Muchas personas creen y le temen al famoso karma, es decir, tienen una idea de que existe una fuerza sobrenatural que hace que todo lo que hacemos, se nos va a regresar, sobre todo en los términos de lo malo y lo adverso, y aunque existe un ser supremo que todo lo ve, la verdad es que éste no se ocupa de andar “castigando” a aquellos que actúan de mala fe.

La Biblia nos revela que no hay tal dios que quisiera castigar, ni ninguna fuerza sobrenatural, sino el efecto espiritual que nosotros mismos tenemos, la Biblia nos hace saber que todo aquello que sembremos habremos de cosechar, así que no somos más que nosotros mismos haciendo la labor que prepara nuestro propio futuro, interesante, no?

Es por eso que nos es importante el siempre voltear hacia atrás cuando nos damos cuenta que lo que anhelamos no sucede, cuando nos damos cuenta que no importa cuanto empeño pongamos en las cosas, simplemente pareciera que hay algo ó alguien en nuestra contra, y veamos que no es así, sino que no hemos sembrado nada favorable y no tenemos nada que cosechar.

Y no es que en ese momento tengamos que empezar de ceros y empezar a sembrar para algún día poder cosechar algo, no, sino que nos es necesario reconocer lo que no hemos hecho, pedir perdón por nuestra mala siembra y dejar que Dios cambie nuestro corazón, para que éste pueda pasar de los tiempos de los hombres (kronos) al tiempo de Dios (kairos), y por medio de su nueva naturaleza hacer siembras no solo con cosechas inmediatas, sino siembras con efectos eternos.

Eso es algo que normalmente no contemplamos cuando pretendemos hacer cosas “buenas”, porque pretendemos un efecto ó un resultado inmediato, pero pocas veces lo percibimos y menos lo esperamos como eterno y pocas veces esperamos el sello de Dios en ello y es justo por eso que no suceden muchas de las cosas que esperamos de Él, esperamos que el Dios de los Cielos haga cosas pequeñas y terrenales.

Y con nosotros mismos sucede exactamente igual, lejos de esperar cambios sobrenaturales en nosotros y una actitud que imite a Cristo, todo lo que esperamos es controlarnos lo suficiente como para que los demás nos perciban como “buenos” y merezcamos cosas buenas, y listo, inaudito no?

Lo interesante es que Dios espera mucho más de nosotros, Dios tiene un kit de bendiciones tan grande como jamás lo podríamos imaginar y mucho menos merecer, sin embargo espera que tengamos la humildad de reconocer que lo necesitamos y que no podremos por nosotros mismos y nos pone medidas tan difíciles para orillarnos a buscarle y depender de su ayuda.

Si lo nota, la cita de hoy nos revela gran parte de esto, lo primero que Dios nos pone como medida es la paciencia, es decir el saber esperar, pero no esperamos cualquier cosa, sino esperamos el cumplimiento de la palabra de Dios, y note como lo compara con la valentía que podría salir de nosotros, segundo Dios nos habla de vencernos a nosotros mismos y nuestro arrebatos inmaduros y lo compara con conquistar ciudades.

Es aquí donde entendemos la diferencia entre el dominio propio y la fuerza de voluntad, pues el primero viene de Dios mientras la segunda es de naturaleza humana, efímera y no tiene gran trascendencia, es por eso que debemos de buscar en nuestro interior y encontrarnos con Cristo que habita ahí adentro y pone en nosotros capacidades superiores a lo que sabemos, a lo que podemos, pero sobre todo, nos deja saber por adelantado qué es lo que espera de nosotros de modo que podamos tener la visión de lo que haremos y de esa misma manera nos sea dada la paciencia de saber que justo eso que Dios nos dijo y no una versión “similar” sucederá.

Por el otro lado no es que tengamos que luchar con nuestra carne, sino que debemos de entender que lejos de esforzarnos por no ser “malos”, debemos de perseverar en las actitudes de Yeshúa (Jesús) y que en nuestro ejercicio de imitarle, el dominarnos y vencernos a nosotros mismos, será un efecto prácticamente automático y natural, todo depende de cómo lo veamos y cómo lo esperemos.

La confianza en Dios es la mejor semilla que podemos sembrar, esa nos dará cosechas abundantes y completamente ajenas al karma de los hombres, pero es decisión nuestra el seguir creyendo en las fábulas que solo nos consuelan temporalmente ó en el tomar citas como la de hoy y cambiar por completo nuestra manera de vivir.

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