Mucha gente teme acercarse a Dios por temor a la gente religiosa y de cierta manera tienen razón, es muy incómodo que otras personas pretendan decidir por uno cómo es que habremos de vivir e incluso cómo habremos de comportarnos, pero sabe, eso solo sucede si no tenemos la cantidad adecuada de conocimiento de Dios, siempre habrá alguien que crea que sabe más que nosotros y que pueda “corregir” nuestras maneras de vivir, siendo que en realidad Dios siempre ha tenido otra idea.

Dios nos dejó su Palabra, en ella está contenida la ley, la ley rige principalmente la manera en la que habremos de vivir y la manera en la que habremos de honrar a Dios, pero lejos de lo que muchos piensan, que es una serie de reglas y una serie de mandamientos aburridos, es una carta de amor, sólo tenemos que conocerla y verla desde el ángulo adecuado, es decir, debemos de ver la como Dios la ve para que podamos apreciarla y se lo voy a tratar de explicar.

Hay personas que afirman que el Antiguo Testamento ha perdido vigencia y que todo eso es asunto del pasado, mientras que el Nuevo Testamento el cual se resume en amor, es lo que prevalece, esto es obviamente afirmado por quienes no han leído y no conocen ni el Antiguo ni el Nuevo Testamento, pues si lo hicieran se darían cuenta que el Nuevo no tiene sentido de ser sin el Antiguo y no entenderían el significado ni de la misericordia de Dios, ni de su gracia tampoco.

Le voy a confesar algo que en realidad no debería, pero lo hago con la esperanza de que le anime a leer la Biblia, la ley de Dios es una carta de amor, por que en realidad es completamente imposible de cumplir, no existe ser humano que pueda vivir de acuerdo a la ley, es por eso precisamente que necesitamos a Yeshúa (Jesús) quien vino pagó el precio de la ley, de nuestro pecado, llevó nuestras enfermedades y nos dio un salvoconducto a la eternidad, y lo mejor de todo!, no es parte de un rescate que “tuvo” que hacer, todo lo planeó desde antes de crear al hombre, es decir, la cruz fue el plan perfecto de Dios desde un inicio!, si eso no es una carta de amor, entonces no sé que lo pueda ser!

Dios sabe que habremos de fallar, pero también nos prometió que habremos de dejar de pecar en muchas áreas de nuestras vidas, es decir, cada vez que vayamos a su presencia y nos hagamos objeto de su sangre, Él nos perfeccionará en una de las áreas de nuestra vida de manera que nos perfeccione poco a poco y nos vaya transformando cada vez de regreso a su imagen y a su semejanza (semejanza: capacidad de expresar su naturaleza), pero necesitamos su palabra y necesitamos su ley, para poder diferenciar entre las cosas que podemos nosotros hacer y las que solo Él pudo cambiar en nosotros.

Es cierto que habrá un momento al conocer la ley que pareciera que ésta se ha vuelto en contra nuestra y que no habrá cosa que hagamos que esté bien, pero es parte del proceso de conocer, amar y depender de Dios, véalo en la cita de hoy, los discípulos remaban camino a Capernaúm, es decir, hacían lo que Dios les indicó y hubo un momento en el que hubo fuerte viento (oposición, lo veíamos en la reflexión del día de ayer) y el mar se agitó mucho.

Aquí es donde quiero hacer un pequeño paréntesis, en la Biblia, la Palabra de Dios se describe a sí misma como agua, cada vez que vemos agua, vemos a la Palabra y en esta cita el agua se agitó, quiere decir que los mismos discípulos estaban cayendo en su propia religiosidad, estaban sobre espiritualizando las cosas y se condenaban los unos a los otros, y pareciera que estaban destinados a fracasar en su empresa, y fue justo entonces que vieron a Yeshúa (Jesús) caminar sobre las aguas, es decir por encima de la ley.

No hay manera que entendamos la gracia de Dios si no conocemos su palabra, pues nos es necesario que entendamos las cosas que nos son imposibles de cumplir y las cosas que no podremos hacer, para que las veamos hechas realidad y como parte de nuestra vida como por arte de magia (en realidad gracia) para que podamos reconocer a Dios, y sus promesas hechas realidad en ella.

Yeshúa (Jesús) caminó por encima de las aguas, es decir, por encima de la ley, porque no solo fue el único capaz de cumplirla, sino porque sus frutos se lo permitían (los frutos del Espíritu, hablaremos de eso en las reflexiones futuras de esta serie) y les invitó a sus discípulos a hacer como Él hacía a vivir por encima de la ley, aunque su comportamiento y su historia nos los permitía, pero la gracia que Él derramó en nosotros si, como ve?

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