Entre más avanzan las cosas en nuestra sociedad, más se distorsiona el entendimiento de lo que Dios pretende hacer en nuestras vidas, Él pretende llegar para permanecer, por mientras las personas pretenden para que venga a arreglar lo que no está bien y que regrese hasta la próxima ocasión que sea necesario.

Obviamente nadie piensa exactamente así, de hecho se lee muy rudo, pero la gran mayoría de las personas se comporta de esta manera, se comporta como si Dios tuviese la obligación de permanecer atento a sus necesidades, y que no estorbe cuando están pasándola bien y haciendo otras cosas que obviamente no le son agradables.

De hecho olvidan el hecho de que Dios no pretende simpatizantes, sino hijos, es decir, personas que logren habitar ellas en su presencia y en su casa y no al revés.

Me llama mucho la atención cuando platico con las personas y les cuestiono acerca de la santidad y su respuesta inmediata es “pero Dios está conmigo, lo puedo sentir, lo puedo ver en las cosas que me suceden diariamente”, a lo que mi respuesta inmediata es “Dios siempre estará ahí, esa es su promesa, pero su permanencia no es relativa a nuestra santidad ó comportamiento, sino relativa a su santidad y su promesa”

De hecho si lo vemos objetivamente, no es importante que Dios esté con nosotros, ya que ese es su objetivo y su compromiso, pero que hay de nosotros, estamos nosotros con Él?, pues es nuestro permanecer y nuestro actuar cómo Él lo que desatará su favor, pues su objeto no es solo tenernos cerca, sino hacernos hijos y con ello herederos.

Debemos de entender las cosas como Dios las entiende, eso de ser herederos es un gran plan, pues de acuerdo al entendimiento de Dios, la herencia no es algo que sucede cuando alguien muere, sino algo que se entrega de generación en generación, más que dejarle algo a alguien, es una sucesión asesorada y le quiero explicar.

Proverbios 13:22 nos dice que el hombre bueno dejará herederos a sus hijos y a los hijos de sus hijos, es decir, pondrá en sus manos todo aquello que a amasado, pero no solo lo depositará en la siguiente generación, sino que les enseñará a sus hijos el secreto de su fortuna y cómo continuar con su legado, de manera que no sea algo efímero, sino algo permanente y posteriormente, les enseñará a hacer lo mismo que él hizo y a entregar los frutos de su esfuerzo y a asegurar la trascendencia de su labor.

Por tanto entendemos que aún en vida la herencia puede trascender 2 veces, a diferencia de lo que estamos acostumbrados, a que recibimos algo que si no somos inteligentes, se acabará a causa de nuestro desconocimiento.

Es por eso que la cita de hoy tiene tanta importancia, pues Dios pretende que seamos herederos y que con eso que ponga en nuestras manos, ponga también la capacidad de administrarlo, multiplicarlo y entregarlo, para que seamos como Él, vivamos como Él y nos enseñoremos de todo lo que nos rodea, no para que lo hagamos nuestro, sino para que le demos gloria a Él haciéndonos como Él, como ve?

Así que está en usted el decidir qué es lo que quiere ser, si solo un bastardo que entra y sale de la casa del Padre y que sólo tiene interés en lo que pueda “sacarle” ó bien hijo, que viene con la intención de que sea heredero y que obtenga con ello la capacidad de hacer lo que Él hace y hacerse parte de un Reino tan grande y tan vasto que no se puede dimensional.

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