El problema de la oración de muchos es que no tienen idea de como a qué irían a la presencia de Dios, de modo que ya estando ahí, aprovechan para pedir algo y como diríamos coloquialmente en México, “chicle y pega”, es decir, quien quita y Dios nos da algo, pero de certero no hay nada.

Obviamente y como se imaginará, las cosas no son así, pero la gente lo sigue haciendo porque simplemente no tienen siquiera un tema en común con Dios para conversar que no sean ellas mismas y no tienen contemplado dentro de su mapa mental ni espiritual el hecho de que Dios les hable.

Y si, por difícil que le parezca el hecho, Dios si puede y si quiere hablarle, pero el hecho esta en que le va a hablar cuando Él quiera y de los asuntos a los que a Él le interesan y no el famoso “si’”, “no” y el “tengo algo mejor para ti” que usted se imagina, Dios tiene cosas grandes y ocultas no solo que decirle, sino que revelarle (Jer. 33:3), es decir, no le va a decir algo para que usted se quede muy contento porque lo hizo, sino le va a hablar cosas tremendas llenas de instrucciones, poder y autoridad para que vaya usted y establezca el Reino de Dios en su nombre, transforme al mundo y arrebate a las personas de la ignorancia en la que viven.

Y dirá usted “esto no es para cualquiera” y tiene usted razón, no es para cualquiera, pero no tiene usted que ser “especial” para que esto suceda, todo lo que tiene que hacer es nacer de nuevo, para que Dios le dé ese espíritu que le permite escuchar su voz y le permite diferenciar entre sus pensamientos, sus sentimientos y la voz de Dios, después de esto, es cuestión de tiempo, Él le hablará, ya sea por medio de su palabra, por medio de otros, e incluso audiblemente, pues siempre se asegurará de que usted sepa que fue Él quien le habló y que lo que le dijo tiene un propósito y un tiempo para cumplirse.

Dios no solo pretende hablarle, pretende revelarle sus secretos, pretende mostrarle su Reino y pretende que usted pueda por medio de lo que escucha de Él entrar en la dimensión de la eternidad en la que Él habita, donde los milagros son cosa cotidiana, donde la abundancia es el único estado que se vive y donde la gloria es siempre de Él.

Por tal entendemos que ir a la presencia de Dios a hablar de nuestros problemas y de nuestra escasez y a pedir cosas que no sabemos si recibiremos puede llegar a ser una pérdida de tiempo, si tomamos en cuenta que Dios nos ha dicho que tiene pensamientos de bien para nosotros y que todo lo que tenemos que hacer es ir a escucharlos para que nos sean revelados y solo tengamos que hablar y declarar con nuestra boca las siguientes cosas que habrán de suceder en nuestras vidas y con el fin de extender su Reino.

Yo le recomiendo 2 cosas, primero, empiece de una vez por todas a leer su Biblia con constancia y empezando de principio a fin y segundo vaya a la presencia de Dios sin su celular, sin apuros y sin nada que decir, deje que sea Él quien llene el silencio y quien haga que sus dudas, sus temores y sus heridas desaparezcan sin siquiera tener que mencionarlos por el efecto de su voz y su revelación.

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