Curiosamente tenemos una gran e imperante necesidad de validación constante, pareciera que necesitamos todo el tiempo que alguien nos diga que somos buenos, agradables, inteligentes y no sé que tantas cosas, tanto que hemos dejado que un famoso “like” de una plataforma tan simple como Facebook rija nuestro estado de ánimo del día (ahora si demos gracias a Dios que no existe el “no like”, porque habría quienes se suicidarían a causa de recibir algunos de estos!), de modo que esperamos que nuestro exterior nos confirme lo que nosotros mismos no logramos ver en nuestro interior, lo ha pensado.

De hecho de la misma manera hacemos con Dios, esperamos que las cosas que nosotros llamamos como buenas y agradables reflejen nuestro estado “espiritual”, como si lo externo y lo que se ve, pudiera enderezar ó simplemente maquillar nuestro interior, es como si pretendiéramos recibir “likes” espirituales de Dios por mera simpatía en espera de que algún día decidamos comportarnos como hijos de Dios y ya no como bastardos que solo vienen por una herencia que no merecen y que no sabrán aprovechar.

Es por eso que la cita de hoy me impacta tanto, pues para cualquiera que no conozca a Dios, daría por hecho de que Dios se agrada de quienes hacen milagros, de quienes echan fuera demonios y profetizan, pues evidentemente son señales de Dios según su entendimiento y de hecho lo son, pero también tenemos que entender que los dones espirituales que Dios puede y quiere poner en nosotros, no tienen que ver con nuestra condición espiritual, sino con su voluntad de usarnos y la estrategia que tiene con el fin de enamorarnos, pero no lo hace porque seamos buenos ó hayamos encontrado favor delante de Él.

Es de hecho por eso que nos dejó dicho “por sus frutos serán conocidos” (Mateo 7:20), pues los frutos tienen que ver con el hecho de doblegar nuestro carácter, con el hecho de querer activa y evidentemente ser como Dios es y expresar su naturaleza, siempre lo repito a las personas alrededor de mi, un árbol toma lo amargo de la tierra y lo convierte en un fruto dulce, fragante y atractivo, y de esa manera espera Dios que hagamos nosotros y esto no quiere decir que nos es necesario que suframos, pero si que pasemos por adversidad al grado que no permitamos que nos afecte y hagamos de eso desagradable e incómodo algo dulce y atractivo que alimente a los demás, es por eso justamente que la amistad no se trata de lo que los demás hagan por nosotros y de cómo nos sintamos al respecto, sino se trata de ser traicionados, engañados y desalentados por los demás y que aprendamos a dar a pesar de que pareciera que los demás no lo merecen (Proverbios 18:24), porque nuestro corazón está lleno de las cosas que Dios si nos da y nos blinda contra las ofensas y los desengaños.

De modo que aunque las señales y los dones que Dios puede poner en nosotros, no tienen validez alguna si no estamos dispuestos a dar frutos, si no estamos dispuestos a que lo mejor de nosotros salga a flore y estemos dispuestos a dar nuestra vida por una ley que de antemano sabemos que no podemos cumplir, y que a su vez nos llevará a la constante necesidad de un salvador que nos rescate de nosotros mismos y ponga nuestra necedad, nuestro pecado y nuestra ignorancia en el pasado.

Por tanto y como podrá observar en la cita de hoy, el ser “buenos”, el que las señales se den en nosotros y el que los demás nos vean como “especiales” no tienen valor alguno a menos que estemos dispuestos a dar frutos, nota como la cita de hoy no dice “Señor, en tu nombre dimos de comer a los enfermos, en tu nombre visitamos a aquellos que están en la cárcel ó en tu nombre sanamos enfermos y liberamos a aquellos que sufrían opresión”?, estas personas que acudieron a Yeshúa (Jesús) solo buscaban la parte novedosa y popular de vivir en el Reino de Dios, y buscaban que Yeshúa (Jesús) les diera un “like” más para coleccionar, pero en su corazón no había obediencia, no había incluso conocimiento de la palabra, solo había un interés egoísta por estar cómodos y recibir bendición, buscaban una validación externa por algo que ellos mismas no sabían de donde venían y querían aprovecharse de su efecto externo aparente para recibir algo más que tampoco conocían su valor.

Qué tremendo pensar que el mismo Dios quien nos da inagotables oportunidades de encontrarnos cara a cara con Él nos pueda decir “nunca los conocí”, es decir que nos tenga que hacer reconocer que nunca tuvimos interés en Él, sino solo en su efecto y que nunca le vimos cara a cara pues nunca nos dimos la oportunidad de ser conquistados por su amor, wow!, el solo pensarlo me sofoca, no sé si a usted también, tras pensar esto, no me queda más que pensar en que debo de reenfocar mi intimidad, se debe de tratar de conocerle a Él y no de que nos dé cosas ó nos sintamos cómodos, debemos de dejar que sea Él quien nos diga qué es lo que quiere cambiar y transformar en nosotros y no que nos dejemos controlar por nuestra falsa humildad y consciencia, de modo que sea Él quien se agrade de verse a sí mismo en nuestro carácter y nuestro corazón y no nosotros quienes andemos pretendiendo un “like” por algo que no dominamos ni entendemos nuestro.

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3 Comentarios

  1. Miguel

    Gracias por compartir Rene. Me recordo el pasaje de Moises cuando golpeo la roca y salio agua de la misma. Cuando Dios le habia dicho a Moises que le hablara. No que la golpeara. Sin embargo. Dios tuvo misericordia e hizo brotar agua. Y esta desobediencia le peso a Moises. Dios te bendiga !! Atte Miguel Legorreta

  2. Guadalupe García

    Siempre sus enseñanzas traen bendición a mi vida gracias a Dios por esa revelación que le da no deje de hacerlo Hno. Dlb