Por alguna extraña razón las personas que se encuentran en problemas ó se encuentran afligidas suelen buscar consuelo en algún punto en el tiempo de su pasado y toman ese tiempo como referencia para orar y suelen pedir (obvio, no es una regla, pero si es muy común) que las cosas vuelvan a ser como antes, como ese punto en el tiempo que recuerdan ó bien que imaginan, porque en general es una memoria alterada donde la necesidad de bienestar les hace pensar que las cosas eran mejores de lo que en realidad fueron.
Esto no es un asunto aislado, como le decía es algo muy común, de hecho la misma Biblia lo documenta, los Israelitas quienes clamaban desesperados a Dios a causa de su esclavitud, llegaron a pensar en su tiempo de esclavitud, como un “tiempo mejor” mientras caminaban por el desierto y reclamaban a Moisés y a Dios el haberlos sacado del lugar donde abundaba la carne y comían ajos y cebollas, puede creerlo?, si lo leemos el día de hoy pareciera ridículo e inaudito, sin embargo fue cierto, su situación emocional y egoísta les hacía pensar que el pasado era mejor y solo les inspiraba el querer a que las cosas regresaran a ser como eran.
De modo que no le extrañe que le suceda a usted también, yo, haciendo un ejercicio de consciencia y honestidad, le tengo que confesar que es cierto, he alterado mi pasado y lo he idealizado en muchas ocasiones y me he atrevido a pedir que las cosas fueran como eran, aunque en realidad estaba pidiendo más de lo que era, pues si las cosas hubieran sido tan buenas, también mi actitud lo hubiera sido y no hubiese caído en la situación que me encontraba en ese momento, no lo cree?
Afortunadamente Dios no escucha ese tipo de oraciones, sin embargo tiene una respuesta eficaz, duradera y adecuada para nosotros y este tipo de situaciones, y nos pone un punto de referencia aún mejor que lo que pudiéramos ubicar en nuestra mente y en nuestro corazón y lo llama la eternidad, y por favor no me mal entienda, eternidad no es eso que muchos creen que empieza el día que morimos, eternidad es algo que no tiene principio y que no tiene fin, es el tiempo en el que Dios habita y es un tiempo paralelo al que nosotros vivimos, donde lo efímero no tiene lugar.
Y es precisamente por eso que Dios estableció un orden para detener el pecado en nuestra vida y como lo dice en la cita de hoy “restaurar” nuestra tierra, es decir, la llevará a los niveles y a los estándares de la eternidad, de modo que lo que haga en ella, no deje de ser por el resto de nuestros días, como por el resto de la eternidad y eso sucederá en cada área de pecado de nuestra vida si lo permitimos y si hacemos como hemos aprendido en cada una de las reflexiones de los días anteriores.
Es decir, Dios no va a sólo enderezar las cosas, sino va a sembrar en nosotros costumbres de Reino, en otras palabras, la identidad necesaria, para que eso que Él haga, no cambie, sino que fructifique y crezca no solo en nosotros, sino en las generaciones venideras, hasta mil, según su promesa (vea Éxodo 20:5-6 como referencia), es por ello que el arrepentimiento para el perdón de los pecados no es el sentirse mal por lo que hicimos y poner una cara larga, pues si lo hacemos de esa manera, en cuanto volvamos a sentir ganas de pecar, lo haremos sin miramientos, pero si los tratamos como hemos visto y nos empezamos a comportar como verdaderos hijos de Dios, seremos restaurados no a la imagen de un tiempo anterior, sino a la imagen original a la verdadera semejanza de Dios, tal y como Él nos diseñó de manera que nunca volvamos a sufrir, sino vivamos en constante victoria y en completo dominio de quien somos a causa de la visión clara de la intención de Dios en nosotros.
Le invito a que lea estas 7 reflexiones a que entienda como Dios pretendía y ha pretendido bendecirnos siempre, sólo necesita que nuestro corazón se incline a Él y no solo a lo que Él puede darnos y hacer por nosotros, de esa manera, sus efectos serán no solo evidentes, sino constantes y duraderos, de modo que podamos reflejar su gloria y hacer nuestra parte en su Reino, al establecerlo en esta tierra.