En ocasiones podemos confundirnos entre lo que creemos y lo que debemos de creer, es cierto que Dios quiere cosas buenas para nosotros, pero también es cierto que no todas esas cosas son agradables a primera vista y que en muchas ocasiones no tienen nada que ver con lo que queremos y con lo que pedimos a Dios.
De la misma manera debemos de tener claro que tener fe no tiene que ver con el sentir algo, sino con el saber algo, saber qué es lo que Dios ha dicho en su palabra, no solo acerca de nosotros, sino de su Reino y de cómo podemos ser parte de Él, y es justo ahí en donde encontraremos las cosas que son verdaderamente buenas de las cuales habla Dios.
Romanos 10:17, nos enseña que la fe viene por el oír la palabra de Dios, eso quiere decir que no solamente debemos de leerla, sino que debemos de repetirla para por así decirlo “creernosla”, como decimos en México, es impresionante la diferencia que hace el hecho de que oigamos lo que leemos, pues es una promesa de parte de Dios que de esa manera creemos.
Piénselo, normalmente usted cree más en las cosas que le han dicho acerca de Dios que las cosas que ha leído ó no?, entonces la palabra es cierta y debemos de poner especial atención en el hecho de mantenernos leyendo y escuchando la palabra, para de esa manera saber qué creer.
Esto se lo digo, porque luego corremos el riesgo de opinar acerca de los asuntos de Dios y no solo perder nuestro tiempo, sino además poner en riesgo nuestra fe y el efecto de Dios en nuestra vida al no recibir lo que esperamos, cuando muchas veces ó no está de acuerdo a la voluntad (palabra) de Dios ó bien no hemos cumplido con la condición de la promesa que desata aquello que ocupa nuestra oración.
He visto a muchísimas personas vivir de acuerdo a algo que ellas dicen dice en la Biblia y en realidad no es así, y aseguran que dice “ayúdate que yo te ayudaré”, y sabe, no es importante que diga ó no diga, es importante que va en contra del principio de la soberanía de Dios, éste no necesita de ayudantes, necesita de coherederos que gobiernen con y para Él para la expansión del Reino.
El lado opuesto a las personas que consideran ayudar a Dios, son aquellas que se abandonan en Él, pero sabe, Dios quiere tener una relación con nosotros, no quiere que le dejemos nuestros problemas y nos olvidemos de ellos y de Él a la vez, la palabra nos enseña que Él lleva nuestras cargas, pero para que eso suceda, debemos de caminar con Él e ir al mismo lugar, pues no dice “se lleva nuestras cargas”, sino “lleva nuestras cargas”, las lleva en su caminar con nosotros, pues debemos de entender que no podemos detenernos en nuestro ejercicio de la fe, como lo aprendimos en la reflexión de ayer.
La fe nos lleva a accionar, pero no como un requisito ni como un intercambio ante lo que queremos, sino la fe nos lleva a hacer todas aquellas cosas que la Biblia nos pide, a vivir una vida de abundancia por ser parte de algo más grande que nosotros mismos y que el núcleo en el que nos movemos, el fe nos lleva a hacer obras que nacen en el corazón de Dios y que tienen como intención el testificar al Dios vivo de la Biblia y darle gloria, por tanto el que no está ocupado a causa de su fe, corre el riesgo como lo dice la cita del día de hoy de ser muerta, pues no funciona de acuerdo al diseño de Dios, quien nos provoca a constante movimiento y a constante cambio, para siempre mantenernos en dependencia de lo que sabemos de aquel al que amamos y llamamos Padre y Dios.
Si lo nota, el creer es fácil, el tener fe es parte de nuestra naturaleza, solo tenemos que hacerlo al estilo de Dios y no al propio, es más cansado y más desgastan el cuestionarnos todo el tiempo lo que creemos y si es que recibiremos aquello que pedimos, cuando la fe, la cual nos lleva a actuar, nos asegura por añadidura todo aquello que necesitamos, no para vivir, sino para gobernar la tierra con gran gloria para Dios.