Como lo hemos mencionado antes, Dios es un Dios de orden y difícilmente (en realidad simplemente no lo hará) nos dará lo segundo sin primero haber hecho lo segundo en nosotros, pues no es que no quiera ó no pueda darnos algo que suena tan sencillo como el dominio propio, sino que lo que Él pretende darnos son frutos, pero estos a su vez deben de ser duraderos, por tanto cada uno de ellos deberá de tener un fundamento y un sustento, de modo que lo reflejen a Él y es ahí donde debemos de poner mucha, pero mucha atención, para permitirle que haga en nosotros y deje que su identidad se refleje en quienes somos y en todo lo que hacemos.

Como le decía previamente, Dios pretende que tomemos de lo amargo de la tierra (envidias, traiciones, trabajo arduo, malos entendidos y demás) y lo transformemos (no nosotros sino su Espíritu en nosotros) en frutos dulces y atractivos, pero así como un árbol no da frutos maduros en su primer año, cada fruto que nosotros demos es un paso más cerca de la madurez que necesitamos para un día poder verdaderamente gobernarnos a nosotros mismos y tener la capacidad de hacer siempre lo correcto, sin importar las circunstancias y sin importar lo que otros puedan opinar.

Por eso me emociona que el primero de los frutos que Dios quiere desarrollar en nosotros y tiene ese orden en la lista de Dios es el amor, pues como dice la primera carta a los Corintios en su capítulo 13, que aunque tengamos todas las riquezas, todos los dones y aún si las manifestaciones del Espíritu de Dios están en nosotros, pero si no tenemos amor, ningún tipo de valor tenemos, interesante no?

La razón por la que entiendo que es así es sencilla, uno no puede amar a quien no conoce, por tanto lo que Dios nos quiere hacer entender es que su Espíritu nos va a dar la capacidad de conocer a las personas, pero no solo en lo personal y en lo emocional, sino en lo espiritual, nos va a revelar el pasado de las personas, las cosas con las que lucha y el motor que les hace moverse, de modo que podamos tener un completo entendimiento de quienes son y así aún sabiendo lo que no es tan agradable de ellas, podamos vernos en una situación de regalarles nuestra amistad y hacerlas sentir siempre cómodas.

Lo ha pensado?, no es lo mismo aguantarse y tolerar a una persona a saber cómo es que funciona en su entendimiento y cómo es que hace las cosas para de esa manera no tener que reaccionar impacientemente ó bien no tener que sobre reaccionar para compensar la falta que esa persona cometa.

Entonces podemos entender y nos debe de quedar muy pero muy claro que nunca podremos dominarnos a nosotros mismos y tener control sobre nuestro carácter y nuestras emociones a menos que aprendamos a amar como Dios ama, parece difícil, no, mejor dicho parece imposible, pero sabe, según lo que la Biblia nos revela, nos es tan natural y tan inevitable como el hecho de que un árbol no pueda evitar el dar frutos.

Éste tipo de cosas se tornan difíciles cuando las tratamos de hacer nosotros por nuestra cuenta y con nuestras propias fuerzas, pero en realidad no es algo que nos toque hacer a nosotros, Dios puso desde el momento que nos creó la capacidad de amar, de conocer a las personas de entender sus motivos en nuestro corazón y simple y llanamente actuar en consecuencia, de modo que nuestros actos pensados y medidos y siempre planeados (por no decir premeditados) sean aquellos que establezcan la justicia de Dios y el ambiente necesario para que la bendición del Todopoderoso sea propicia.

No le encanta?, lejos de solo aguantar y tolerar a alguien ó algo, Dios nos demanda y nos pone en la posición de transformar nuestros entornos para ser de bendición donde solo esperábamos un momento incómodo!, todo ello por amor y nada más!

Es por eso que nuestra oración debe de ir enfocada a este tema, pedirle a Dios que nos enseñe a amar como Él ama, ojo, no como Él nos ama, sino como Él ama, para que de esa manera pueda ser un acto racional y conductual y no algo emocional y pasajero.

De este modo nos queda claro que el primer requisito para poder dominarnos a nosotros mismos, es el amar, el tener la esencia de Dios, el recuperar la primera y la más importante de las características del carácter de Dios, para que el amor sea el fundamento de todo lo que decimos, hacemos y esperamos de parte de Dios, tiene sentido esto que le digo?

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