Sé que he hecho mucho hincapié últimamente en el concepto de la santidad, pero es importante entenderlo adecuadamente, si no, no sabremos cómo salir adelante en los momentos de dificultad, pues puede sucedernos que flaqueemos en nuestra fe y hagamos de nuestros problemas algo más grande que el Dios en el que creemos.

Santidad no significa “portarse bien”, eso es una consecuencia de la santidad, santidad significa apartarse para Dios, es decir que Él sea el primero en nuestros pensamientos y que su voluntad y su palabra (la cual dicho de paso debemos de conocer) sean nuestra prioridad, así como Él (Dios) dice acerca de sí mismo, Él es santo, es decir, Él apartó su corazón para no amar a ningún otro ser sobre la tierra y en el universo entero, de hecho dio a su único Hijo para que salvara al hombre que hizo a su imagen y semejanza.

Por tanto, santidad, lejos de ser una carga, debe de ser un privilegio, pues nadie puede ser verdaderamente santo sin entender la santidad de Dios y sin sentirse en extremo amados a causa de la santidad de Dios.

Eso nos hace entender qué es lo que debemos de hacer ante la adversidad, primeramente nos es necesario reconocer el gran amor que Dios nos tiene y que ese amor va a ser siempre más grande que cualquier problema, que cualquier tipo de tentación y que cualquier reto u obstáculo.

Es decir, lo primero que debemos de hacer cuando los problemas nos acosan, es ser santos, en otras palabras, pensar primero en Dios y entender que es más grande que nuestro problema, no importa lo espeluznante que parezca este problema y tampoco si somos responsables de lo que nos viene en contra, es decir si nosotros mismos provocamos ese problema.

Porque el sentirnos culpables, en realidad no nos ayuda en lo absoluto, por el contrario, nos hace darle gusto a nuestro acusador (el Diablo), quien es el padre de mentira y la culpa, por tanto el dejarnos agobiar por un conflicto, es una señal de falta de santidad, lo ha pensado?, es necesario arrepentirse, pero el arrepentirse no tiene nada que ver con el sentirse mal por lo que hicimos, sino tiene que ver con la consciencia de lo hecho y la decisión de nunca volverlo a hacer.

Es por eso que me emociona la cita de hoy, pues primeramente nos recuerda la santidad de Dios, es decir nos pone en un plano de amor, para sentirnos amados y protegidos y es entonces que podremos refugiarnos en Él, es decir, encontrar consuelo, fuerza y aliento en las verdades que Él tiene para nosotros, que Él ha dicho acerca de nosotros y que están ahí para crear una visión para que podamos aspirar a ella y caminar con rumbo fijo.

Es decir, a diferencia de lo que el mundo hace, en la Biblia aprendemos que los problemas no nos detienen, por el contrario, nos alientan y nos animan, pues Dios ha dicho acerca de nosotros que somos más que vencedores y sin luchas, no habrá victorias, no lo ha pensado?

Por tanto podemos entender que nuestro refugio que es Él nos pone a caminar en un ambiente protegido por la verdad, donde la realidad no tiene alcance, pues la santidad de Dios nos rodea, nos protege y nos llena, de modo que la santidad en el hombre se convierte en algo natural y algo constante en nosotros.

Quien lo iba a decir que el mejor remedio para la adversidad es la santidad!, pero piense que Dios no se equivoca y es por eso que lo pone en ese orden en esta cita, primero reconocemos su santidad y luego nos refugiamos en Él, pues ciertamente nos hizo a su imagen y a su semejanza, si Él es santo, nosotros habremos de ser santos también, no podemos rechazar nuestro llamado, nuestra naturaleza ni nuestro propósito.

Si Dios está por encima de todo problema, nosotros habremos de estarlo también, sólo debemos de tenerle como nuestra prioridad y hacer de Él y su presencia nuestro deleite, y veremos que la adversidad empieza a pasar a un plano de mera teoría, pues su identidad en nosotros nos hace inmunes al sufrimiento, es decir, nos hace pasar confiados por en medio de los problemas y las tentaciones, ya que no tienen ningún tipo de efecto en nosotros.

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Un comentario

  1. Sandra Robinson

    Me encantan leer sus temas, son muy restauradores, y muchas veces me enfocan otra vez, volviendo mi mirada a lo que realmente es importante..
    Muchas gracias por publicarlos.

    Dios le bendiga