Por algina extraña razón, para muchos el estar “bien” con Dios significa no tener ningún tipo de problemas, a este estado de tranquilidad luego le llaman paz e increíblemente estas mismas personas toman este estado como termómetro de su relación con Dios, inaudito pero cierto.
La Biblia nos enseña justo lo contrario, estamos aquí en la tierra, primeramente para reconocer a Yeshúa (Jesús) como nuestro Señor y nuestro Salvador, de manera que podamos nacer de nuevo y con este nuevo nacimiento empecemos a desarrollar nuestra verdadera identidad y nuestra naturaleza.
Pero note esto, a pesar de que la mayoría de las personas se describen a sí mismas como “hijos de Dios”, pocas de ellas están dispuestas a vivir como tales, es decir, pocas quieren vivir en la casa de quien les adoptó y pocos pretenden asumir su papel y comportarse de acuerdo a las reglas de su familia y si identidad.
Imagine que usted adoptara un niño y éste en vez de acoplarse a su nueva familia, simplemente decidiera usar su nueva casa como hotel para venir a dormir cuando le plazca y a comer cuando tiene hambre, pero fuera de eso no participara como parte de la familia en lo absoluto, inaudito, no?
Pues así hacen aquellas personas que se dicen hijas de Dios, pero que se denominan “no activas” y que deciden más bien adoptar la actitud de “bastardas” (perdone el término) que de hijos adoptivos y agradecidos por ello.
Es por eso que insisto en aprender a vivir de acuerdo a las reglas, a las costumbres y a los beneficios de esta casa celestial donde hemos sido adoptados si es que hemos decidido nacer de nuevo, tenemos un “hermano mayor” quien vino a ponernos el ejemplo y a demostrarnos como es que funcionan las cosas, pero que a su vez, nos la puso fácil pues venció al mundo, a sus aflicciones y a sus tentaciones.
Cómo entender esto?, sencillo, la Biblia nos enseña en Juan 16:33 que el pasar por la aflicción en esta tierra es parte de nuestro papel, pero que no nos toca el luchar, ni el sufrir a causa de ello, pues Yeshúa (Jesús) ya venció al mundo, solo nos toca ser espectadores de su gloria y perseverar en lo que Él persevera, así de sencillo.
Por tanto, la tentación no es algo que se va a ir si es que decidimos “acercarnos” a Dios ó en nuestro obtuso entendimiento “ser buenos”, por el contrario, entre más convencidos estemos de llevar un estilo de vida que agrade a Dios, más tentación nos sobrevendrá, pero también cada vez nos será más sencillo, pues cada día nos pareceremos más a Yeshúa (Jesús) y cada día entenderemos más el objetivo de ese increíble sacrificio en la cruz.
Es por eso que me emociona tanto la cita de hoy, nos revela que Yeshúa (Jesús) pasó por las mismas tentaciones que nosotros, todas, cada una de ellas, ninguna le fue evitada porque era el Hijo de Dios, por el contrario, a veces dudo que nosotros seamos tentados de tantas maneras como lo fue Él, sin embargo, la cita nos revela que Él no sucumbió ante ninguna de estas tentaciones, y esto no es que nos lo haya dejado por escrito para que nos sintamos mal, sino para que tengamos una visión muy clara de las cosas que podemos hacer y el potencial que hay en nosotros ante el habitar en la casa y en la presencia de Dios, el que podamos encontrar dentro de nosotros mismos no solo la fuerza para resistir, sino la revelación para vivir de una manera distinta a como siempre lo habíamos hecho.
Llevar una vida santa no tiene absolutamente nada que ver con el hecho de no pecar, la santidad tiene que ver con tener nuestra atención fija en las cosas que Dios las tiene y en el aprender cada día a priorizar las cosas del Reino de Dios por delante de nuestros deseos, nuestros sentimientos y nuestras necesidades, de modo que los pensamientos de Dios se conviertan en nuestros pensamientos y podamos hacer cómo Él es que hace, para que dejemos de pensar que podría Él hacer algo por nosotros, sino que esa santidad permita que haga Él no algo sino todo por medio de nosotros y seamos verdaderos instrumentos.
Es por eso que le invito a reflexionar acerca de la cita de hoy, deje de sentirse culpable ó triste por las cosas que no suceden en su vida y alégrese de que la Biblia nos revela que estamos siendo perfeccionados día a día hasta llegar a la estatura de Yeshúa (Jesús) y que una de las metas es llegar a ser imitadores auténticos de lo que la cita de hoy nos enseña.
Cómo ve?, será usted de los cobardes que decide no hacer nada y seguir teniendo una relación con Dios “a su modo”?, o será de aquellos que no se conforman con poco y está dispuesto a jugársela y ser parte de ese Reino y no “rajarse” como decimos en México hasta que el mundo deje de verle a usted y vea a Yeshúa (Jesús) que habita en usted?