Es interesante pensar que todos oramos para que Dios nos bendiga, todos pedimos la presencia de Dios, y todos esperamos que Dios haga “algo” en nosotros, pero pocos tenemos un plan de lo que esperamos que suceda ó en ocasiones siquiera una consciencia de qué es lo que Dios quisiera ó pudiera hacer y por tal en muchas ocasiones no estamos dispuestos a recibir lo que Dios ha anunciado por medio de su palabra que quiere y que va a hacer y por tanto a veces sin darnos cuenta nos pasa “de noche” y corremos el riesgo de perdernos de ese beneficio.

Para entender el plan de Dios para nosotros debemos de tomar en cuenta 2 factores muy importantes que a veces pasamos por alto y que son clave para nuestra vida en Cristo y que son parte del fundamento de la fe de cualquier persona y se los quiero explicar antes de entrar en materia:

1.- La presencia de Dios provoca a Dios, es decir, cada vez que nos presentamos ante Él, quedamos impregnados de Él, en otras palabras, cada vez nos atrevemos a entrar en su presencia, inevitablemente somos transformados de regreso a su imagen y semejanza, somos perfeccionados, somos hechos nuevos y somos alineados con su propósito, es algo que no podemos evitar y algo que debemos de tener en mente siempre.

2.- Dios no nos va a cambiar, Dios quiere transformarnos, es decir, no tiene que desechar nada en nosotros, pretende quitarnos los malos hábitos que tenemos y cambiarlos por buenas costumbres (una costumbre es un acto consciente que da identidad a un pueblo), Dios pretende sacar de adentro de nosotros algo que siempre ha estado ahí, que no hemos querido ó sabido dar.

Una vez teniendo en mente estas 2 cosas, debemos de entender que Dios usa símbolos a lo largo de la Biblia para ejemplificar lo que ve y lo que espera de nosotros, y de dos de esos símbolos vamos a hablar en los siguientes días, uno de ellos son los árboles y el segundo son los frutos.

Dios habla constantemente de árboles, espera que nosotros seamos como ellos, firmes, con fundamentos y raíces fuertes y que sean capaces de dar frutos.

De hecho la Biblia hace muchas menciones de esto, en el Salmo 1 Dios espera que seamos como árboles plantados junto a aguas corrientes (agua símbolo de la palabra de Dios), también Dios nos compara más adelante como árboles de olivo que deben de ser zarandeados para ser cosechados, y si mal no recuerdo cuando Yeshúa (Jesús) dio vista a un ciego, antes de ver otra cosa vio a los hombres a su alrededor como árboles, es decir, identificó a quienes le rodeaban por su función mucho más allá de su apariencia ó su fisonomía.

Lo interesante del porqué Dios nos ve como árboles es porque los árboles tienen una capacidad especial que Dios espera desarrollar en nosotros, los árboles toman lo amargo de la tierra y lo transforman en frutos dulces y atractivos, y eso mismo es algo que nosotros debemos de saber desarrollar, es decir, debemos de aprender a tomar aquello que parece áspero y aquello que parece difícil y poder ofrecer al mundo siempre una solución, siempre una sonrisa y siempre algo agradable, algo a lo que las personas puedan aspirar, pero no es algo que nos vayamos a inventar y no es algo que podamos fingir, así como los árboles no pueden evitar el dar fruto, será para nosotros inevitable el dar frutos y como dice la Biblia, frutos duraderos.

Cuando Dios nos habla acerca de transformarnos, nos habla acerca de tomar lo que hay en nosotros y despertarlo, fíjese, hay muchas personas que entienden la Biblia y la palabra de Dios como algo ajeno, algo aburrido y algo difícil de entender, sin embargo, la Biblia misma nos dice que Dios ha puesto dentro de nosotros una copia de sí misma en nuestro corazón, de modo que siempre sabemos algo acerca de la Biblia y la voluntad de Dios, solo que para muchos esos son sentimientos y evitan el madurarlos, pero yo lo entiendo de esta manera, es como ver a un niño pequeño que no tiene malicia y que no sabe muchas cosas de la vida, sin embargo entiende desde dentro de sí cuando hace mal ó cuando algo no está en orden, y eso tiene que ver directamente con la palabra de Dios.

De modo que todo lo que debemos de hacer es buscar en nuestro interior y permitir que Dios active eso que ha depositado dentro de nosotros y que lejos de ser ajeno y aburrido, afirmará nuestra identidad, nos dará un propósito claro y firme y nos hará caminar confiados hacia una vida increíblemente atractiva y llena de satisfacciones.

En los siguientes días estaremos describiendo estas cosas que habitan en nosotros y que esperan ser despertadas por el Espíritu de Dios y cómo es que afectan y transforman nuestra vida hacia un propósito eterno.

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2 Comentarios

  1. Rosy Beltrán

    Rene, justo tengo que dar una platica al grupo de Fer ( 4to. primaria) sobre Autodominio y cuando leí tu articulo como anillo al dedo, puedo tomar algo de tu escrito? Con el material que voy a preparales a los peques??
    Saludos.

  2. Betty Ramos

    Agua= Palabra de Dios.
    Árboles= Toman lo amargo de la tierra y lo convierten en frutos.
    Debemos ser árboles plantados y firmes bien simentados en la fe dando frutos.