Alguna vez alguien me dijo “hay oraciones que no pasan del techo” y con esto se refería a que hay oraciones que no lo son realmente y que no tienen ningún tipo de alcance más allá de nuestras mentes y más allá de nosotros mismos y le quiero contar porqué.

Primeramente debemos de entender que muchas de las cosas que normalmente pedimos, son cosas que ya están prometidas en la Biblia, es decir, Dios ya nos dijo cómo es que habremos de alcanzarlas y cada una de estas cosas están sujetas a una condición relacionada con nuestro corazón y conforme nuestro corazón sea transformado, alcanzaremos cada una de esas promesas, por tanto no es necesario que oremos acerca de ellas, sino que conozcamos la Palabra de Dios y las condiciones que habremos de cumplir.

Segundo, Dios no es un Dios pequeño y mucho menos terrenal, de hecho nos advierte en muchas ocasiones que las cosas de la tierra nada tienen que ver con Él y que debemos de poner nuestros ojos en las cosas de los cielos, por tanto Dios en realidad no cumple caprichos ni realiza milagros pequeños, bueno, en realidad está mal dicho el término milagros pequeños, ya que si no es imposible, no es un milagro, a lo que me refiero es que Dios no se ocupa de pequeñeces que lamentablemente son aquello que ocupa nuestra oración constantemente.

De modo que si lo entendemos de esta manera, muchas de nuestras oraciones no llegan a ningún lado, pues no tienen la condición de Dios, es decir, son cosas que Él ya prometió y no sucederán sino hasta que cumplamos la condición y conozcamos su Palabra, ó son cosas relacionadas con este mundo que no son de la naturaleza de Dios y por tanto no intervendrá.

Entonces? cómo oramos?, para qué oramos?, qué es lo que pedimos cuando oramos?, la respuesta es sencilla, oramos para que Dios nos ayude a regresar a nuestra condición original a su imagen y a su semejanza (con la capacidad de expresar su naturaleza) y pedimos cosas que sean imposibles, increíbles, pero que a su vez le den gloria, es decir que nadie pueda negar que fue específicamente Él quien lo hizo y que ello no solo beneficia nuestra vida, sino que transformó nuestra manera de vivir y cada vez le pertenecemos más a Él, tiene sentido lo que le digo?

Es por eso que me emociona cómo el Salmista oraba, no pedía cualquier cosa y cuando pedía ayuda lo pedía de lo alto y sabiendo que quien vendría a s auxilio no era otra persona que el Creador del Cielo y de la Tierra y que su ayuda sería de la misma dimensión, así tal cual, por tanto su oración no era ligera, ni improvisada, su oración era dirigida a Dios y en la dimensión de su majestad y esperaba resultados increíbles y asombrosos.

Por tanto, piénselo bien, en realidad ora y en realidad pide?, ó más bien se la pasa sufriendo por las pequeñas cosas que no termina de recibir y no es que necesite, sino que le gustarían en su vida, en realidad sabe quien es Dios ó pide cosas que le dan flojera hacer por usted mismo a alguien “superior” que parece que tiene las cosas resueltas?, recibe lo que pide ó es de las personas que insiste, pensando que algún día recibirá “algo” bueno?

Tome un tiempo y medite en la cita de hoy y atrévase a ir delante de Dios, pero ese dios que hace cosas pequeñas, sino el Dios de la Biblia, aquel que hace que la tierra se estremezca con solo abrir su boca y atrévase a pedirle que de esa misma manera estremezca su vida y verá como su oración dejará de ser una rutina nocturna y se convertirá en un deleite y en la garantía de un cambio constante y una transformación de todo su entorno.

¡Comparte esta entrada, elige tu plataforma!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *