Muchas veces hemos orado a Dios y dicho “hágase tu voluntad” pero en realidad, no sabemos cual es su voluntad y además no nos interesa, sino que al decirlo de alguna manera oculta esperamos que su voluntad sea la nuestra ó al menos se parezca, lo ha pensado?

Y no se preocupe, no se sienta culpable por pensar de esta manera, todos hemos hecho esto y todos hemos pasado por aquí, el asunto es que ni a usted, a mi ó a nadie le ha funcionado, pues hasta que no entendamos el plan de Dios para nuestras vidas y no tengamos muy claro que Dios no cambia de opinión, no dejaremos de hacer las cosas de esta manera.

En otras palabras, Dios no es condescendiente, ni se va a hacer de la vista gorda “por esta ocasión”, a Dios le preocupa en extremo nuestra eternidad y todo lo que va a hacer en nosotros, estará dirigido a esa famosa eternidad y punto, de modo que si no es eterno, no sucederá, por bueno y agradable que parezca a los ojos de quienes oramos.

Por tanto tenemos que entender que existen 2 reinos el Espiritual y el terrenal, si usted ora al Dios espiritual que venga y cambie su entorno terrenal, solo estará desperdiciando su tiempo y engañándose a usted mismo, ya que no está en presencia de Dios, sino seguirá buscando en su mente el cómo convencer a alguien a quien no conoce (en este caso Dios), que haga algo que usted no esta dispuesto a hacer tampoco.

Pero si entiende que el mundo terrenal está sujeto al  mundo espiritual, entonces no irá a Dios a pedir que cambie el mundo espiritual, sino que lo haga a usted parte de ese mundo espiritual, de modo que cuando este se manifieste, todo lo que usted antes oraba, se desate, suceda y cambie por consecuencia ó bien como muchos dicen “por añadidura”.

De este modo la Biblia nos enseña en la cita de hoy, que no debemos de pensar las cosas que piensan en el mundo ni como las piensan en el mundo, sino debemos de pensar como piensa Dios y pensar de modo espiritual, de manera que dejemos de conformarnos con las cosas que no suceden y mediocremente entenderlas como “la voluntad de Dios” y empecemos a ver las cosas que si sucederán y tienen que suceder y verlas como esa voluntad de Dios que tiene 3 importantísimas características que es buena, que es agradable y que es perfecta.

Ahora bien, no perdamos de vista esto, pues por ahí empezamos, la voluntad de Dios es buena, agradable y perfecta, pues tiene que ver con nuestra eternidad, más no con nuestra comodidad, todo lo que Dios haga en usted y en mi, tiene que ver con la acción que Él espera que ejerzamos para extender su Reino y alcanzar al mundo, si usted no está dispuesto a ser parte de la Gran Comisión, entonces nunca entenderá la voluntad de Dios y por más que lo intente, nunca entenderá lo bueno, agradable y perfecto de la misma, ya que no tendrá nada que la relacione con ella.

Es por eso que debemos de dejar que Dios cambie nuestra manera de pensar como lo dice la cita de hoy, nuestro entendimiento debe de ser enfocado en lo espiritual, de modo que veamos lo limitado, lo efímero y lo pequeño de nuestro pensamiento terrenal y seamos transformados de regreso a la imagen y la capacidad de expresar la naturaleza de Dios (semejanza).

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