Para muchas personas eso de estar lejos de Dios es casi casi que algo común y algo a lo que están acostumbrados de modo que ven eso de acercarse a Dios como algo complejo, difícil y algo que en algún futuro habrán de hacer, pero que como no tienen idea de cómo hacerlo, simplemente lo van postergando una y otra y otra vez.

Suena raro, pero es más común de lo que imaginamos, el detalle es que lejos de que sea algo complejo, es algo imposible, no hay tal cosa como que nosotros nos acerquemos a Dios pues para que pudiéramos hacerlo, tendríamos que conocer a Dios y saber donde está y es cierto que aún queriendo y tratando de orar, hay personas que tienen problemas con verlo, escucharlo y sentirlo, pues no saben si se están encontrando con Él ó simplemente se están encontrando con la versión de Él que tienen en su cabeza ó los beneficios que pareciera que no logran sacarle como para convencerse de por fin acercarse y tener una relación con Él.

Todo comienza por la fe, es decir por el creer, el problema es que las personas tienen la idea de que pudieran creer en lo que más les conviene, lo que más les gusta ó bien en lo que les dijeron acerca de Dios, pero no es así, Dios es uno solo, Él no cambia, ni se adapta a nuestras situaciones, es por eso que es santo y requiere santidad de parte nuestra, siendo esta santidad el que nos atrevamos a pensar de Él solo lo que Él es y no lo que nosotros queramos.

Y cuando decimos fe, es creer no en quien nosotros pensamos que es Dios, sino creer en ese Dios que se dio a nosotros y que espera que le aceptemos, no como queremos, no parcialmente, sino de manera completa, pues Él tiene para nosotros el invaluable regalo de la salvación el cual la mayoría no entiende hasta que lo obtiene y una vida plena, que está por encima de los ruegos y rezos individuales y aislados que hacemos.

La cita de hoy trata de un hombre que por 38 años estuvo lisiado, y todo lo que esperaba era que alguien hiciera “algo” por él, es decir que en un arranque de suerte y buena voluntad lo llevara a encontrarse con el favor “aislado de Dios”, ya que se encontraba a la orilla de un estanque donde periódicamente bajaba un ángel que tocaba el agua y solo la primer persona que entrara en ella era sana, por tanto era más importante entrar al agua que sanar y más importante que encontrarse con Dios, aun siendo Dios el autor de la sanidad que esperaban.

Se puede usted imaginar cuantas personas había ahí?, se puede imaginar cuales eran las oportunidades que todas personas tenían de entrar al agua?, se imagina la condición de estas personas tras estar años y años en este lugar?, su condición física y emocional debía ser terrible y la espiritual no lo quiero ni pensar, su obsesión era tal que aun encontrándose cara a cara con Yeshúa (Jesús) no le reconoció, pero lejos de eso, se le ofreció la oportunidad de sanar y técnicamente la rechazó, pues estaba más interesado en ganarle a los otros enfermos y entrar al agua y estaba más frustrado porque sabía que no lo podía hacer solo que no entendía que su oportunidad había llegado, no el día de entrar al agua y no la persona que le ayudaría, sino el día en el que Dios se iba a hacer manifiesto en Él y no solo le iba a sanar, sino le iba a cambiar su manera de pensar y de vivir.

Piense esto, a partir de ese momento el hombre iba a dejar de perseguir oportunidades, “La” oportunidad había venido a él, a partir de ese día, la bendición iba a dejar de ser algo aislado y esporádico, “La” bendición permanente estaba frente a él y con ello un nuevo estilo de vida, y a partir de ese momento se rompió la necesidad de encontrarse con el Dios que “por algo” hace las cosas y caminaría en la constante presencia del Dios que vino a su encuentro.

Unos renglones antes de la cita de hoy, nos habla de que Yeshúa (Jesús) se dirigía al templo a adorar y que escuchó de éste hombre y se desvió a verlo, fue movido a misericordia, pero no solo fue y le sanó, porque nada le hubiera costado tocarlo discretamente y sanarlo, pero lo que hizo es que le dejó claro que fue a buscarlo y no solo para hacerle un favor y dejarle algo lindo sino para cambiar su manera de pensar, así como promete en Jeremías 33:3, que nos promete “clama a mi y yo te responderé y te mostraré cosas grandes y ocultas acerca de tu futuro”, cuando Yeshúa (Jesús) se desvió de su camino, es porque escuchó el clamor de este hombre, el clamor que hacía el reconocimiento de hacer las cosas por sí solo y la necesidad de un salvador.

De esa misma manera, cuando usted deje de pensar que se “tiene” que acercar a Dios y que alguien le debería de enseñar cómo hacerlo, aprenderá que Dios le ha buscado a usted infinidad de veces, para hablar con usted y para escucharle, de modo que le pueda responder con algo más grande y más permanente, así como lo hizo con este hombre.

A lo mejor usted está pensando que algún día se acercará a Dios ó que algún día leerá esa Biblia que tiene ahí arrumbada, pero piense esto, cómo escuchará lo que Dios tiene que decirle acerca de su condición y de su futuro si no pasa tiempo en oración pretendiendo escucharle ó como escuchará a Dios si no lee su palabra por medio de la que Él le hablará?, piense esto, aun este escrito es una visita del Dios vivo invitándole a quitar los ojos del estanque y de la falta de alguien que le aviente al agua, Dios espera que usted le vea a los ojos y abra sus oídos a lo que tiene que decirle, de modo que pueda usted levantarse y seguirle, pues Él se bajó de la cruz, resucitó y vino a encontrarse con usted para que tenga la misma vida que Él tiene.

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