Para muchas personas el tener fe y una relación con Dios significa (en su entendimiento y en su pensar) vivir una vida libre de problemas y sobresaltos, una vida con “paz”, es decir sin preocupaciones, a pesar de que la Biblia diga todo lo contrario.
Es por eso que me gusta mucho el leer la cita de esta serie, pues si lo recuerda dice “estas señales seguirán a los que creen”, y ahora estamos en la parte que hace alusión a tomar serpientes en sus manos y qué cree?, se trata de problemas, se trata de adversidad, se trata de enfrentar retos nuevos todo el tiempo, pero con una notable diferencia.
Los problemas a pesar de que son parte del día a día de un hijo de Dios, no están ahí para afectarlo ó preocuparlo, sino para reforzar su identidad y su dependencia de Dios, es decir para hacerle notar y entender la diferencia que hay en su naturaleza para con el mundo, donde la misma le lleva a estar por encima de todo problema y toda preocupación.
La Biblia nos dice que somos más que vencedores por medio de aquel que nos amo (Romanos 8:37), pero para ser vencedores tenemos que cumplir con 2 requisitos, primeramente tener problemas y segundo estar en Cristo, y esto quiere decir que su identidad esté en nosotros, que creamos más en lo que dice la Biblia que en lo que vemos, sentimos ó pareciera que se nos viene encima.
En mi iglesia tenemos una costumbre que nos ayuda con esto, siempre antes de empezar la enseñanza de cada domingo, todas las personas asistentes toman su Biblia en sus manos y repetimos la siguiente declaración:
Esta es mi Biblia, soy quien dice que soy, tengo lo que dice que tengo y puedo hacer lo que dice que puedo hacer, hoy seré enseñado la palabra de Dios, por lo que confieso que mi mente está alerta y mi corazón está dispuesto a ser transformado por medio de lo que hoy escuche, estoy por recibir, la incorruptible, la indestructible y la siempre viva semilla de la palabra de Dios, nunca más seré el mismo, nunca más volveré a ser quien era, en el nombre de Yeshúa (Jesús) quien me salvó, amén.
Si lo nota, esta declaración que tiene gran poder, está basada en lo que Dios nos dice y en lo que está escrito de parte de Él para nosotros en la Biblia, de manera que no recibamos lo bueno ó lo interesante que el predicador pueda decir, sino que podamos recibir la verdad que Dios nos ha dejado y que nos puede hacer inmune a los problemas de esta tierra, sin importar que estos no dejen de suceder, le hace sentido?
Es aquí donde podemos entender el porqué Pablo el apóstol se gozaba en los problemas, primero que nada, entendía que las promesas de Dios se cumplían, es decir, tenía el mejor de los indicadores de que iba por buen camino!, habiendo problemas, las victorias estaban por llegar, todo era perfecto, a pesar de que las personas a su alrededor se atrevieran a pensar en lo contrario.
José aquel al que llamaban el soñador, pasó exactamente por lo mismo Dios le dio una promesa, pero sabe, la palabra de Dios es implacable, es decir, no admite error, y nos dice en 1 Corintios 10:13, que Dios no va a permitir que seamos cargados con cosas más pesadas que las que podamos soportar, pero esto incluye el éxito, pues si no lo sabemos administrar, se puede convertir en una carga y aniquilarnos, de modo que José quien tenía una promesa para ser Rey por encima de sus hermanos, no tenía experiencia como Rey, ni como hombre de misericordia, por lo que tuvo que ser adiestrado hasta ser inmune a los embates de alma, a los engaños y a las traiciones, de modo que cuando el Faraón lo puso al frente de Egipto pudo gobernar con diligencia, sabiduría y gran misericordia.
Pero ojo!, no pasamos por los problemas “por algo” pasamos por problemas porque son una promesa y porque nos ayudan a creer más en lo prometido que en lo que pudiéramos pensar ó suponer.
Así que cada vez que se acerque usted a Dios y vea que las cosas se ponen color de hormiga alégrese pues quiere decir que la palabra de Dios se está cumpliendo y que su fe le está haciendo que las señales le sigan y le persigan, de modo que pueda usted crecer en su confianza en Dios y esté cada vez más dispuesto a ser un instrumento de bendición y no solo un receptor de la misma.