En ocasiones deberíamos de considerar los términos que muchos por hábito de inmediato descartan, cómo el término religión, que para muchos significa la actitud impositiva, llena de juicio y limitativa que las personas que se connotan a sí mismas como cercanas a Dios usan para señalar a los demás, sin embargo, religión viene del vocablo latín religare que significa reconciliar, es decir, aquel que se entiende como religioso, se entiende reconciliado con Dios (cosa que solo se puede hacer por medio de Yeshúa (Jesús)) y por tanto las actitudes de Yeshúa (Jesús) son las que deben de predominar el él ó ella.
Recuerde que cuando fuimos creados, teníamos la imagen y la capacidad de expresar la naturaleza de Dios (semejanza) y esa es la capacidad que Yeshúa (Jesús) nos regresó al momento de derramar su sangre en la cruz, él es el medio, pero a su vez el objetivo que perseguimos en esta vida.
Por tanto, el que alguien nos viera ó nos entendiera como religiosos debería de ser un privilegio y no un agravio, si lo piensa detenidamente, es algo a lo que deberíamos de aspirar, pues normalmente caminamos en nuestro diario vivir con ese “cargo” de consciencia de que no estamos haciendo lo suficiente ó de que deberíamos hacer más por nuestra relación con Dios, cuando en realidad todo lo que necesitamos es permitir que Yeshúa nos reconcilie con el Padre y desate el poder de su Espíritu en nosotros.
Cuando entendemos esto, podremos identificar inmediatamente el efecto de esa reconciliación y de la participación activa del Espíritu de Dios en nosotros, pues lejos de ser aquellos quienes identifican las actitudes y acciones erróneas y pecaminosas de los demás, seremos aquellos quienes contagian a los demás del efecto del Espíritu de Dios y damos palabras de aliento, frescas y renovadoras a nuestros interlocutores.
Me emociona la cita de hoy, realmente me anima que mi corazón y el de todos aquellos que creen pueda ser una fuente de ríos de agua viva, pues eso quiere decir que nuestra cercanía a Dios, no solo da consuelo, sino refrescará a todo aquel que se acerque a nosotros y tendrá como beneficio el efecto de Dios en nosotros, siendo religiosos por haber sido reconciliados con Dios y no religiosos por ser aburridos, impositivos y limitadores de la vida de los demás.
Es por eso que nos es tan importante el conocer la palabra de Dios, para que nuestro entender acerca de él y su Reino sea renovado y retado constantemente de modo que podamos siempre crecer hacia él y de regreso a su semejanza, de modo que lleguemos al punto donde las personas nos dejen de percibir a nosotros y solamente lo puedan ver a él!
A veces nos puede dar pena que alguien llegue a opinar que somos religiosos, siendo que en realidad es eso lo que Dios espera de nosotros, en ocasiones nuestro hablar es solo un “chorrito” ó un pequeño “arroyo”, pero Dios espera que nuestro hablar sea no solo un río sino ríos en plural, pues así como los 4 ríos que salían del edén que regaban la tierra, así deben de ser las palabras que emanan de nuestros corazones y que impregnen, impacten y transformen nuestro entorno y a quienes habitan a nuestro alrededor.
Cómo ve?, acepta el reto de ser religioso como Dios espera que lo seamos?, ó seguirá siendo esa persona que tiene más miedo de lo que los demás opinan de ella y que vive limitada en su fe?