No hay nada mas cierto en nuestra vida cotidiana que el hecho de que Dios nos ha hecho a su imagen y semejanza y es precisamente de esa manera que debemos de vivir y de actuar, con la idea de que somos a la imagen de Dios y de que tenemos que reflejar su naturaleza en todo tiempo, pero por alguna razón solamente tomamos en cuenta algunos aspectos de su naturaleza y no todos.
Lo mas normal es el pensar que Dios es bueno y es amor por tanto tenemos que ser “buenos» y querer a todos que en realidad se traduce en ser amables con los demás para que puedan hablar bien de nosotros, pero en realidad, la cosa va mucho mas allá de eso.
Piénselo de esta manera, Dios es 3 en 1, es Padre, lo cual habla de autoridad, majestad, disciplina, dominio propio, todo eso es parte de nuestra responsabilidad, Dios también es hijo, que no solo es amor, sino la capacidad de dar la vida por alguien más, esto es una gran responsabilidad, pero Jesús nos mostró que tenemos la capacidad de hacerlo y por último, Dios es Espíritu, el cual es el portador del poder de Dios y el que nos capacita no solo para hacer cosas sin igual en lo visible, sino también en lo invisible.
Hay personas que entienden este concepto de manera equivocada, suelen decir que no son personas religiosas, sino espirituales, pero si entendieran adecuadamente el concepto, entenderían que aquel que es espiritual obedece al Espíritu (note como la clave esta en la palabra obedecer) y éste a su vez siempre nos lleva de regreso a la palabra de Dios, por tanto la palabra de Dios y lo espiritual están directamente ligados.
Es por eso que no podemos ni debemos entender que las cosas espirituales son asunto de Dios, por el contrario, son asunto nuestro también, ya que Dios nos envió a gobernar la tierra y el Espíritu Santo nos capacita para hacerlo pero no en lo físico, sino en lo espiritual.
Muchas personas no lo entienden o no lo quieren creer, pero existe un mundo espiritual en medio del cual vivimos y el cual afecta nuestras vidas y sobre el cual tenemos que tener control y dominio, si no, para qué nos lo habría mostrado Jesús?
Jesús mostró que hay enfermedades relacionadas con el espíritu y que hay espíritus que no salen de nosotros sino con oración y con ayuno, pero que siempre que nos dispongamos a echarlos de nosotros, Él nos da su respaldo en poder para hacerlo.
Nadie que se diga cercano a Dios esta libre del mundo espiritual, por el contrario, entra en la dimensión del Dios que es Espíritu y retoma su identidad a imagen y semejanza de aquel que le envió a la tierra.
Por tanto, es imprescindible que si usted pretende gobernar esta tierra para Dios, entre en contacto con su lado espiritual, para que no solo lo físico y natural se le sujete, sino lo espiritual y sobrenatural también, para que lo visible y lo invisible le reconozcan como un verdadero Hijo de Dios.