Cuando uno va al cine, va con la intención de ver una película y de ser entretenido, a lo mejor comer unas palomitas, pero el objetivo siempre es claro, cuando uno va a un restaurante, va con la intención de comer y salir satisfecho, a lo mejor convivir con amigos ó familia, pero el objetivo siempre es claro, cuando uno va a un parque de diversiones va con la intención de pasar un buen tiempo, dejar fluir un poco de adrenalina en los juegos mecánicos y el objetivo es más que claro, cuando va uno a la playa va con la intención de descansar, de asolearse, de bañarse en el mar, pero el objetivo siempre está claro, la pregunta es, por qué cuando vamos a la intimidad con Dios el objetivo pocas veces está claro?, por qué a pesar de que sabemos lo que quisiéramos pedirle a Dios, no tenemos una idea clara de lo que pasará ahí ni de lo que nos llevaremos en nuestras manos al salir?, lo ha pensado?

Curiosamente nadie nos ha enseñado cual es el objetivo de ir a la presencia de Dios, ni nadie nos ha hablado del efecto de la presencia de Dios en nosotros, de hecho esto es tan notorio que constantemente tenemos que hablar y defender el punto, hay personas que todo el tiempo tienen que decirle a los demás “pero Dios está conmigo”, como temiendo que en realidad no se note ó que no sea perceptible el hecho de que Dios esté en la vida de las personas.

No hay peor pérdida de tiempo que el ir a algún lugar sin un plan y sin una visión de lo que habrá de suceder, justo ayer platicaba con una persona que recientemente fue asignada como presidente de una organización y me hablaba de cómo hay personas que separan 2 horas en su agenda sin objeto alguno a alcanzar y lo molesto que es el tener que terminar sus reuniones anticipadamente ante no saber de qué más hablar con esas personas.

Esto me recordó el tiempo que pasamos en oración, cuando de pronto no tenemos ya nada más que hablar con Dios, pues vamos sin un objetivo, vamos sin un plan y muchas veces, me atrevería a decir que la gran mayoría, salimos de la misma manera que entramos, pues en realidad no sabíamos a qué íbamos, sólo sabíamos que teníamos que ir, porque alguien nos dijo que teníamos que orar, pero no hay más dentro del esquema de orar, lo ha pensado?

Por lo que me animé a escribir la parte 2 de esta serie de los efectos del Espíritu de Dios en nuestras vidas, pues creo que es primordial el hacer un alto en nuestra vida de fe y darle un rumbo y dejar en claro un par de detalles importantísimos.

1.- Dios no espera que “crezcamos” a una cierta estatura y que seamos unos eruditos de cualquier religión, Dios no tiene niveles, Dios espera que mengüemos, es decir que cada vez seamos menos nosotros y que cada vez sea más Él en nosotros de modo que podemos entender y ver las cosas como Él las ve y las entiende, pero eso no es algo que nosotros podamos hacer ó desarrollar, sino es algo que Él hace en nosotros cuando le permitimos a su Espíritu obrar en nosotros.

2.- Cuando nos encontramos con Dios, no nos encontramos con el Padre y no nos encontramos con el Hijo, pues ellos no son los que están en todo lugar, ellos están allá en el tercer cielo en el trono, con quien nos encontramos es con el Espíritu de Dios ó el Espíritu Santo, quien es quien la Biblia nos promete como un consolador, y es el Espíritu de Dios quien nos revela al Hijo y es el Hijo quien nos da acceso al Padre.

3.- Orar no tiene que ver con pedir, sino tiene que ver con escuchar y si algo tiene Dios como objetivo con nosotros es el hablarnos todo el tiempo de cosas cada vez más complejas y más profundas, para lo cual no debemos de tener un entendimiento increíble, sino un hambre por la voluntad de Dios, así de sencillo.

Una vez aclarado esto, debemos de entender que cada vez que oramos y cada vez que buscamos a Dios, nos encontramos con el Espíritu de Dios (cielos, estoy seguro que pocos han pensado en esto) y es Él quien hará 3 cosas en específico y para las cuales debemos de estar preparados ó bien tenemos que tener el objetivo de que haga estas 3 cosas.

Primeramente el Espíritu de Dios nos quiere hablar, pues le interesa que sepamos quien es, espera que nos interesen más las cosas del Reino que las cosas que vemos y hacemos a diario, le interesa que su entendimiento nos sea dado, segundo a Él le interesa que seamos transformados de regreso a la imagen y semejanza de Dios y eso es lo que hace cada vez que nos encontramos con Él, quitar las cosas que nos estorban y desatar nuestra naturaleza celestial y divina que nos hace semejantes a Él, y tercero nos da una visión de lo que viene, para que perseveremos en ella y entendamos la diferencia entre nuestros pensamientos y su voz y veremos cómo constantemente en nuestra vida suceden las cosas que Él nos habló y que no tenemos manera alguna de influir ni de remediar, sino que son parte del asombroso efecto de Él en nosotros a causa de haber ido con un objetivo y un plan a su presencia.

Le invito a que medite en esto, si algo de esto no lo estaba contemplando, no se preocupe, hoy es el mejor día para empezar y tener siempre un plan para cuando vayamos a la presencia de Dios.

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2 Comentarios

  1. Juan carlos Juarez

    He confiado en el aveces cansado del camino de buscar y buscar trabajo y no encontrar.Llegar a casa y decir no hay nada o me van hablarAhora solo escucho y me dejo llevar para lo que tenga para mi.Aveces desesperado es cuando reflexiona que siempre te ha guiado.

    • Rene Juan carlos Juarez

      Te voy a dar un consejo desde la voz de la experiencia, yo también tuve que esperar 14 meses por un trabajo que no llegaba, hasta que tuve que entender que es en la cobertura de Dios y la proveduria de su mano en la que tengo que confiar y no en que me va a dar lo que espero, recuerda que lo que viene de la mano de Dios es eterno y un trabajo es algo que podemos perder rápidamente, pide por provisión de lo alto, confía en el Dios que es dueño del oro y de la plata, pide lo eterno y no solo te vayas con lo que tus ojos ven