Para muchas personas el acercarse a Dios tiene que ver con el hecho de sentir algún tipo de alivio y descanso y a la vez relajar su consciencia que les acusa todo el tiempo, pero como en realidad no están seguras de como hacer esto, simplemente evitar ir a la presencia de Dios ante la frustración de no saber “hacer las cosas bien” y no recibir lo que esperan en ese supuesto encuentro con Dios.
Por otro lado, creen que cuando suceden cosas difíciles ó adversas tienen que ver con Dios castigándoles ó bien recibiendo el pago por aquello “malo” que hicieron y deciden aceptar esas cosas que Dios “por algo” hace en sus vidas, siendo que en realidad nunca le invitaron a su ejercicio de fe ó a ser parte activa de su vida y sin entender que Dios en realidad es un caballero que no participará en donde no le han invitado.
Esto se lo digo, porque Dios antes de hacer cosas “buenas” en nuestra vida y antes de que Dios nos comience a bendecir como muchos creen, pretende tener una relación consciente con nosotros en donde nos revele primero cual es su plan y segundo cuales son las cosas que debemos de esperar de su intervención en nuestro diario vivir.
Dios entiende que la tierra y la vida cotidiana está gobernada por un ambiente hostil y sabe, pocos están preparados para ese ambiente, pero ojo, Dios no nos envió a que fuéramos víctimas de ese ambiente, ni a que ese ambiente tuviera algún tipo de repercusión en nuestra diaria manera de vivir, sin embargo muchas personas viven bajo el efecto de lo que pasa a sus alrededores y luego suelen “culpar” a Dios diciendo “Dios por algo hace las cosas”.
Dios nos envió a tener dominio sobre las cosas del mundo, y sobre todo nos dijo que el mundo, por rudo que este pareciera, ya fue vencido por él, de modo que no venimos ni a luchar ni a sufrir, sino a gobernar.
De modo que si tenemos eso claro, debemos de venir, así como le decía un par de párrafos antes, bien preparados, a modo de que lo que pasa a nuestro alrededor lejos de afectarnos ó influirnos, sea transformado por medio de nuestra simple y llana presencia con la identidad adecuada, así como Dios pretende enviarnos.
Y mientras desarrollamos esa identidad, Dios pretende que vistamos una armadura que nos proporciona esas armas que no nos llevan a pelear, sino que nos previenen de lo que le pasa a todo mundo, entre las cuales está el caer reiterativamente en el mismo error y en el mismo pecado una y otra vez, lo cual solo nos causa culpa y dolor y nos alejan del propósito que Dios tenía para desarrollar en nosotros.
Dios no espera que seamos valientes, ni que aprendamos a aguantarnos nada, Dios quiere que tengamos dominio y para ello tiene que transformar nuestra identidad dándonos un carácter como el suyo, por eso es que nos da una armadura la cual el momento que decidamos usar, nos propiciará el ambiente necesario para que dejemos de ver las cosas del día a día y podamos enfocar nuestra atención en las cosas que Él habla, que Él espera y que Él demanda.
Es por eso que para muchas personas es tan difícil el “acercarse” a Dios, pues pretenden cambiar su manera de pensar y de ser sin vestirse con la armadura de Dios, les es imposible el lidiar con las cosas del día a día y encima de eso fingir vivir una “vida gloriosa” y no las culpo, eso es no prácticamente, sino literalmente imposible, no funciona de esa manera, no se puede, debemos de empezar por nacer de nuevo y vestirnos adecuadamente, solo de esa manera podremos caminar adecuadamente, lo había pensado?