Hace unas semanas tuve la oportunidad de participar en un programa de radio en el que hablamos acerca de la generación “millennial”, que son las personas que nacieron a partir de 1980 y que se encuentran entrando en su edad productiva (económicamente hablando) y están dominando el mercado laboral.
Es muy interesante observar a esta generación, pues son las personas que tienen más relaciones virtuales que personales, son aquellos que están decididos a ocupar posiciones en las que puedan hacer la diferencia en vez de solo ganar dinero y son quienes no solo buscan la inspiración en otros para motivarse, sino además de esto están dispuestos a inspirar a otros.
Hay muchos rasgos muy determinantes en esta generación y uno de ellos, que definitivamente distingue a estas personas, es que son altamente emocionales, poco tolerantes a los ambientes ásperos y que esperan que el mundo les agrade, de lo contrario solamente se retirarán y se harán a un lado, no importa si es un trabajo ó es una relación de amistad.
No podemos decir que sea algo bueno ó algo malo, simplemente es algo que distingue a las personas nacidas en este período de tiempo y bajo las circunstancias donde hemos aprendido lo express en todo, desde la comida, las compras y el desarrollo de los productos.
Pero sabe, además de las personas que han nacido de 1980 a la fecha, están las personas que han nacido de nuevo y han entregado su vida a Cristo en ésta época, quienes a pesar de tener ó no el rasgo de edad de la generación millennial, suelen comportarse como millennials espirituales y esto s es de gran riesgo.
Los millennials espirituales son personas que han nacido de nuevo en los pasados 20 años, a quienes se les ha hecho creer que merecen cosas buenas de parte de Dios, quienes pretenden tener una charla casual con un Dios que habita en majestad, quienes creen que Dios está ahí para ellas y no al revés, personas que se conforman con pensar que Dios “por algo” hace las cosas y que no pretenden esforzarse por entender conceptos tan básicos como la santidad que lejos de no pecar tiene que ver con una vida enfocada a Dios, personas que trasladan lo natural a lo espiritual y que creen que Dios ha cambiado y que cosas que antes consideraba como pecado ahora lo tolera, porque las cosas “son diferentes” ahora, los millennials espirituales son esas personas que pretenden “sentir” para reconocer a Dios y que no tienen interés alguno en documentarse acerca de Él y tener un conocimiento genuino y auténtico de quien es Dios.
Son una generación de creyentes emocionales y circunstanciales, que pueden reaccionar de acuerdo a lo que les haga sentir cómodos ó incómodos, que buscan siempre que algún factor externo provoque eso que necesitan.
Sé que pudiera parecer como si fuera algo “malo” ó como si el ser parte de la generación millennial espiritual fuera algo poco conveniente, pero no sabe, al igual que en la generación millennial por edad, las nuevas generaciones son y se comportan como lo hacen porque las generaciones previas lo hemos propiciado de esta manera, de modo que por una parte es responsabilidad nuestra, sin embargo, la Biblia es una, y es responsabilidad de cada persona el leerla, el tener un encuentro cara a cara con Dios y perseverar en cada uno de los preceptos que Dios ha designado para nosotros en su palabra.
Si lo nota, la cita de hoy nos deja esto más que claro, nos dice que es nuestra responsabilidad el no vivir según el modelo de este mundo, es decir, que el mundo no dicta quienes somos, ni cómo nos comportamos, por el contrario, el mundo solo nos aleja de nuestro diseño original a la imagen y semejanza de Dios (semejanza tiene que ver con la capacidad de expresar la naturaleza de Dios), por lo tanto no hemos sido diseñados como emocionales, sino como espirituales y esto tampoco quiere decir que debamos ser insensibles, todo lo contrario, solo que no seamos dominados ni regidos por nuestras emociones, sino por el Espíritu de Dios quien nos habla y adiestra todo el tiempo.
Es emocionante poder conocer a las generaciones por medio de sus patrones de comportamiento, nos ayuda a entender a la demás personas y a convivir de una manera mejor con ellas, pero si reconocemos que los tiempos de Dios son distintos a los de la tierra, tendremos claro que estamos en la generación que vino a establecer el Reino de Dios en la tierra y que lo santo, lo puro y lo de buen nombre está de moda en nuestra generación.