Como lo comentábamos en días pasados, Dios es un Dios de orden y también tiene un orden para bendecirnos, su palabra nos enseña que espera que demos frutos duraderos (Juan 15:16), eso quiere decir que no nos puede dar cosas para las cuales no estemos preparados, lo ha pensado?

De modo que debemos de buscar tener consciencia de las cosas que Dios nos da y las cosas que hace en nosotros, debemos de aprender a usar cada don y cada talento que pone en nosotros pues ciertamente demandará que lo hagamos y que no sea algo que suceda por casualidad ó algo que dejemos de hacer ó que olvidemos cómo usar, lo ha pensado?

De la misma manera, Dios quiere tener un efecto en nosotros, es decir, así como cuando tenemos intimidad con otra persona y su fragancia y su esencia quedan en nosotros, así debe suceder y pretende Dios que suceda cuando nos encontremos con Él y que quede esa constancia de nuestro encuentro.

Es por eso que platicábamos hace unos días que la primer señal de que tuvimos un encuentro íntimo con Dios, es el amor, seremos tan llenos y tan saciados (si lo permitimos) del amor de Dios que aprenderemos a amar como Él ama de manera casi que automática, pues aprenderemos a observar y a escuchar a las personas a nuestro alrededor de manera que entendamos sus motivos y por ello nos sea prácticamente inevitable amarlas a causa del conocimiento que tenemos de ellas.

La segunda señal que viene de un encuentro íntimo con Dios ó mejor dicho el segundo fruto que sale de nosotros por esa cercanía con Dios es la alegría, pero ojo, no se confunda, no tiene nada que ver con el positivismo, ni es nada relacionado con las simples ganas de sonreír y dar algo bueno, sino que debemos de tener consciencia que cada vez que nos encontramos con Dios nos hemos encontrado con la razón de nuestra existencia y como Dios se nombra a sí mismo “la buena noticia”.

Cuando decimos la “buena noticia”, no es una “esperanza” de que las cosas van a mejorar ó “la luz al final del túnel”, sino un plan detallado para una vida llena de luchas y batallas, pero siempre coronada por éxitos y satisfacciones, un constante crecer y una consciencia de todas las intenciones concretas que Dios tiene y siempre ha tenido para nosotros, una visión de donde y hacia donde vamos en Él y la certeza de que por difícil que sea cada reto, siempre tendremos asegurado el salir adelante e ilesos.

Creo que la mejor razón para ser felices en la vida y tener alegría será el saber que hay un plan, perfecto y detallado, el saber que nada es casualidad y que nunca, léalo bien NUNCA, nos tendremos que conformar con un “Dios por algo hace las cosas”, ya que ciertamente siempre Dios por algo las hace, pero Él se deleita en compartirnos ese “por algo” desde su intención, su cómo y su porqué, de modo que ese conocimiento, esa confianza y esa certeza formen en nosotros un fruto que sea duradero, permanente y que pueda alimentar a los demás.

No sé usted, pero el solo hecho de saber esto, ya me dan ganas de sonreír, ahora imagine cuando vaya usted a su Biblia y se atreva a leer y descubrir los secretos específicos que Dios tiene para usted el día de hoy, piense en cuantas promesas Dios tiene que quiere revelarle para que camine usted confiado hacia su día de mañana!, no me lo crea a mi, créaselo a Dios, cuando nos dice que clamemos a Él y nos revelará cosas grandes y ocultas acerca de lo que está por venir (Jeremías 33:3), esa no es una opción es una garantía, es porque es, solo tenemos que clamar, es decir aferrarnos a no seguir viviendo como hasta ahora y a demandar esa alegría de tener un plan que Dios nos promete, lo ha pensado?

Pero por favor no confunda, no piense en que Dios le va a causar carcajadas a causa de su presencia, Dios le va a inyectar un shot de energía y la plena seguridad de que está con usted, pero es un modo de vivir más que un estado de ánimo pasajero y condicionado a que las cosas vayan “bien”, la alegría de Dios es adictiva, nos hace regresar constantemente por más y nos anima a hacer cosas nuevas, nos hace encontrar las cosas asombrosas que pasan en la vida de los demás y nos hacen hablarles de aquello increíble que está por suceder, recuerde esto, la alegría que viene de Dios, está ligada al amor que previamente Él depositó en usted, sin amor no hay alegría, pues el amar nos debe de hacer felices.

A mi me extraña cada vez que escucho a alguien decir “yo amigos tengo pocos, me sobran dedos en las manos para contarlos”, con el respeto que se merecen, esas personas nunca se han encontrado cara a cara con Dios, nunca han tenido intimidad y nunca han experimentado ni el amar ni el ser felices y alegres a causa de la presencia de Dios, lo había pensado?

Y por favor, no me mal entienda, no es una crítica, es una reflexión a causa de ver que hay quienes están más casados con su propio concepto de lo que esperan y quieren de la vida, que de las cosas que Dios puede y quiere depositar en ellas y lo progresivo que es el dar frutos de Dios y para Dios, lo ha pensado?

Disfrute que Dios de frutos en usted, sonría pensando que de sus próximos encuentros recibirá una constantemente renovada razón de vivir y un motivo para siempre tener algo que dar.

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