Curiosamente las personas creen que el Diablo está ahí solo para hacerlas trompetear y pecar de manera recurrente, pero en realidad eso es algo que en realidad hacemos más nosotros por nuestra cuenta, pues no hemos soltado esas cosas que decimos que están mal pero que en realidad disfrutamos, el Diablo ó nuestro adversario como la Biblia lo nombra en realidad está hablando constantemente a nuestro oído con la intención de robarnos la paz, destruir lo que Dios ha hecho en nosotros y matar el propósito de Dios en nosotros, si lo nota, es más delicado de lo que pensábamos.
Así es, esa voz que nos dice todo el tiempo “no puedes”, esa voz que nos acusa todo el tiempo, esa voz que nos pone límites ó bien que nos predispone todo el tiempo acerca de las personas ó las situaciones es la del Diablo quien está tratando de hacer aquello que nos aleje no de Dios sino de la identidad que Dios dispuso para nosotros y que nos lleva a poner en práctica el carácter y la personalidad de Dios, que nos aleja de ese propósito específico que Dios tiene para nosotros y que tiene que ver con la llanura del Espíritu Santo y es de eso de lo que le quiero hablar el día de hoy.
El propósito de Dios no es que vayamos al cielo como una recompensa de ser “buenos” el propósito de Dios es que no nos perdamos de nada de lo que preparó para nosotros desde esta tierra y tiene que ver con 2 cosas en específico, la primera es que seamos salvos, es decir que seamos rescatados por el efecto de la cruz y que podamos nacer de nuevo, es decir que dejemos de vivir como el mundo vive y de solo entender lo que el mundo entiende y segundo que seamos llenos del Espíritu Santo.
Qué es ser llenos del Espíritu Santo?, el permitir que la identidad de Dios opere en nosotros, que las promesas del Antiguo y del Nuevo Testamento se hagan tangibles y naturales en nosotros de modo que podamos cumplir con nuestro papel, para que los milagros, las sanidades y aun las multiplicaciones de las que habla la Biblia sean parte de nuestra vida cotidiana y dejemos de sufrir acerca de las cosas materiales y las cosas que nos atan a la tierra, si lo piensa en realidad es muy sencillo, pero es ahí donde el Diablo entra y se mete en nuestro oído, de ahí en nuestro corazón, hasta llegar a nuestra lengua que nos lleva a confesar cosas contrarias a nuestra naturaleza y nos estanca en una vida sin resultados de acuerdo a lo que Dios nos prometió.
Es por eso que es tan delicado el vivir una vida sin la constante presencia de la palabra de Dios, ya que sin ella, no tendremos presentes las promesas, la voz ni el efecto de Dios en nosotros y estamos expuestos a los engaños de nuestro adversario quien hará su habitar permanente en nuestro oído, corazón y lengua y nos hará vivir bajo su constante efecto hasta destruirnos.
Lo ha notado?, el objetivo del Diablo es mucho más que hacernos “portarnos mal”, nos inunda de constantes pensamientos que nos roban la paz, que matan nuestra identidad y destruyen el propósito de Dios en nosotros y si no nos cuidamos, estaremos destinados a desfallecer en el anonimato de la tierra y no a vivir en la gloria del Dios Todopoderoso, qué es lo que usted prefiere?