Para muchas personas el “acercarse” a Dios tiene que ver con el dejar de hacer cosas que les gustan (aunque estén mal) y comportarse de una manera anticuada, incómoda y aburrida, pensando ingenuamente que esto agrada a Dios y que esto desatará una serie de cosas “buenas” en sus vidas, como si Dios tuviese algún beneficio de que nos portemos “bien”, lo ha pensado?

El detalle es que en su acercarse a Dios, las personas comienzan una lucha con su propia carne, es decir con sus deseos y con aquellas cosas que les provocan placer y lejos de acercarse a Dios, ocupan su tiempo y sus pensamientos en aquello contra lo que luchan, en vez de ocuparlos en el Dios al que quieren acercarse.

Por tanto, siempre he repetido (y esto es mi opinión) que no hay tal cosa como acercarse a Dios, pues Dios está en todos lados y el hacer cosas que las personas consideran como “buenas” ó el ir a la iglesia no cuenta como “acercarse”, pues en la mayoría de los casos nos pone en esa lucha que nos enfoca y concentra en nuestro pecado y no en Dios.

Es por eso que insisto tanto a las personas que deben de leer la Biblia, pues en ella no encontrarán reglas ni prohibiciones, sino encontrarán a un Dios con facultades y capacidades increíbles, encontrarán a un Dios capaz de amar sobre todas las cosas y un Dios que dice habernos creado a su imagen y a su semejanza, esto quiere decir que lejos de dejar de hacer aquellas cosas que consideramos como malas, nos da la capacidad de hacer las cosas que él hace.

Entonces?, qué es lo que pasa con nuestro pecado?, simplemente se va y desaparece?, no, definitivamente no, el pecado no se va a ningún lado, pero nuestra mente y nuestra alma son transformadas por el efecto de la palabra y llegará un momento que entendamos que no hay manera posible que en nuestras fuerzas podamos controlar ese pecado, ni dejarlo de cometer voluntariamente y que nos es necesario un salvador que nos rescate de nuestra manera de vivir y  nos dé una nueva.

La verdad es que de acuerdo a lo que entendemos de la Biblia en el capítulo 20 del libro de Éxodo, casi todas las cosas que hacemos y cometemos erróneamente, nos vienen como herencia, estamos habituados a los patrones familiares y poco empeño tenemos en romper con esos hábitos, pues ya los vemos como algo normal, como parte de nosotros, es por eso que ese pecado ha formado una forma de gobierno, no solo en nosotros, sino en nuestras generaciones.

Sé que esto suena un poco dramático y drástico, pero es algo que solo el poder de la sangre de Yeshúa (Jesús) puede romper, es por eso que Él mismo nos dejó dicho que nos es necesario nacer de nuevo para poder romper con los hábitos de pecado en nuestra vida y establecer nuevas costumbres que nos den identidad y nos hagan vivir de una manera constante y con un propósito.

La cita de hoy nos deja claro que no luchamos contra nuestra persona, ni otras personas, otras versiones de la Biblia lo narran como “carne ni sangre”, nos revela que hay factores espirituales a los cuales solo Yeshúa (Jesús) puede vencer y que son aquellas cosas que debemos de aprender a dejar en sus manos al paso que vamos descubriendo quien es Dios y lo vamos aprendiendo a conocer.

No podemos hacer las cosas a nuestro modo en los asuntos espirituales, y sabe por qué?, sencillo, hasta ahora no nos ha funcionado y si así fuera, no estaríamos considerando el “acercarnos” a Dios y no estaríamos pensando en hacer las cosas ahora si bien.

Piense esto, Yeshúa (Jesús) venció al Diablo en la cruz, está vencido, el poco efecto que sigue teniendo en nosotros es porque le hemos dado entrada y le hemos creído más a él que habita en el mundo que a Dios quien tiene verdades eternas para nosotros, solo un tonto se deja oprimir por alguien que ya está vencido, no lo cree?, pues esos tontos somos nosotros cuando creemos que podemos tener una relación con Dios a “nuestra manera” y seguimos luchando contra nosotros mismos, nuestra carne y los deseos que esta nos provoca.

Le Invito a que reflexione en ello y tome tras ello un tiempo y lo platique con el Padre Celestial, reconozca que por más que se esfuerce le es imposible dejar de hacer aquello con lo que lucha y deje que sea Él quien derroque a los gobiernos y autoridades que le dominan.

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