Se ha puesto a pensar que en muchas ocasiones oramos solo por orar? es decir, pedimos cosas que no sabemos si recibiremos y por lo tanto no ponemos el empeño en orar como debiera de ser, como si en realidad pudiéramos recibir lo que pedimos y como si ese momento de intimidad con Dios en realidad pudiera ser el parteaguas de nuestra vida y lo que hiciera la total diferencia en quienes somos hasta ese momento y lo que seremos después.

En ocasiones nos hace falta el entender que estamos delante del Todopoderoso, del Shaddai, del Dios que todo lo puede, pero antes que eso el que gobierna en majestad y olvidamos esa  majestad y nos comportamos como si Él nos debiera algo y nos tiene que cumplir aquello que lejos de pedir, pareciera que demandamos.

Y no se lo digo con el afán de hacerle sentir mal, de hecho, creo que todos lo hacemos a veces de esa manera, pero le quiero llevar a un entendimiento un poco más allá de solo la reverencia que le debemos a Dios, sino el hecho de la esencia de Dios y la naturaleza nuestra al momento de presentarnos delante de Él.

Me encanta esta escena donde Dios se presenta a Moisés en forma de zarza ardiente (una zarza es un arbusto seco que le toma solo unos segundos consumirse, sin embargo en esta ocasión no se consumía con ello Dios llamó la atención de Moisés), pues solamente el hecho de acercarse hizo que Moisés entendiera que no estaba frente a cualquier dios, sino este era uno que demandaba santidad para poder estar en contacto con Él, Moisés debía descalzarse, es decir dejar su manera de caminar por la vida para poder acercarse a Dios, dejó sus ideas, su visión de quien era Dios y lo que sabía de Él para poder acercarse y ser renovado en su mente, por el Espíritu, por parte de Dios, para que sus actitudes también cambiaran (Efesios 4:23).

Posterior a esto Dios le dio una serie de instrucciones a Moisés para que las llevara a cabo, el ir y liberar a los Israelitas estaba entre ellas, pero lo interesante es lo que sucedió en este momento de intimidad y es en realidad de lo que le quiero hablar.

Primeramente, observe que la cita de hoy habla acerca de Dios describiéndose a sí mismo, diciendo “Yo soy el que soy”, no se le hace emocionante?, no es que Dios fuera a rescatar a los Israelitas en el futuro, no es que el pudiera hacer algo por ellos, el ya era Dios en ese momento y como parte de su naturaleza, su decisión ya era un hecho, no era algo futuro, la libertad de los Israelitas era un hecho en el Kairos (el tiempo de Dios), solo faltaba traerlo al Kronos (el tiempo de los hombres), a su vez, Moisés había sido transformado en presencia de Dios, regresado a la imagen y semejanza de Dios y capacitado para hablar con el Faraón y liberar al que acababa de ser designado como su pueblo, no es algo que iba a aprender, no es algo que iba a suceder en el futuro, todo era un hecho, pues Dios es y por su intimidad con Moisés, éste era también en ese momento.

El detalle radica que nosotros vamos a lo que creemos que es la presencia de Dios y olvidamos que Él ya pagó por nuestros pecados, por nuestros problemas y por tanto ya es nuestro salvador y ya es la solución a nuestros problemas, sin embargo lo seguimos tratando como alguien que va a hacer en el futuro, alguien a quien nos habremos de someter algún día y alguien que parece una buena alternativa, por tanto en pocas ocasiones entramos a lo que verdaderamente es su presencia, en pocas ocasiones tenemos una verdadera intimidad con Él y rara vez nos permitimos salir de ahí transformados con la capacidad de hacer aquello que nos toca en nuestro proceso de fe.

Piense esto, a veces lo que pedimos pudiera ser pasajero, siendo que Dios es tan eterno que puede hacer que algo tan efímero y pasajero como el consumirse de una zarza, Él lo hace permanente y eterno, por tanto aquello que Él haga en nosotros, nunca podrá ser desecho, pues es la característica de lo que Él hace, pues lejos de hacer cosas lindas y buenas, deposita su naturaleza en nosotros y nos llena de su Espíritu para que hagamos las cosas como Él las haría y nos puso como ejemplo en su paso por la tierra (Juan 14:12)

He llamado a este escrito “el problema de la fe futura”, pues nuestra fe pareciera que habla de cosas que pudieran suceder en el futuro, lejos de creer en el Dios que ya es y su soberanía sobrepasa nuestras situaciones, nuestras circunstancias y nuestras debilidades, cuando empecemos a creer en el “Yo soy el que soy” entenderemos de todo lo que nos hemos perdido y empezaremos a tener una fe presente y siempre viva, cómo lo hizo Yeshúa (Jesús) cuando estuvo entre nosotros y nos lo enseñó.

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2 Comentarios

  1. Tania Xatzill

    Cuando dices que deposita su naturaleza en nosotros esto seria nuestro pensamientos?