Uno de los problemas más terribles de estos tiempos es que las personas viven en la incertidumbre acerca de quienes son y de aquello que les depara el futuro y pagan cantidades de dinero impresionantes en psicólogos quienes indagan en sus pasados para buscar su identidad y otras cantidades similares en adivinos y brujos que les lean las cartas, las manos y no se que otras cosas para que les digan que es lo que les espera en el futuro, consultan horóscopos y andan buscando alguien que sepa algo sobre ellos que ellos no sepan ya.
Como resultado de estas prácticas las personas se llenan de la consciencia de sus errores y sus malas personalidades y frustradas por no poder alterar sus futuros y viven enfocados en sus problemas y posterior a hacer las cosas contrarias a las que Dios les indica, le ruegan sea Él quien enderece sus vidas y le dejan el “paquetito” ya que ahora tienen fe de que Él lo hará.
Pero la fe no tiene que ver con estar conscientes de nuestros problemas y pretender que Dios los arregle y que “por algo” el “permitió» que nos encontráramos en estas condiciones, la fe tiene que ver con saber quienes somos por medio de la palabra de Dios y más importante aún, por medio de la identidad de Dios que puede ser replicada en nosotros y el futuro certero y exitoso que tiene planeado en nosotros, donde no hay nada oculto y el “por algo” no tiene cabida.
Cuando decidimos entrar a la presencia de Dios, la verdad es que vamos a todo menos a pedirle nada, en verdad el objetivo de ir a la presencia de Dios es a conocerle a Él y a descubrir en nosotros su personalidad y cómo es que somos capaces de hacer todas aquellas cosas que la Biblia habla de nosotros, cómo es que no necesitamos que Él haga cosas en nuestra vida, sino tenemos en nosotros su poder por medio de su Espíritu para hacerlas nosotros y dejar en claro al mundo quien es Él y que su favor está con nosotros.
Como Pastor he aprendido que la intimidad con Dios se nota, es decir, se puede detectar fácilmente a una persona que ora, a una persona que lee la Biblia y a una persona que tiene frecuente intimidad con Dios de una que no lo hace, pero las personas creen que nos pueden engañar porque “nadie sabe lo que pasa en nuestra intimidad”, pero no es así, cada persona que frecuenta la intimidad de Dios es transformada frecuentemente y renovada en su espíritu, no hay manera de negar el efecto de Dios en ellas, y hay personas que llevan siempre la misma vida con los mismos efectos y las mismas consecuencias de las mismas acciones que simplemente no cambian y dicen tener una relación con Dios.
Pero no es mi papel el juzgar ni diferenciar las relaciones que tienen las personas con nuestro Creador, sino el platicarle de lo que pasa en la intimidad con Dios y de lo que Dios promete acerca de eso, para que podamos vivirlo y tener una vida gloriosa.
Me encanta la cita de hoy y más aún porque viene en el antiguo testamento el cual para muchos es obsoleto y no aplica en nuestra época actual, pero note como Dios promete a Samuel una de las cosas más impresionantes que todas las personas buscan en la actualidad, le promete que profetizará (es decir que hablarán lo que habrá de pasar, les será revelado el futuro) y será transformado en una persona diferente.
Wow!, la oración de todos en una sola promesa, el cambiar, el ser diferentes, sin defectos y sin malos hábitos y el poder saber lo que el futuro nos depara, todo solo por la presencia del Espíritu de Dios en nuestras vidas y esto provocado por nosotros ir a su presencia, parece inaudito, no?
Creo que esto le da una buena idea y espero que le sea una razón suficiente para querer ir a la presencia de Dios de manera frecuente, no?, que prefiere?, seguir caminando a la sobra de ese dios que “por algo hace las cosas”, o de la mano del Dios que lo transforma una persona diferente y le revela el futuro?