Por alguna razón pocas personas nos hablan acerca del carácter de Dios, ciertamente alguien de chicos nos dijo que Dios nos castiga si es que nos portamos mal, pero pocas personas tenían idea de si era cierto cuando nos lo dijeron y siempre tuvimos la idea de que nos lo decían más con la idea de controlarnos que de acercarnos a Dios.

Ciertamente Dios pretende sobre todas las cosas que lo conozcamos y tener una relación íntima y cercana con nosotros y muchos de nosotros creemos tener una relación con Él pues le damos el trato te “amigo secreto” y creemos que porque hablamos hacia adentro, hablamos con Él, pero en realidad no estamos seguros de ello, pues pocas veces ó hay quienes nunca reciben una respuesta de parte de Dios y créame, si algo quiere Dios es hablarnos, sólo que debemos de entender su personalidad y entender su modo.

Curiosamente cuando pensamos en Dios siempre pensamos en Dios Padre y es nuestra naturaleza siempre ir al Padre, pero pasamos por alto lo que la Biblia dice, el Padre no habita entre nosotros, ese está en su trono con la tierra a sus pies, y no es con Él con quien hablamos, sino con si Espíritu Santo quien es quien nos abre camino hacia Yeshúa (Jesús) y éste a su vez con el Padre, pues si entráramos directo con el Padre, su santidad nos aniquilaría.

Pero es el Espíritu Santo quien habita entre nosotros y lo hace por muchas razones, primeramente porque el Espíritu Santo es la manifestación del poder de Dios, y eso es lo que Dios espera de nosotros, que actuemos con poder en su nombre, lo había pensado?, pero no es solo querer, sino es sensibilizarnos a los propósitos y a los modos de Dios y es justo de eso de lo que le quiero hablar hoy.

Es un pensamiento generalizado el imaginarnos al Espíritu Santo como una paloma, pues todos recordamos esa escena cuando Yeshúa (Jesús) es bautizado y el Espíritu Santo desciende como paloma, pero no es una representación física, sino una representación circunstancial, y ponga mucha atención para que no pierda detalle en esto.

Dios por medio de su Espíritu está en todo lugar, eso no cambia y podríamos decir que Dios está siempre con nosotros, pero sabe, Dios no se manifiesta siempre y no nos usa ni nos habla siempre, pues a pesar de estar en todo lugar, Dios tiene la particularidad de esperar ser el número uno en nuestra mente y en nuestro corazón, es decir, requiere de santidad para manifestarse (santidad no tiene que ver con no pecar, sino con estar enfocados a Él y a sus propósitos).

En otras palabras, Dios siempre está en todo lugar pero no se manifestará a menos que propiciemos los medios para que esto suceda y es justo eso que hizo Yeshúa (Jesús) al bautizarse, Yeshúa (Jesús) fue manso y humilde y permitió que el Espíritu quien se comporta como una paloma, sintiera la libertad de moverse en ese lugar.

Si lo pensamos detenidamente, las palomas son animales pacíficos, pero se asustan fácilmente, de hecho es común que las palomas huyan al haber personas presentes, sin embargo cuando permanecemos en paz y con cierta quietud, permanecerán a nuestro alrededor e incluso se acercarán, así sucede con el Espíritu Santo, requiere de tranquilidad (en la mente y en el corazón), de lo contrario huirá y se alejará de nosotros.

Esto quiere decir, que no simplemente podemos empezar a orar en cualquier lugar y nomás así como así, sino que el Espíritu requiere de un ambiente especial provocado y propiciado por nosotros, un encuentro arreglado donde nuestros ojos y nuestra atención estén enfocados en mantener a esa “paloma” tranquila a nuestro alrededor y será entonces que se atreverá a hablarnos y a revelarnos sus propósitos.

Pero no crea que esto sucede porque el Espíritu es débil ó tímido, no se confunda, sino que el Espíritu es celoso y no permitirá que le trate usted como a cualquier otro, así como no hará Él con usted, es por eso que le deja muy claro y de manera MUY gráfica cómo es que espera que le tratemos.

Cuando no le damos ese trato que espera y que merece, su naturaleza es entristecerse y hacerse a un lado ya que entiende nuestra decisión de ser independientes y de pensar y actuar por nuestra cuenta, lo ha pensado?, por tanto, de qué sirve que Dios esté a nuestro alrededor si no le damos entrada a nuestro corazón y a nuestra vida cotidiana, ha considerado que incluso hablamos de Dios sin tomar en cuenta que está presente,  no le hacemos parte de nuestro proceso de toma de decisiones, pero si responsable de ellas!

Yo le invito a que tome tiempo, a que medite en ello y a que tome tiempo a orar, y no diga nada, hasta que se haya encontrado con esa “paloma” que es sensible y que tiene que sentirse cómoda alrededor de usted para que pueda comenzar a hablarle.

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