Para muchas personas el tener una “buena relación con Dios” significa el no pecar, es decir, el no hacer cosas “malas” ó que desagraden a Dios, pero el problema con esto, es que pasan tanto tiempo pensando en lo que no “deben” hacer, que solo quieren hacerlo más y terminan traicionándose a sí mismas y terminan haciendo aquello con lo que ofenden a Dios y pasan el 90% de si vida espiritual sintiéndose mal por aquello que hicieron y no disfrutaron plenamente a pesar de las muchas ganas que tenían de hacerlo.
Esto nos pone en 2 situaciones que son de sumo riesgo, la primera es que nos convertimos en personas tibias, pues ni pecamos a gusto, ni somos agradables a los ojos de Dios, no sin contar con la terrible y amarga culpa que decide acompañarnos tras este repetitivo ejercicio de nuestra “fe” (lo pongo entre comillas porque de fe no tiene nada, aunque así lo llamemos) y nos poden en una condición de sumo desagrado a Dios (Apocalipsis 3:16).
La segunda, es que nos pone en una condición de pecado, pues lejos de portarnos “bien” ó “mal”, por enfocarnos en lo que según nuestro entendimiento no debemos de hacer, dejamos de hacer lo que Dios espera que hagamos y esa es la parte más importante a considerar en nuestro ejercicio de fe.
Para muchos, la Biblia es un libro lleno de prohibiciones y lo evitan con la errónea idea de que les va a prohibir hacer todas las cosas “divertidas” que normalmente hacen, pero sabe, eso solo lo dicen las personas que jamás se han tomado la molestia de leer la Biblia, pues desde su inicio, la Biblia está llena de instrucciones que lejos de prohibirnos cosas, nos exhortan y animan todo el tiempo a hacer aquellas cosas que agradan a Dios y que son el detonante de la bendición y el favor que Dios tiene preparado para nosotros.
Otras tantas personas en un arranque de culpa y con la intención de calmar su culpa, empiezan a hacer cosas “buenas” por otros, pensando que Dios se las va a tomar en cuenta, siendo que Dios en realidad nunca ha estado interesado en hacer intercambios con nadie y no necesita de personas que hagan cosas por otros, sino necesita personas que decidan tener una intimidad con Él y obedecerle, y de ahí se derivará todo lo que Dios ya tiene planeado para y por nosotros.
Por lo tanto, tener fe no es un asunto pasivo, sino es una asunto activo, de hecho la misma Biblia nos dice que no andamos por vista, sino por fe (2 Corintios 5:7), aquel que espera ver, no se mueve, pero aquel que cree, se mantiene en constante movimiento y se mueve en la misma dirección y en la misma velocidad que Dios se mueve, no depende de un kronos (el tiempo que se mide) sino habita en un constante kairos (el tiempo de Dios), de modo que siempre el hoy y el ahora es el tiempo perfecto para la manifestación de Dios.
La cultura popular ha creado un término para personas que existen desde siempre, los ha denominado “ninis”, porque ni estudian, ni trabajan, y lejos de señalarlos ó exponerlos, ha logrado que sean aceptados como parte de nuestra sociedad y hay quienes hasta con gusto de auto denominan de esta manera, pero en realidad son un lastre para la sociedad, pues su ocio tarde que temprano termina por afectarla, de la misma manera Dios desde hace miles de años nos advirtió de caer en el papel de ser un “nini espiritual”, pues el no hacer y el no participar en lo que Dios nos pide, nos pone en una posición de pecado, y debemos de recordar que la única paga del pecado, es la muerte, por tanto aquel que se cuida mucho de no hacer lo desagradable delante de Dios, pero no hace lo que Dios le pide, está en riesgo de muerte constante y lejos de ser un título gracioso, el ser un nini espiritual debería de ser algo que nos preocupe de gran manera.
Recuerde esto, el ser santo, no significa el no pecar, sino tener como prioridad lo que Dios tiene como prioridad, si lo nota en las escrituras, Yeshúa (Jesús) nunca se cuidó de pecar y nunca anduvo preocupado por no hacer algo desagradable delante de Dios, ya que su mente y su corazón estaban ocupados en hacer la voluntad de Dios, de modo que podía habitar entre los pecadores y convivir con ellos, porque no había manera de que ellos le contaminaran, pero Él siempre podría influenciarlos a si hacer las cosas agradables al Padre.
Por tanto, le invito a que medite en esto, qué tipo de creyente es usted?, uno de esos que está muy afanado por no pecar y no hacer nada desagradable a Dios ó uno que ocupa su mente y su corazón en hacer lo que el Padre nos pide y actuar por medio del Espíritu Santo para extender el Reino de los Cielos y alcanzar a tantas personas como le sea posibles?