Muchas personas suelen pensar en encontrarse con Dios como algo ligero y sencillo, piensan que Dios es bonachón y tienen la falsa idea de que Dios siempre está ahí para ellas, pero sin darse cuenta ignoran que Dios está investido de una majestad que no se puede ignorar y que su presencia no es para nuestro beneficio solamente sino tiene el propósito de su Reino.
Lamentablemente y en muchas ocasiones solemos tratar a Dios como si fuera un barril sin fondo y como si su único interés fuese el complacernos, pero qué hay de su Reino?, qué hay del motivo y de la razón que Dios tiene para invertir en nosotros?, que hay del trato que el Todopoderoso espera de nosotros?
Dios tiene una ventaja, el nunca falla, nunca pierde y sus negocios nunca fracasan, pero nos ama tanto que nos ha dado la libertad de conocerle y hacernos parte de su propósito, de modo que siempre que hagamos algo a favor de ese propósito, los asuntos relacionados a esta tierra vengan en abundancia como consecuencia de nuestro adecuado orden de prioridades.
Si lo vemos y entendemos en el muy estricto sentido de la palabra, es más importante que veamos los intereses de Dios antes que los nuestros, de modo que Él pondrá lo visible y lo invisible a nuestro servicio para que podamos así como dice la instrucción de Génesis 1:28 enseñorearnos de la tierra y que esta sirva a los propósitos de Dios, pero también a los nuestros.
Para ponerlo un poco más claro todavía, Dios espera encontrarse a sí mismo reflejado en nosotros cuando se encuentre con nosotros, cuando entramos en intimidad con Él no es para sentir bonito ni para que nos dé cosas, es con la intención de depositar su identidad y su naturaleza en nosotros quienes fuimos creados a su imagen y a su semejanza, y eso es lo que espera que expresemos.
Es por eso que Yeshúa (Jesús) se molestó tanto al ver que la higuera no tenía frutos, la higuera tomó todo lo que le fue dado y no se preocupó por producir nada para dar (si le interesa saber cuales son los frutos que Dios quiere generar en usted consulte Gálatas 5:22-23), recuerde esto, la naturaleza de Dios es dar y pretende que nosotros lo hagamos también!
Es por eso que encontrarse con Dios es un asunto tan serio, por un lado, espera transformarnos de regreso a su imagen y a con la capacidad de expresar su naturaleza (semejanza), por tanto Dios pondrá antes de darnos algo, una naturaleza con capacidad de dar, y segundo vendrá a nuestro encuentro a encontrarse consigo mismo, tal y como lo hizo con Job, a quien presumió e incluso se atrevió a decir “no hay otro en la tierra como él!”.
Por eso no debemos de tomar a la ligera nuestros encuentros con Él, es por eso que es muy delicado llamarle “dioscito” ó pensar que por el hecho de que es omnipresente y está en todo lugar, está con nosotros, esas son mentiras y ponemos mucho en juego al ignorar su majestad y al no entender los asuntos de Dios como un asunto de santidad y de honra.
Y no es que Dios sea inflexible y santurrón, sino que en vez de rebajarse a nuestro nivel, Dios nos da la oportunidad de subir al suyo en cada ocasión que nos encontremos con ´El y llenarnos de fruto con la intención de expresar su naturaleza y su Reino.