En el mundo se suele decir que no se debe de hablar de futbol, política ni religión cuando se está con desconocidos, y esto lo hacen con la intención de no meterse en problemas y no salir enojados con sus interlocutores.
Es mi muy personal opinión que en realidad no es así, la mayoría de las personas suelen opinar de estos temas, pero en realidad no tienen el fundamento para hacerlo y pueden llegar a sentirse exhibidas e incluso ofendidas y esa es creo la principal de las razones por las que muchos opinan que no se debe de hablar de estos temas.
En lo personal disfruto mucho del futbol, de hecho, agradezco mucho cuando alguien me invita al estadio, soy de las personas que más ponen atención al partido y me emociono ante la habilidad física y técnica de los jugadores, y aunque muchos no lo saben, tengo muchos amigos en el mundo del futbol y es parte de mi fascinación el hacer preguntas acerca del argot futbolero y empaparme aunque sea un poco y a ratos de lo que pasa en las canchas.
Sin embargo, no me atrevería a opinar al respecto, creo que he metido un par de goles de “chiripa” en toda mi vida y mi conocimiento es periférico en este tema, sin embargo como lo dije previamente, trato tanto como puedo, de conocer más del tema y escuchar a quienes viven inmersos en este mundo.
En temas de política la Biblia me recuerda constantemente (Romanos 13) que tengo las autoridades que merezco, por tanto, antes de abrir mi boca, trato de escuchar a los políticos, trato de entender su manera de proceder y trato de encontrar mi propio corazón en sus acciones para poder corregir aquello que no está bien y actuar siempre en justicia, de modo que antes de hablar, oro por ellos, bendigo sus vidas y confío que tanto ellos como yo, hemos sido salvados por el mismo Cristo y llamados a la misma eternidad, no hablo de política, pero escucho tanto como puedo.
Con el tema de la fe (al que muchos llaman religión) es muy pero muy distinto, pues no solo me he tomado el tiempo de conocer la palabra, sino he pasado mucho tiempo en la presencia de Dios y he confirmado una sola cosa, que me rescató no para ser amable, sino para arrebatar al mundo de las garras del Diablo y de la ignorancia, por tal, con mucho amor y con mucho respeto, hablo tanto como puedo de lo que la Biblia habla y de lo que Dios me ha revelado, entendiendo que todo esto debe de ser de edificación para las personas, es la intención de Dios y la mía también el construir sobre las personas y no el demeritarlas por medio de lo que hablo.
Alguna vez alguien me enseñó (con fundamento bíblico) que para identificar un mensaje como de Dios, tenía que cumplir con 3 condiciones:
1.- debe de edificar, es decir, debe de llevar a las personas a un crecimiento, debe de ser un tema interesante y relevante para quien lo escucha, debe de ser con la intención de que las personas crezcan y no de que nuestra fe ó nuestro conocimiento sean enaltecidos.
2.- debe de redargüir, es decir, debe de confrontar a las personas, pero no con su consciencia y no con su pecado, sino con la oportunidad de Cristo, en otras palabras, debe de poner frente a las personas una perspectiva y una visión de lo que Dios quiere hacer en ellas, no de lo que han hecho, siempre viendo hacia adelante y nunca viendo hacia atrás.
3.- debe de exhortar, toda enseñanza de Dios culmina con un llamado a la acción en otras palabras, termina dejando claro qué hacer y cómo empezar a hacerlo, deja claro qué es lo que habremos de orar y cómo esperamos que Dios intervenga, creo que una de las peores cosas que podemos lograr es que una persona que nos escuchó hablar de Dios diga “tengo muchas cosas por hacer”, pues eso quiere decir que no le quedó claro por donde es que tiene que empezar.
La cita de hoy nos dice que nos es necesario conocer la palabra y creer en ella y que eso nos dará el fundamento para hablar y tenemos 2 opciones, el hacer como hago yo con el futbol y la política, ser “simpatizantes” y escuchar atentamente, ó bien, entender que Dios nos creó con la intención de que saliéramos a las calles y habláramos de su palabra a los demás, no con la intención de abrumarlos como hacen ciertas agrupaciones, sino con la capacidad celestial y sobrenatural de fascinar a las personas y dejarlas con el hambre necesaria de meterse a fondo con el Dios de los Cielos al que casi todos dicen amar, pero pocos conocen, no lo cree?