pasaría si alguien de su casa se enfermara ó se accidentara?, sería que el efecto de su carácter aprehensivo lo paralizaría y no sabría  qué hacer, a lo que de inmediato me contestó que para nada, en ese momento dejaría de hacer lo que estuviera haciendo, tomaría un avión e iría a ver a su familia, a lo que entendí que su estado de aprehensión es algo por así decirlo “selectivo”, no tiene nada que ver con que sea malo, solo es eso “selectivo”.

De la misma manera sucede con nuestra vida cotidiana, decidimos ser débiles ante las cosas que nos gustan, nos agradan ó nos hacen quedar en cierta zona de confort, pues en realidad no sabemos cómo enfrentarla y no sabemos de qué manera Dios pudiera entrar en ella ó bien simplemente no queremos cambiar ese “algo” que sabemos que está mal, pero no lo vemos “tan” mal.

De alguna manera nos decimos de una “naturaleza pecadora” y con ello damos alivio a nuestras consciencias y admitimos el pecado como algo natural e inevitable en nuestro comportamiento, pero en realidad se ha puesto a pensar qué es lo que dice Dios al respecto?

Ha notado que es más fácil decir para todo “si Dios quiere” en vez de pensar que Dios ya quiso y que Dios ya dio su vida por nosotros y sobre todo que Dios ya dijo que fuimos hechos a su imagen y a su semejanza y no a la del Diablo.

Lo único que nos hace falta es tener muy claro quienes somos y qué es lo que creemos, pues si nos decimos de naturaleza pecadora, de esa manera viviremos, pero si nos decimos y nos entendemos hijos de Dios, de esa manera seremos tratados por el Todopoderoso y seremos investidos de su naturaleza y de su poder.

Por tanto la tentación no será algo con lo que luchemos, sino algo que viene cada determinado tiempo a nuestra vida, pero es solo una vieja conocida sin ningún tipo de influencia en nosotros a causa de la visión que Dios tiene para nosotros y nos revela, parece fácil?, lo es aún más de lo que se lee, solo es cuestión de entenderlo, quererlo creer y llevarlo a la práctica, así de fácil.

Justo así como solíamos decir de niños “con melón ó con sandía”, debemos de decidir a quien pertenecemos y cómo vamos adoptando cada vez más el estilo de vida del Reino que Dios nos ofrece en vez de simplemente seguir siendo víctimas de las circunstancias y de los efectos del mundo que nos rodea, no cree?

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *