Todas las personas quisieran ser bendecidas, pero desafortunadamente no todas lo son y eso aunque usted no lo crea, tiene una razón y tiene que ver con el hecho de que muchas personas no tienen una idea de qué se trata el ser bendecido y como es que se pueden visualizar de esa manera.

Muchas veces tiene que ver con el hecho de que las personas entienden como bendición el hecho de que les sucedan ciertas cosas y Dios responda ciertas plegarias, siendo que en realidad la bendición tiene que ver con un estilo de vida no sujeto a las circunstancias, y es cuando podemos entender y visualizar eso que nuestra vida cambia.

Primeramente debemos de tener muy claro que el hecho de ser bendecido no tiene que ver con el recibir cosas o que Dios responda ciertas peticiones o plegarias, el ser bendecido tiene que ver con la definición de bendición que viene de bien-decir, es decir, cuando Dios habla a favor de nosotros y ahora bien, la palabra de Dios es permanente, no sujeta a circunstancias o a situaciones que caducan a causa de nuestra actitud o a las cosas que hacemos.

Ahora bien, el ser bendecidos tiene que ver con nuestra visión, debemos de tener una, es decir, debemos poder visualizarnos siendo bendecidos y debemos de poder visualizarnos funcionando en bendición, ya que de lo contrario la bendición nunca llegará, es decir, si estamos esperando que Dios nos dé algo o nos cumpla una petición, ese algo o esa petición tendrán un efecto pasajero y con ello la garantía de que lo que pedimos no viene de Dios, ya que no tiene su sello, lo eterno y lo duradero.

Pero cuando nos damos cuenta que el ser bendecido tiene un propósito y va más allá de hacernos sentir bien y hacernos ver como consentidos de Dios, sino parte de algo más grande y con un propósito más allá de solo complacernos, es cuando establecemos un ambiente ideal no solo para que la bendición llegue, sino se quede en nuestras vidas.

Es por eso que me emociono cuando veo citas como la de hoy, donde el Salmista se identifica a sí mismo como un hombre bendecido y se representa como un árbol, y aquí es donde hay que entender varias cosas.

Cuando el Salmista se visualiza a sí mismo ó a cualquier hombre en bendición como un árbol, lo primero que podemos entender es que este hombre no es un hombre improvisado, es decir, no acaba de llegar, un árbol no aparece de la noche a la mañana en un lugar, sino que sembró fue paciente, creció, dio renuevos y ahora todos lo pueden ver como alguien firme y establecido, hay muchas personas que se marean con le bendición y se olvidan de quien los bendice, porque no entienden cual es la relación con la fuente de la bendición y no están dispuestos a ser establecidos como árboles permanentes en un lugar o en una posición.

Segundo, un árbol tiene la capacidad de dar sombra a otros, es decir, sus beneficios alcanzan a cubrir a otras personas, les permiten disfrutar el cobijo de lo que Dios habla sobre aquel al que llama bendecido y sobre todo el hombre que vive en bendición es generoso y se preocupa de los demás todo el tiempo, no piensa en recibir sino en cubrir a otros.

Tercero, un hombre en bendición está plantado como árbol y tiene raíces, es decir, tiene fundamentos, o bien principios que no le permiten moverse o asustarse ante las circunstancias cuando estas parecen adversas, por el contrario, encuentra en lo que conoce de Dios su paz y no permite que nadie ni nada le haga titubear.

Note como también el Salmista describe que éste árbol está plantado junto a corrientes de aguas, es decir, la palabra de Dios se describe a sí misma como agua, de manera que aparece en la Biblia cientos de veces y aquí no es la excepción y hace notar que cualquier hombre en bendición se alimenta constantemente de la palabra de Dios la cual se mueve y da vida y no vive solo de cosas que alguna vez le dijeron ó le inculcaron, sabe que el agua se renueva y se mueve y le da frescura a su día a día.

Por tanto podemos y debemos de entender que el vivir en bendición va más allá de recibir cosas o vivir libres de problemas, por el contrario, el que vive en bendición es alguien capaz de dar todo el tiempo y enfrenta constantes adversidades porque Dios ha puesto en él la capacidad de hacerlo y salir exitoso en todas las ocasiones, así como los árboles del campo que sobreviven a todas las tormentas y se mantienen firmes, porque no entienden otra mejor manera de vivir.

Por tanto, si anhela usted ser bendecido en su vida, debe de visualizarse a usted mismo como Dios lo ve, como a árbol plantado junto a corrientes de agua y será entonces que empezará a tener esa vida que tanto anhela.

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