Para muchas personas la infidelidad tiene que ver con el hecho de engañar a su pareja sentimental con otra persona, ya sea teniendo cualquier tipo de cita con ella, hasta la intimidad física, pero en realidad la infidelidad es algo que se origina en el corazón, es algo que sucede porque en realidad no estamos dispuestos a entregarnos por completo a esa persona que decimos amar y no estamos dispuestos a entregarle incluso nuestros pensamientos, lo ha considerado.

De modo que si lo entendemos de esta manera, somos infieles todo el tiempo, pues nos permitimos vernos a nosotros mismos en brazos de alguien más, nos permitimos tener charlas inadecuadas con otras personas y nos permitimos hacer cosas completamente opuestas a los votos que hemos hecho a esa persona a la que llamamos nuestra pareja sentimental.

De hecho muchas personas consideran la fidelidad como un valor y hay quienes se jactan de nunca haber sido infieles, pues a lo mejor nunca se han atrevido a dar ese paso de cometer un acto de infidelidad física, pero en realidad su mente está llena de episodios infieles a causa de su mente que divaga todo el tiempo.

Es por eso que Dios nos deja claro que la fidelidad es un fruto el cual viene antecedido de muchos otros y es tan simple pero a la vez tan intenso que nos permite la santidad absoluta, es decir, la capacidad de apartarnos y separarnos por completo para Dios ó bien si así lo queremos entender para la persona a la que entregamos nuestro corazón al grado que aún nuestros pensamientos le pertenezcan de manera exclusiva.

Wow!, eso si debe de ser amor del bueno, no?, creo que pocas personas se atreven a amar de esa manera que la fidelidad gobierne en ellas!, y tal vez es así, porque nunca se habían atrevido a enfrentarse con el concepto de fidelidad desde el punto de vista de Dios, pero creo que no hay relación que no pueda enfrentar todo tipo de obstáculos si es fiel, y con esto también hablo de la pareja y la relación íntima que tenemos con Dios.

Sabe, ese es el problema que tienen muchos en su relación con Dios, basan la misma en el hecho de no pecar, pero con ello confinan a su mente a estar pensando constantemente en pecar, es decir se ponen a sí mismas en una posición infiel todo el tiempo y se condenan a sí mismas a fracasar, es como si empezáramos una relación de pareja enfocada en no ser infieles en vez de empezarla pensando en amar a la otra persona, justo así sucede en nuestra relación con Dios.

Es por eso que la fidelidad va de la mano con la santidad, la fidelidad provoca santidad pues la santidad es el efecto del Espíritu de Dios en nosotros, esa capacidad más allá de nuestra propia voluntad de entendernos propiedad de Dios y de entregarnos voluntariamente a su palabra, a su servicio y a pensar en las cosas del Reino de los Cielos más allá de las cosas cotidianas y de las cosas que nos rodean.

Yo lo sé, pareciera imposible y sabe, lo es, no somos capaces de ser fieles e nuestras propias fuerzas y en nuestros propios entendimientos, así de simple y así de sencillo, va mucho más allá de nosotros mismos, y es por eso que Dios lo pone como un fruto que viene provocado por la presencia de su Espíritu en nosotros, de manera que no nos jactemos y que siempre que hagamos algo más allá de nuestras capacidades físicas, recordemos que dependemos de Él para hacerlo.

Pero ojo, el que no lo podamos hacer por nosotros mismos, no quiere decir que no sea posible, tenemos que empezar por el principio que nos dice Efesios 4:23, que nos aclara que debemos de permitir al Espíritu de Dios que nos cambie primero la manera de pensar y luego por consecuencia nuestra manera de actuar, es decir, debemos de permitirle que nos de una visión acerca de ser fieles y de entregar nuestro corazón y nuestros pensamientos y luego será algo que sea tan natural como el respirar, que lo llevemos a cabo sin esfuerzo alguno y que simplemente sea parte de nosotros.

La razón por la cual lo dejó por escrito y es importante reflexionemos en ello, es que debemos de entender que Dios nunca va a actuar de manera arbitraria en nosotros, Él necesita de nuestro consentimiento para ello debemos de pedirlo en oración y confesar incluso audiblemente que estamos dispuestos a que nuestro pensamiento sea renovado y llevado al nivel de entendimiento de Dios, de esa manera Dios tendrá la completa libertad de actuar en nosotros y por medio de nosotros, pues aún nuestros pensamientos le pertenecen, porque le somos fieles, a causa de un fruto que viene desde nuestro interior, lo había considerado de esta manera?

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Un comentario

  1. Rocio

    Enriquecedor gracias por permitir estas reflexiones y estos manjares por esta vía , por casualidad me he encontrado con estas profundidades Entendiendo y comprendiendo que , no hay casualidad en el PADRE…,