Hace días que medito en la diferencia entre las cosas “del mundo” y las cosas de Dios y con esto me refiero a lo claro y tangible que es un mundo y el otro, no tanto en la idea de despreciar “lo malo” y abrazar lo bueno, sino la idea de entender y diferenciar una cosa de la otra con la intención de tomar decisiones sabias.
Para muchas personas el tomar decisiones sabias tiene que ver con el hecho de “sentir paz” en su corazón, es decir, si se siente “bien” es bueno, pero si no, a lo mejor es del Diablo, pero creo que no podemos solo basarnos en un sentimiento, sobre todo tomando en cuenta que la Biblia nos enseña que no hay cosa más engañosa que nuestro corazón y es justo de nuestro corazón de donde emanan nuestras emociones.
Con esto no puedo el invalidar las “corazonadas” pues es también justo en nuestro corazón que Dios pretende habitar, pero si tenemos que tomar mucho en cuenta que no va a ser por medio de emociones que Dios nos hable, sino por revelación y existe una marcada diferencia entre ambas y lo iremos viendo a lo largo de estas publicaciones.
Pero en realidad me gustaría el dejarle claro por qué es riesgoso el tomar decisiones basados en nuestras emociones y eso tiene que ver con el mundo espiritual y con una enseñanza que me recordó la profeta Isabel Contreras hace unos días.
Si usted recuerda, la Biblia empieza hablando acerca del Espíritu Santo, el cual en el libro de Génesis es descrito como alguien que se mueve sobre las aguas (agua es uno de los símbolos que la palabra de Dios usa para describirse a sí misma en la Biblia) y me gusta ver que el Espíritu de Dios se haga ver a sí mismo en un ambiente fresco y atractivo, de hecho en el Nuevo Testamento, la Biblia nos dice que cuando el Espíritu de Dios habite en nosotros y tenga su efecto, ríos de agua viva brotarán de nosotros, es decir así como se mueve sobre las aguas, cuando él esté sobre nosotros esas aguas brotarán de nuestro interior.
Ahora bien, sabemos que por mientras no hayamos dado entrada a nuestro corazón a Dios y en específico a Yeshúa (Jesús), éste corre el riesgo de estar habitado por otro tipo de espíritus, los cuales son llamados por muchos “demonios” los cuales según nos indica la cita de hoy, habitan en lugares secos cuando son echados fuera de nosotros, lo nota?, en ambientes completamente opuestos a lo que la Biblia dice del Espíritu de Dios.
Pero note también que dice que andan buscando donde habitar, de modo que podemos entender que cuando encuentran un corazón el cual los reciba van a sentir ese reposo y tranquilidad que muchos buscan e incluso pueden confundir con “paz” y es ahí donde nuestro corazón corre el riesgo de ser engañado.
Con esto podemos entender de parte de Dios que no solo es el reposo y la paz lo que nos dé una señal que algo es de Dios, sino que esté alineado con la palabra de Dios y que además de eso nos refresque y anime, si no tiene todos estos elementos estamos en riesgo de cometer un error ó de actuar impulsivamente.
Dios sabe esto y es justamente por ello que nos dejó por escrito todas estas cosas en su Biblia, de manera que nos detengamos y aprendamos a vivir de acuerdo a su identidad y no la del mundo y a que pidamos de su ayuda, pero no solo para salir del paso, sino para que nos ayude a tener efectos duraderos y permanentes como su Reino.
Y ya que tocamos ese tema, el tipo de efecto que buscamos determina la fuente de donde vienen nuestras decisiones, pues en realidad las decisiones rápidas y para salir del paso son de nuestro adversario el Diablo, siendo que las que a veces no dimensionamos por completo a causa de nuestra desesperación y exceso de emoción solo son una solución temporal y que nos tranquilizan, pero no solucionan nada.
Por tanto, medite en qué tipo de sensación de “paz” tiene, aquella de un espíritu que anda en lugares secos y que busca desesperadamente un lugar fresco donde habitar?, ó bien una sensación de claridad, visión y frescura que le indica todo un camino por el cual caminar?