Considero en mi personal opinión que una de las peores cosas que podemos hacer en nuestra relación con Dios es hacer intercambios con Él y pensar que porque hacemos una cosa, recibiremos otra a cambio y es justo eso algo que sucede al menos en nuestras mentes y corazones cuando leemos la cita de hoy.

Sabe, curiosamente cuando leemos la cita de hoy, nuestros ojos se enfocan en la famosa añadidura y como es lo único que en realidad nos interesa, tratamos a como de lugar el que podamos tener acceso a ella, de modo que somos capaces de hacer cualquier cosa con tal de obtenerla, hasta “ser cristianos”, sin tomar en cuenta que Dios no funciona de esa manera.

El problema al ignorar el resto de la cita es que nos perdemos del hecho de entender que Dios no habla sobre “ser buenos” ni de hacer cosas para Él a cambio de la añadidura y es ahí donde perdemos todo enfoque, ya que si lo nota, Dios habla acerca de un Reino y es justo ahí donde nos debemos de enfocar, pues una vez que nos quede claro de qué se trata el Reino es que sabremos entender que la añadidura no solo es posible, sino inevitable.

Cuando hablamos de un Reino, debemos de transportarnos culturalmente a la época en la que se escribió la cita para entender un poco la interpretación del autor y la intención al escribirla.

En aquellos tiempos, los reinos se establecían en lugares altos y sobre colinas, es decir en lugares en los que se pudiera tener una buena visibilidad y evitar los ataques del enemigo y es justo eso lo que Dios pretende cuando nos dice que busquemos el Reino de Dios, que busquemos estar en un lugar y en una posición donde Dios nos de visión y que ello nos ponga en venta vs. las circunstancias.

Segundo, un reino por lo general era un lugar amurallado, es decir estaba protegido de todo lo que pudiera ver y poner a su pueblo en riesgo desde el exterior y no cualquiera podía entrar ó permanecer en ese lugar, de modo que podemos entender que Dios pretende que vivamos no solo en su presencia sino bajo su cobijo, y su constante protección.

Tercero, todo reino tiene un rey, en la antigüedad los reyes más que ordenar a las personas qué hacer como muchos creen, el rey era responsable de las vidas de las personas que vivían dentro de las murallas del reino que gobernaba, el rey tenía la responsabilidad de servir a quienes gobernaba y a cuidar de su bienestar, por tanto podemos entender que Dios pretende ser responsable de nuestras vidas, no solo de las cosas pequeñas ó de las cosas que queremos, sino de aquello que alimenta nuestra alma y las cosas que nos mueven día a día, Él pretende ser nuestro sustento y responsable aún de mantener nuestro estado de ánimo en un nivel sano.

Si lo nota, buscar el Reino de Dios y su justicia, es mucho más que solo hacer las cosas que no tenemos idea de cómo hacer y nos lleva a un nivel muy lejano de un intercambio con Dios, pero a su vez nos hace entender que tenemos todo tan cubierto que aquello que hoy llamamos añadidura y que parece tan importante que es todo lo que ocupa nuestra oración, en realidad es algo pequeño y que hace honor a su nombre (añadidura por añadido, pero no central) como algo complementario a lo mucho que si tenemos y si recibimos por ser parte de un Reino.

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