En muchas ocasiones nos hemos preguntado si lo que oramos es correcto ó simplemente si la manera en la que lo hacemos es la adecuada, y sabe, muchas veces no tiene que ver con el hecho de que sea ó no correcta la manera ni lo que oramos, sino verdaderamente el objetivo de nuestra oración, es decir, en muchas ocasiones no tenemos claro siquiera a qué es a lo que vamos en la intimidad con Dios, le ha sucedido?
Es interesante pensar que para muchos el orar ya es algo tedioso, el tener que ir a la presencia de Dios, el tener que pensar en lo que hizo mal, el tener que pedir perdón, y que no se nos olvide el dar gracias por las cosas que hemos recibido, para luego poder pedir las cosas que queremos y las cosas que verdaderamente nos interesan, seamos honestos a muchos les da flojera el “tener” que orar.
Yo lo entiendo de esta manera, el orar es como el bañarse, es algo que debería de ser parte de nuestro todos los días, pero qué es lo que pasa en un día donde no hay nada que hacer?, qué pasa cuando no tenemos compromisos ó simplemente es un día de asueto donde no haremos nada, el bañarse queda fuera de nuestra agenda, de modo que si podemos, lo evitamos a toda costa el “tener” que bañarnos, pues justo así nos sucede cuando tenemos que orar, el día que no hay planes en nuestro espíritu para con Dios, ese día la oración no hace sentido y la evitamos tanto como podemos, tiene sentido lo que le digo?
Entonces el secreto de la oración está en el tener un objetivo en el orar, no sólo el ir a pedir cosas que en realidad no sabemos si recibiremos y el ir a agradecer algo que ni siquiera sabemos si vino de parte de Dios ó si siquiera nos lo dieron ó simplemente ya estaba ahí, pero, entonces cual es el objetivo de ir a la intimidad con Dios?
Creo que tenemos que partir del hecho de que apretar los ojos y cualquier otra parte de nuestro cuerpo no es orar, y el pedir en voz baja ó en nuestros pensamientos tampoco lo es, el orar tiene que ver con el apartar un tiempo específico para tener un encuentro con Dios, es decir, como una cita, pero más especial aún, porque lo que habrá de suceder en ese tiempo de intimidad debe de ser algo especial, y no tiene que ver con lo que usted haga en ese tiempo, sino con lo que Dios haga y cómo va usted a salir de ese lugar.
En otras palabras, el ira a la intimidad con Dios y el ir a orar tiene que ver con el que Dios le transforme a usted de regreso a su imagen y a su semejanza, cuando vamos a la intimidad con Dios, Él pone su identidad en usted y en mi y nos va transformando poco a poco y nos va moldeando para que podamos salir de ahí, primeramente con algo que dar y segundo con un plan y una visión de lo que habrá de ser el resto de nuestras vidas a partir de ese momento y en cada ocasión debe de ser algo único.
Es por ello que muchas de las cosas que hacemos y de las cosas que somos no tienen cabida en la presencia de Dios y es eso lo que muchas personas no entienden de porqué su oración no funciona, Yeshúa (Jesús) nos dejó muy claro “yo soy el camino, la verdad y la vida y nadie habrá de llegar al Padre si no es por medio de mi”, eso nos explica lo siguiente, Yeshúa (Jesús) tiene la capacidad y el propósito de limpiarnos por medio de su sangre de manera que tengamos la cualidad y la pureza necesaria para poder ir a la presencia del Padre, Él quita nuestro pecado para que podamos entrar confiadamente a donde está Dios, a la intimidad, por tanto nuestros problemas, nuestras quejas, nuestra necesidad y nuestra tristeza no tienen cabida con el Padre, para ello pasamos por el Hijo y somos hechos santos, apartados y puros para Él, tiene sentido?
Esto no es algo nuevo, esto Dios siempre lo tuvo claro y el ejemplo está cuando tuvo su encuentro con Moisés, quien tenía 80 años, de los cuales había vivido 40 como Príncipe en Egipto y 40 como Pastor en el desierto bajo la tutoría de Jethro, y lo primero que le dice Dios es “quítate las sandalias”, las sandalias y el calzado en la Biblia simbolizan el estilo de vida, de modo que le dice, si quieres entrar delante de mi, tienes que dejar afuera tu modo de vivir y tu pasado, aquí, vienes a que te regrese tu identidad y a que te de un plan y una visión y fue justo eso lo que sucedió, entró a ese lugar como Pastor y salió de ahí como conquistador, pero la única razón de que eso pudiera suceder es que no llegó con su estilo de vida delante de Dios.
Orar para nosotros se ha convertido en una rutina de pedir, siendo que debería de ser nuestro deleite y nuestro tiempo de escuchar y recibir instrucción, el día que empiece a entrar a la presencia de Dios como Moisés lo hizo y como Yeshúa (Jesús) nos ofrece, ese día empezaremos a tener una agenda para con Dios, ese día, más que pedir estaremos hábidos de escuchar y emocionados por recibir instrucción, habremos entendido que el propósito de orar no es hablar, ni pedir, sino escuchar para ser transformados y renovados en nuestros entendimientos tal como promete Romanos 12:1-2.
Le invito a que lo pruebe, a que lo intente, tome un tiempo, haga un espacio especial en su agenda para orar y encontrarse con Dios, tenga un tema preparado a tratar con Él, vaya dispuesto a ir solo usted delante de Él y deje a un lado los afanes de su diario vivir, y permita que Dios llene el silencio entre ustedes dos con su voz, con sus maravillas y con el plan perfecto que tiene para usted en la eternidad, le parece?