Para muchos la Biblia es un libro difícil de leer, pero más que un libro difícil es un libro lleno de pequeñas señales, de pistas, símbolos y detalles repetitivos que nos permiten entender el corazón de Dios y su manera de hacer las cosas.

Es por eso que es tan importante el leer la Biblia completa y de manera constante, pues es justo ahí donde encontraremos las coincidencias de todo aquello que Dios nos quiere revelar.

Qué tiene que ver esto con el dominio propio?, pues aunque usted no lo crea, todo, pues como lo aprendimos en los pasados días, el dominio propio, lejos de aguantarse, tiene que ver con la consciencia de quienes somos, de las cosas que debemos de hacer y el hecho de que nuestras emociones no nos sobrepasen y nos lleven a equivocarnos ó a hacer cosas de manera ingenua ó arrebatada.

Ha notado que la cita que hemos usado todos estos días termina de una manera muy particular?, termina diciendo “no existen leyes contra estas cosas”, a lo que se preguntará “leyes contra los frutos?”, se lo voy a explicar de manera simbólica y lo entenderá de manera emocionante, espero.

Como usted y yo sabemos, la ley es la palabra de Dios, y la palabra de Dios se representa a lo largo y ancho de la Biblia a sí misma en forma de agua donde hay agua en la palabra está la palabra y está la ley.

Yo sé que usted dirá “ok René y eso qué tiene que ver con los frutos?” si me da oportunidad se lo dejaré saber en un momento.

Así mismo, todos hemos escuchado ó leído acerca de Yeshúa (Jesús) caminando sobre el agua, y a Pedro pretendiendo caminar hacia Yeshúa (Jesús) sobre el agua pero se hunde, lo recuerda?, es aquí donde se pone interesante la cosa, no deje de leer.

Esto de que Yeshúa (Jesús) camine sobre el agua no es algo nuevo, no es algo que Él inventó, sino algo de lo que se habla desde el principio de la Biblia, si regresa usted a Génesis 1:2, encontrará que el Espíritu de Dios (mejor conocido como Espíritu Santo) se movía sobre las aguas, es decir es el Espíritu de Dios quien está por encima de la ley de los hombres.

Por ello podemos entender que aquellos que se esfuerzan por ser usados y transformados por Dios darán frutos (amor, alegría, paz, paciencia, gentileza, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio) y con ello estarán por encima de la ley que a su vez es la medida del pecado, es decir, estarán tan ocupados haciendo las cosas que Dios les pide que dejarán de poner su vista en no pecar, pues no tendrán tiempo para ello!, genial, no?, será entonces que tal como hizo Yeshúa (Jesús) podrán (mejor dicho podremos) caminar sobre las aguas, porque la ley ya no los alcanza!.

Es cuando pasaremos de una fe teórica a una fe práctica, es justo en ese momento que las cosas simplemente empezarán a suceder y dejaremos de estar siempre preocupándonos por las cosas malas y tendremos la vista puesta en Yeshúa (Jesús).

Si lo piensa detenidamente, Pedro abundaba en los frutos del Espíritu y le fue fácil caminar sobre las aguas mientras tenía su mirada puesta en Yeshúa (Jesús), solo que cuando volteó a ver las aguas (la ley) recordó que esta es imposible de cumplir y dejó de ver al autor de la salvación y por consecuencia se hundió.

Si lo nota, Yeshúa (Jesús) hablaba todo el tiempo de las cosas que sí debemos de hacer y no hablaba acerca del pecado, pues el pecado no tiene espacio siquiera en su forma de pensar, es parte del pasado que quedó borrado con su sangre, por tanto, no tiene sentido enfocarse en el, no vaya a ser que nos pase como a Pedro.

El dominio propio pone en nosotros la capacidad de mantener nuestra vista puesta en Él, en los frutos del Espíritu y a ignorar el agua (la ley imposible de cumplir) que está por debajo de nosotros si nos decidimos a caminar de la mano de el Dios vivo que vino a rescatarnos, no le parece emocionante?

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