Sabe, pocas personas meditan acerca del carácter de Dios, la gran mayoría se conforma con pensar que Dios es bueno, pero pocos realmente tienen una consciencia de que la bondad de Dios la cual es absoluta, no tiene nada que ver con la idea de lo que es “bueno” para los hombres, y se pierden de lo emocionante de conocer el carácter de Dios.
Dentro de las cualidades que más me emocionan del carácter de Dios está el que sea celoso, que no está dispuesto a compartirnos con nadie ni con nada y que demanda la exclusividad de nuestro corazón, si Él lo dio todo, puso en nosotros también la capacidad de darlo todo.
Y con esto, quiero llevarle a un plano al que pocos meditan, pero es parte esencial de nuestra fe que debemos de tener muy consciente, así que le pido (sabe que pocas veces lo hago) que deje lo que está haciendo y se concentre en lo que está a punto de leer.
Yo vivo en Guadalajara y parte de la zona conurbada es Tlaquepaque, quien es famosa entre otras cosas por sus “jarritos” los cuales son tan frágiles que de verlos se rompen, y casualmente (obvio no puedo generalizar) la gente de esta región se distingue por ser sumamente sensible y “se sienten” por el más mínimo comentario, de ahí la famosa frase “eres como jarrito de Tlaquepaque”, y de ahí se deriva mi reflexión.
Qué es lo que pasa cuando alguien nos ofende y decidimos “sentirnos” ó mejor y más claramente dicho decidimos guardar rencor en nuestro corazón para con esa persona?, sabe qué es lo que sucede?, la respuesta va a sonar cruda, pero es real, en ese momento nos convertimos en idólatras, pues damos entrada a nuestro corazón el cual debería ser hábitat exclusivo de Dios a un sentimiento corrosivo en el recinto santo de Dios!, lo había pensado?
No siendo suficiente eso, nos llenamos de orgullo (otro sentimiento ajeno a Dios) y nos damos el lujo de decir que “perdonamos pero no olvidamos”, haciendo que estos 2 sentimientos tengan una residencia permanente en el lugar mas puro que debería de haber en nosotros.
Al quedarnos claro esto, no debería de ser de nuestro asombro el que se nos dificulte escuchar la voz de Dios, el “portarnos bien” ó simplemente el orar, siendo que Dios no cohabita con la maldad ni el pecado, nuestro corazón no tiene cabida para Él a causa de la decisión que hemos tomado de albergar sentimientos y personas que no corresponden en ese lugar, terrible no?
Ahora entiendo a Salomón cuando escribió la cita de hoy, pues al no cuidar nuestros corazones, nos exponemos a caminar bajo las consecuencias de cada uno de nuestros actos, y a la deriva de nuestras decisiones, siendo que de lo contrario, la sabiduría, la templanza y el amor emanarían de nuestro interior y tenderíamos no solo los pensamientos, sino también las actitudes de Yeshúa (Jesús) quien no solo era bueno, sino era inofensible, su corazón estaba tan lleno del Padre que no tenía cabida para ofensas externas.
Hay personas que se justifican diciendo que no son “malas personas”, porque dicen no hacer daño ni ofender a nadie, pero el que no sean “malas personas”, no las convierte en buenas personas, por el contrario, las hace mediocres, pues como decimos en México “ni pichan, ni cachan, ni dejan batear”, Dios nos creó como guerreros, nuestro trabajo no es ser inofensivos, sino ofensivos, cero tolerantes al pecado y dispuestos a dar la vida por los pecadores y rescatarlos de su equívoca manera de vivir, por medio del amor y sin juzgar sus actos ni sus motivos.
Lo nota?, un corazón lleno de Dios tiene 2 características emocionantes, son ofensivos a la mediocridad y al pecado y son inofensibles, pues no dejan, ni permiten que factores externos les afecten y conservan siempre la capacidad de amar y dar.
Es en éste punto donde los celos de Dios se convierten en algo emocionante y es excitante el sentir cómo Dios no está dispuesto a compartirnos, cuando su propósito y su capacidad es expresada en nosotros, sin la capacidad de sentir ni guardar rencor y siempre en el ejercicio de la piedad y las cosas sobrenaturales.
Gracias por hacernos meditar y por ayudarnos a entender el corazón de Dios,, y lo más Importante el que estamos hechos para reflejar esa naturaleza