Siempre estamos pidiendo a Dios que haga cosas en nosotros e incluso solemos pedirnos que nos cambie y con esto tenemos la intención de que nos ayude a dejar de pecar ó cuando menos a dejar de pensar todo el tiempo en aquellas cosas que se supone que no debemos de hacer ó que entendemos como “malas” lo ha pensado?

El problema es que no conocemos a nadie que lo haya logrado ó alguien que nos pueda dar esa famosa “fórmula secreta” para convertirse en una “persona buena” ó algo más parecido a un hijo de Dios que a un pecador estándar, lo había pensado?

La verdad es que no encontraremos a esa persona que nos ponga el ejemplo, ni encontraremos esa fórmula secreta, pues quien ha dejado de ser como era, no lo fue de golpe y tampoco hizo cosas específicas para lograrlo, sino permitió que el efecto del Espíritu Santo sucediera en él ó ella y que hiciera las cosas de una manera que nadie pudiera tomar el crédito por esa transformación que nada tiene que ver con un cambio.

Quiero hacer esta aclaración, pues Dios no tiene porqué cambiarnos, eso querría decir que se equivocó (cosa que no hace) y que tendría que desechar nuestras partes defectuosas y remplazarlas por otras, pero lo que Dios hace es tomar lo que somos, así como dice la Biblia, como barro y nos vuelve a formar de nuevo hasta que hayamos sido perfeccionados, es decir, cada vez que creamos que sabemos algo, nos vuelve a tomar y nos vuelve a poner en el lugar que lejos de saber, necesitamos depender de su voz, de su Espíritu y de su dirección para seguir viviendo de manera constantemente exitosa, tiene sentido lo que le digo?

Por tanto el asunto de la fe, lejos de saber algo y mucho muy ajeno a hacer algo tiene que ver con el aprender a pensar como Dios piensa y esto tiene que ver tanto con la cita de hoy, pero basado en el principio de Josué 1:8, es decir cuando nos atrevemos a creer que la palabra de Dios tiene esa capacidad sobrenatural de transformar nuestros pensamientos y por ende actuaremos de manera diferente y eso no quiere decir que dejaremos de hacer cosas divertidas, sino que empezaremos a hacer cosas nuevas y entretenidas, pero sobre todo con el toque eterno de Dios.

Cuando digo eterno, es cuando entiendo que es lo primero que Dios tiene que cambiar en nosotros, al momento de transformar nuestra manera de pensar, no estamos acostumbrados a las cosas duraderas y mucho menos por parte de Dios, somos creyentes más bien circunstanciales, y que dependen de lo que pueda estar pasando y que podamos ver que creyentes aferrados a lo que está escrito y marcado en nuestro corazón.

Cuando el Espíritu de Dios viene a nosotros y nos habla, hace justo eso, empieza a hablarnos en ese lenguaje que de entrada parece ajeno y desconocido, pero que tiene una resonancia especial en nuestro corazón y que cada vez nos recuerda más que siempre ha estado ahí y que tiene un lugar especial en nosotros, que no es algo difícil de digerir ni de entender, sino que simplemente es tan natural como respirar si lo permitimos y dejamos que fluya en nosotros.

La cita de hoy nos recuerda ese primer efecto de la presencia del Espíritu de Dios en nosotros, de pronto dejamos de pensar en lo efímero y lo temporal y poco a poco empezamos a ver, dimensional y pensar en cosas eternas, de manera que no podamos evitar el actuar en ese mismo sentido, ahora ya sabe el paso 1, todo lo que tiene que hacer es orar, dar autorización al Espíritu de Dios que cambie su manera de pensar y transforme su percepción del mundo que le rodea y el mundo al que pertenece.

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Un comentario

  1. Tanya Gonzalez

    Cada vez que leo un devocional transforma mi manera de pensar gracias a mi pastor Renne