Sabe, una de las cosas que más me emocionan aprender es que Dios es un Dios de orden y que todas las cosas que son de Él y vienen de Él tienen un orden, por tal las cosas que nos dejó por escrito en su palabra representan ese orden, para que lo tomemos en cuenta.
En las matemáticas, para ciertas operaciones se dice que “el orden de los factores no altera el resultado”, pero sabe, las matemáticas de Dios son distintas a las matemáticas de la tierra y así lo es el orden de Dios, aquí si y siempre el orden de los factores puede y alterará el resultado, de modo que debemos de observar la instrucción que Dios nos pone, pues es justo la obediencia el fundamento y la llave para que la bendición fluya adecuadamente.
Cuando leemos la Biblia en su inicio, Dios describe cómo creo la tierra y cómo esta estaba vacía y desordenada y a causa de ello no había vida en ella, de modo que lo primero que Dios hizo fue poner orden para que pudiera haber vida, separó la luz de la oscuridad, lo seco de lo mojado y así sucesivamente.
Como siguiente cosa, Dios creó las plantas y los animales y pobló la tierra con ellos, una vez terminando esto, creó al hombre de una manera especial, pero vea que Dios no creó al hombre mientras hacía lo demás, tomó un día específico para crearlo y lo hizo de una manera especial, no lo hizo como hace el resto de las cosas, sino lo hizo como complemento de Él y con el propósito de enseñorearse sobre lo que Dios ya había creado.
Y aquí es donde la cosa se pone buena, pues una vez que lo había creado todo, y que creó al hombre, lo primero que hizo fue descansar e invitó al hombre a reposar junto con Él, y no me refiero a que lo hizo de la manera de no hacer nada, sino de disfrutar el hecho de que ya todo había sido creado y que ahora ya nada se salía del control de Dios, Adán no fue creado para trabajar, sino para gobernar y sabe, así lo hemos sido hecho nosotros!
Curiosamente en el mundo, las cosas son todo lo contrario, primero se trabaja, se esfuerza uno y si hay oportunidad se descansa y se reposa, pero en el Reino de Dios el reposo es parte de la confianza que tenemos en el Todopoderoso y el entendimiento de nuestra identidad a su imagen y a su semejanza, así de simple.
Por tanto, antes de pensar en todo lo que tenemos que hacer para agradar a Dios, en todo lo que deberíamos de hacer para “merecer” su bendición, debemos de tomar en cuenta que Dios espera que entremos en su presencia y que simplemente reposemos y descansemos con Él y en Él.
Yo lo entiendo de esta manera, Dios pretende que lo busquemos a Él, que lo conozcamos a Él antes de conocer al mundo y al efecto que Dios tiene en el mundo, de manera que aprendamos a establecer nuestras prioridades, es decir, a que sepamos poner por delante de todo nuestra intimidad con Él a nuestros afanes diarios a nuestras necesidades y a todas las cosas que en nuestro diario vivir nos estorban para ver y entender quien es Él.
Nuestro objetivo es pasar tiempo con Él y una vez teniendo esto claro, todo lo demás que necesitemos ó queramos será parte del efecto obvio de nuestro caminar, nada de lo que necesitemos nos hará falta y nada de lo que anhelemos estará fuera de nuestro alcance.
Note lo emocionante de la cita de hoy, el mismo Yeshúa nos dice “acepten el yugo que yo les pongo” es decir “sean obedientes y pónganme a mi como prioridad en su corazón” y luego nos dice que no está esperando que lo hagamos y lo entendamos de inmediato, que es paciente, pero que tarde ó temprano encontraremos reposo en Él si nos atrevemos a hacer las cosas en su orden y no en el nuestro.
Es por eso que nos es necesario entender cómo es que Dios funciona y qué es lo que Dios pretende hablarnos, es decir, Dios pretende darnos una visión para el futuro todo el tiempo, de modo que desde un inicio nos quede claro que todo está resuelto y planeado y por ende podamos descansar en su orden, yo siempre uso un ejemplo muy chusco de la televisión donde un padre muestra a su hijo una gran extensión de terreno y le dice “hijo, todo esto que ves, algún día será tuyo” y el hijo en vez de ver la gran herencia que le espera de acuerdo al plan de su padre, se afana y le pregunta “Y la cheyenne (la camioneta) papá?”, en otras palabras el padre le está dando un gran heredad y es más que obvio que la camioneta va incluida, es parte de ella, pero el hijo está afanado por la camioneta, así nos sucede cuando no nos atrevemos a escuchar a Dios y a creerle a Él, nos pasamos pidiendo y enfocados en las cosas pequeñas en vez de descansar en la gran visión que Dios tiene para nosotros.
Por tal le invito, aprenda a pasar más tiempo en silencio en la presencia de Dios, aprenda a escuchar con el objetivo de ser enriquecido en su palabra y aprenda a que todo lo tiene Él ya solucionado, ahora le hace falta reposar primero en la visión para luego conquista y gobernar en su nombre.