Muchas personas tienen idea de que con su pecado hacen enojar a Dios, y que tendrían que recibir un castigo por fumar de nuevo ó porque dijeron que dejarían cierta actitud y no lo han hecho, pero en realidad es más simple y más sencillo que eso.

Piénselo detenidamente a Dios en realidad no le sirve de absolutamente nada el que usted y yo nos portemos “bien”, él no recibe ningún tipo de beneficio de ello, a lo mejor a nosotros nos puede servir, pero en realidad es solo en parte, pues el que no hagamos aquellas cosas a las que tiende nuestro corazón, no evita que pensemos en ellas y que las anhelemos y que habiten en nosotros todo el tiempo y tampoco evitan ser pecado solo por el hecho que no las practiquemos en físico.

Lo que Dios planeó para nosotros es que conquistáramos la tierra, lo que Dios siempre ha querido es que tengamos una vida gloriosa y no menos, lo que Dios siempre ha anhelado es que el poder del Espíritu Santo sea manifiesto en nosotros de manera tangible y de manera constante.

Por tanto si algo hace que Dios se enoje, si algo hace entristecer a Dios es el que nos atrevamos a vivir una vida limitada, a que permanezcamos en una mediocridad espiritual y el que no reflejemos cada una de las promesas de la Biblia.

Si nos detenemos un momento en el ejercicio de nuestra fe, Dios no sacó a los Israelitas de Egipto de la manera espectacular como lo hizo para ver si es que pudieran conquista la tierra prometida, lo que si, es que cuando los israelitas decidieron vivir de una manera limitada, un proceso que tenía destinado durar tan solo 40 días se convirtió en uno de 40 años, todo porque no entendieron que cuando se dijeron hijos de Dios y se declararon bajo su cobertura, su naturaleza y sus capacidades habían cambiado por completo.

Me gusta pensarlo y entenderlo de esta manera, el leer la Biblia para cualquier persona pudiera ser una cosa imposible e incluso aburrida, pero para un hijo de Dios quien ha recibido la naturaleza de Dios, el leer la Biblia debería de ser algo natural, y no es que las cosas cambien de la noche a la mañana solo porque si, sino que debemos de entender que Dios desea desarrollar su naturaleza en nosotros y que cada día nos pareceremos más a él, que cada día seremos más sensibles a su presencia y que todos los días serem Muchas personas tienen idea de que con su pecado hacen enojar a Dios, y que tendrían que recibir un castigo por fumar de nuevo ó porque dijeron que dejarían cierta actitud y no lo han hecho, pero en realidad es más simple y más sencillo que eso.

Piénselo detenidamente a Dios en realidad no le sirve de absolutamente nada el que usted y yo nos portemos “bien”, él no recibe ningún tipo de beneficio de ello, a lo mejor a nosotros nos puede servir, pero en realidad es solo en parte, pues el que no hagamos aquellas cosas a las que tiende nuestro corazón, no evita que pensemos en ellas y que las anhelemos y que habiten en nosotros todo el tiempo y tampoco evitan ser pecado solo por el hecho que no las practiquemos en físico.

Lo que Dios planeó para nosotros es que conquistáramos la tierra, lo que Dios siempre ha querido es que tengamos una vida gloriosa y no menos, lo que Dios siempre ha anhelado es que el poder del Espíritu Santo sea manifiesto en nosotros de manera tangible y de manera constante.

Por tanto si algo hace que Dios se enoje, si algo hace entristecer a Dios es el que nos atrevamos a vivir una vida limitada, a que permanezcamos en una mediocridad espiritual y el que no reflejemos cada una de las promesas de la Biblia.

Si nos detenemos un momento en el ejercicio de nuestra fe, Dios no sacó a los Israelitas de Egipto de la manera espectacular como lo hizo para ver si es que pudieran conquista la tierra prometida, lo que si, es que cuando los israelitas decidieron vivir de una manera limitada, un proceso que tenía destinado durar tan solo 40 días se convirtió en uno de 40 años, todo porque no entendieron que cuando se dijeron hijos de Dios y se declararon bajo su cobertura, su naturaleza y sus capacidades habían cambiado por completo.

Me gusta pensarlo y entenderlo de esta manera, el leer la Biblia para cualquier persona pudiera ser una cosa imposible e incluso aburrida, pero para un hijo de Dios quien ha recibido la naturaleza de Dios, el leer la Biblia debería de ser algo natural, y no es que las cosas cambien de la noche a la mañana solo porque si, sino que debemos de entender que Dios desea desarrollar su naturaleza en nosotros y que cada día nos pareceremos más a él, que cada día seremos más sensibles a su presencia y que todos los días seremos más y más parecidos a él, empezando por nuestra manera de vivir.

No es algo que nosotros haremos por nuestras propias fuerzas, no, pero si es algo que debemos de permitir e incluso debemos de pedir a Dios que haga, que nos revele, nos enseñe y nos rete a hacer.

La Biblia lo dice muy claro, la fe sin obras es muerta, por tanto el solo “creer” no es siquiera cercano a lo suficiente, Dios espera que el creer nos mueva y nos lleve a la siguiente dimensión, pero eso como parte de un proceso constante, eso como una actividad recurrente y como algo que nos distinga y diferencie de quienes no creen, para que estos a su vez, sean animados por nuestra fe.

Cada vez que pensamos en lo imposible, hacemos enojar a Dios, cada vez que le permitimos a Dios retarnos y creerle, es el momento que podemos sabernos no solo con él, sino caminando en la misma dirección y a su mismo ritmo, así como hizo Enoc, entonces es que transformaremos el mundo y cumpliremos verdaderamente nuestro propósito. os más y más parecidos a él, empezando por nuestra manera de vivir.

No es algo que nosotros haremos por nuestras propias fuerzas, no, pero si es algo que debemos de permitir e incluso debemos de pedir a Dios que haga, que nos revele, nos enseñe y nos rete a hacer.

La Biblia lo dice muy claro, la fe sin obras es muerta, por tanto el solo “creer” no es siquiera cercano a lo suficiente, Dios espera que el creer nos mueva y nos lleve a la siguiente dimensión, pero eso como parte de un proceso constante, eso como una actividad recurrente y como algo que nos distinga y diferencie de quienes no creen, para que estos a su vez, sean animados por nuestra fe.

Cada vez que pensamos en lo imposible, hacemos enojar a Dios, cada vez que le permitimos a Dios retarnos y creerle, es el momento que podemos sabernos no solo con él, sino caminando en la misma dirección y a su mismo ritmo, así como hizo Enoc, entonces es que transformaremos el mundo y cumpliremos verdaderamente nuestro propósito.

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Un comentario

  1. JOAQUIN GOMEZ

    Bién, excelente René, así, repetido, de verdad que sólo así me entra por un lado y no me sale por el otro, gracias y bendiciones todas !!