Para muchas personas la fe tiene que ver con sus circunstancias, es decir, creen de acuerdo a lo que ven y a lo que necesitan y su fe se limita a eso, pero cuando entendemos las cosas como Dios las entiende, la fe tiene que ver con visión y el rumbo que habremos de tomar, y es por eso que Dios se deleita en mostrarnos el futuro (profecía) para que tengamos claro qué es lo que nos espera y hacia donde vamos.

En muchas ocasiones hemos escuchado la famosa frase que reza “todas las cosas les vienen a bien a los que aman a Cristo” y es 100% cierta, ya que está escrita en la Biblia, pero no aplica para todos, pues muchos al repetir esta frase, aprietan los ojos y alguna otra parte de su cuerpo queriendo “amar” a Cristo en ese momento para que les aplique esta verdad, siendo que en realidad tiene una condicionante, y esa tiene que ver con el hecho de que quienes aman a Cristo viven de acuerdo a un propósito (compruébelo usted mismo al consultar Romanos 8:28) y la verdad es que muchos ignoran ese propósito de parte de Dios para sus vidas.

Lejos de lo que muchos piensan, Dios no es místico, ni tiene mensajes ocultos para nosotros, de hecho quienes creen de esa manera han desvirtuado esta cita al grado de decir “Dios por algo hace las cosas” como si Dios tuviera motivos ocultos de porqué hace las cosas y actuara tras bambalinas, pero debemos de aprender a diferenciar entre la buena suerte y la intervención divina en nuestras vidas y será entonces que aprenderemos a desatar el favor de Dios en ellas.

Para que podamos tener una fe adecuada, debemos de tener un par de cosas siempre presentes de modo que podamos siempre cumplir con nuestro propósito, piénselo de esta manera, la Biblia nos dice que Satanás es el príncipe de éste mundo, de modo que le pertenece, y cuando Adán y Eva fueron enviados a la tierra, lejos de lo que muchos creen Dios los bendijo y les dio 5 instrucciones 1.- fructificar, 2,- multiplicarse, 3.- llenar la tierra (de hijos de Dios), 4.- sojuzgar la tierra (establecer la diferencia entre el bien y el mal) y por último 5.- enseñorearse de la tierra (gobernarla), por tanto, si lo entendemos, nuestro papel es arrebatar de las manos de Satanás la tierra, y Dios no solo nos dio el método de cómo hacerlo, puso en nosotros una capacidad natural (en realidad es celestial) para hacerlo.

El problema es que si no nos dedicamos a fructificar (crecer en el conocimiento de Dios), no nos multiplicamos (enseñamos a otros a vivir como nosotros), no llenamos la tierra (no tenemos hijos e hijas que vivan en santidad), no sojuzgamos la tierra (no somos nosotros quienes establezcamos la verdadera diferencia entre el bien y el mal) y no nos atrevemos a gobernar la tierra (es decir, no nos atrevemos a vivir de manera que la tierra nos sirva y no al contrario), jamás ganaremos terreno para Dios y difícilmente podremos vivir de esa manera en la que esperamos, porque solo donde Dios habita, la abundancia (en general) es la constante, aquí en la tierra es relativa y pasajera, pero si nos comportamos con la intención de establecer el Reino de Dios y hacemos esto que nos indicó, las cosas por las que regularmente oramos (en realidad pedimos) simplemente nos seguirán de acuerdo a la promesa de Mateo 6:33, lo que es lo principal ó el tema central de nuestra oración se convertirá en esa famosa “añadidura” de la que tantos hablan.

Si lo nota, eso de conocer el propósito de Dios para nuestras vidas no está tan difícil, todo es cuestión de empezar y seguir, de hecho estos 5 mandamientos iniciales, evolucionaron a los famosos 10 mandamientos de Moisés y luego se perfeccionaron en la gran comisión que Yeshúa (Jesús) nos dejó en Marcos 16:15-18, todo tiene que ver exactamente con lo mismo, Dios es un Dios coherente y nada de lo que está en su palabra pierde vigencia ni cambia, recuerde que aún la cruz misma fue creada y planeada antes de la creación del hombre, pues el hombre no es otra cosa que parte de un plan perfecto y de absoluto amor.

De modo que así es como entendemos que nuestro papel es el de conquistar, todos los días debemos de ganar terreno, tanto en lo personal, como en lo espiritual, todos los días debemos de ir un paso más allá, todos los días tenemos la capacidad y la responsabilidad de ganar terreno para Dios y que por consecuencia los asuntos de la tierra se resuelvan a nuestro favor constantemente como parte de la promesa de Dios, sólo que tenemos 2 alternativas, el batallar por lo pequeño y sobrevivir cada día ó bien hacer las cosas al modo de Dios.

Hay otra frase que viene en la Biblia que usamos constantemente y esa tiene que ver con el “ganarse el pan con el sudor de nuestras frentes”, esa es una de las maldiciones que cayeron sobre Adán y Eva cuando salieron a la tierra y aplica también de manera particular y general, es decir, aplica para quienes viven en el mundo y de acuerdo a las condiciones del mundo, pero no para quienes decidieron hacer del Reino de Dios su manera de vivir, el problema es que insistimos en ganarnos el pan con el sudor de nuestras frentes y no vivir como Dios nos enseña.

Es por eso que Dios le dio la promesa de la cita del día de hoy a los Israelitas, estaban por entrar a la famosa tierra prometida y les dijo, todo lo que pise la planta de su pie, les será entregado, obvio con la condición de que fueran en papel de conquistadores para el Reino de Dios y no con la intención de que les pasaran cosas “lindas”, no es lo mismo ir en el nombre de Dios a cualquier lugar ó ir como se dice coloquialmente con la intención de “jalar agua para su molino”.

Medite en esto, Dios ya no puede hacer absolutamente nada por nosotros, pues Él ya lo hizo todo, dio la vida de su Hijo para que pudiéramos tener libertad y actuar de acuerdo a su enseñanza y su plan, es ahora parte de nuestro papel el decidir, si seguimos viviendo neciamente ó nos atrevemos a recibir todo aquello que la planta de nuestro pie pise…

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