Para muchas personas el creer ó el tener fe tiene que ver con aferrarse a una idea y solo por el hecho de entenderla como buena para ellas mismas le llaman fe, pero en realidad no tiene nada que ver con eso, pues muchas veces esas buenas intenciones, no tienen nada que ver con Dios y tampoco con nosotros, aún cuando lo queramos y aún cuando pareciera que lo necesitamos.

La fe tiene que ver con el creer en la palabra de Dios y eso comprende desde Génesis hasta Apocalipsis y la salvación tiene que ver con el hecho de adoptar esa palabra, es decir, entender que todo lo que nos separa de la voluntad de Dios es pecado y que no sabemos vivir en rectitud por nuestra cuenta, por ello necesitamos de Yeshúa (Jesús) y su sangre para luego ser bautizados y vivir de acuerdo a esa palabra.

Muchas personas luego dicen “pero yo ya fui bautizado de pequeño” y entienden que si se bautizaran de nuevo traicionarían a su “religión”, pero esto no es un asunto de religión, es un asunto de fe, pues esto del bautizo no lo dijo alguna “denominación” ó alguna iglesia, lo dijo Yeshúa (Jesús) mismo como una instrucción y si lo nota, lo dijo en un orden primero hay que creer y luego ser bautizado y de acuerdo al orden que muchos lo hacen, pues un bebe no puede creer en nada, pues no tiene aún el entendimiento para ello, de hecho el ira a una ú otra iglesia tampoco los hace aptos para ser bautizados, primero tienen que creer, y luego bautizarse y le voy a explicar porqué.

Es una costumbre Judía el bautizarse, pues tiene que ver con el cambio de estado, es decir un discípulo era bautizado por su maestro como un acto de “graduación” por así decirlo, pues había terminado su tiempo de enseñanza y era tiempo de dejar de recibir, para empezar a dar y convertirse en maestro, por ejemplo un Rabino bautizaba a sus discípulos y los investía con un tallit (un manto) que los identificaba como maestros, de modo que lo primero que tenían que hacer era buscar discípulos a quienes enseñar.

Por tanto el bautismo es una señal de una vida espiritual madura en la fe y hace total sentido con el contexto de la instrucción que Yeshúa (Jesús) dejó, dijo vayan, enseñen el evangelio (buenas noticias) y bauticen, es decir enseñen de la palabra y enséñenlos a ser maestros de la palabra.

El detalle de la fe para muchos es que no se dan cuenta que no todo en la vida es recibir, creen que eso que Yeshúa (Jesús) decía acerca de que es más bienaventurado el dar que el recibir es una alternativa simpática y no un estilo de vida estándar para cualquiera que se dice y entiende como hijo de Dios, y es por eso que nunca maduran en su fe, porque quieren recibir, pero no creer y por ende mucho menos bautizarse y madurar, olvidan que es la misma palabra de Dios que nos dice y no como opción que si damos, recibiremos y siempre recibiremos más de lo que demos, pero prefieren seguir mendigando migajas que siendo parte del Reino de la abundancia.

Para ser parte del Reino de Dios, todo lo que tenemos que hacer, es estar dispuestos a aprender de la palabra y a dar de lo que tengamos, tiempo, sonrisas, buenos consejos, oración e incluso dinero si Dios lo pone en nuestro corazón, pero siempre dar, es de lo que se trata y es por eso que Dios habla del hecho de bautizarse, pues es ese paso al que muchos temen, pero pocos se atreven de madurar y cambiar de estado, dejar de ser ovejas, para ser pastores, dejar de ser alumnos, para ser maestros, dejar de ser aquellos por quienes oran, para convertirse en quienes oran por otros, dejar de recibir, para tener el privilegio de dar, todo por medio de un acto simbólico que tiene que ver mucho más allá de pertenecer a una religión ó una denominación, sino en recibir la confirmación de la naturaleza divina que nos fue separada y otorgada por el Espíritu Santo.

Piénselo de esta manera, si Yeshúa (Jesús) mismo entendió esto y fue a bautizarse después de haber pasado por su instrucción como Rabino y ya investido como maestro, cuanto más usted y yo que somos aspirantes al Reino y que no podemos conformarnos solo con el hecho de que alguien hizo un acto que ni ellos entendían y mucho menos nosotros por nuestra corta edad e inocencia.

No es un paso difícil, es un paso de fe y con ello entramos en un estado de justicia a causa de ser parte del cumplimiento de la palabra, más allá de lo que otros digan, opinen ó quieran creer, es más poderoso creer en la palabra, que creer en lo queremos e incluso necesitamos, no lo cree?

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