No me deja de fascinar que todas las personas defienden constantemente lo que llaman “sus derechos”, dicen poder decidir sobre sus cuerpos y abortan bebés, se tatúan, se hacen “piercings”, se alimentan de maneras que otros han inventado y no sé que tantas cosas más, y como decía lo llaman su “derecho”, sin embargo, cuando estas cosas que hacen tienen sus consecuencias, reniegan e incluso culpan a Dios por ellas, se enojan porque las cosas no les salen “bien” y porque ahora están enfermos (no solo del cuerpo, sino del alma también) y dicen ahora tener derecho a ser felices.
También sucede que las personas tienen todo tipo de relaciones con todo tipo de personas, se casan y se divorcian constantemente y dicen estar en su “derecho” de ser felices y de tener quien les quiera, en su paso por las diferentes relaciones que tienen (ya sea de amistad, laborales, y de toda índole) dejan una huella de desencanto, de enemistad, de rencores que pareciera un panteón si se pudiera expresar de manera gráfica, sin embargo consideran tener derecho a expresar su libertad de relacionarse con otras personas.
El detalle es que pareciera que luego Dios tiene que componer lo que las personas descompusieron ó peor aún tiene que cargar con la culpa y las consecuencias de los derechos de las personas, siendo que previamente Dios nos dio una guía de cómo vivir, de qué hacer incluso con nuestros cuerpos y de cómo relacionarnos, tener hijos y todo lo que incluye aquellos detalles para tener una buena vida, cada una de estas cosas son inamovibles, pero muchos ó las descartan ó peor todavía las desconocen e ignoran.
Todas las personas creen que deben de tener un acercamiento con Dios, como si el apretar los ojos de vez en cuando e ir a la iglesia ocasionalmente fuera a verdaderamente lograr que Dios “los bendiga”, siendo que en realidad lo que deben de hacer es conocer a Dios para que luego el conocimiento del Dios fascinante les atraiga y no les quede de otra que vivir una vida plena y una vida llena de éxitos y garantías, no solo de las famosas “bendiciones” que la mayoría no entiende.
La Biblia no es una herramienta de adivinación, esto lo digo por aquellos que dicen abrir la Biblia y encontrar mágicamente la solución a sus problemas, esto nunca dejará de suceder, no porque Dios nos hable, sino porque Dios la escribió para que vivamos mejor, de modo que donde la abramos, encontraremos algo que se relaciona con nuestro bienestar, la Biblia es un manual para la excelencia, la Biblia es un manual de vida y no hace otra cosa que tratar con nuestro entendimiento para llevarnos de la vida terrenal a la vida espiritual, la cual manifiesta a Dios y su Reino en nosotros de manera que otros la puedan ver y aspiren a ella, así de sencillo.
La Biblia está llena de promesas, las cuales no podemos reclamar a menos que las conozcamos y cumplamos la condición de cada una de ellas, pero una vez siendo así, ni nuestra mala actitud nos puede separar de su efecto, pues lo que Dios da, no lo quita, ese es su sello, todo lo que viene del Padre, es eterno, Él no da soluciones temporales, Él no da pequeñas dosis de bondad, Él se asegurará que lo que nos dé y lo que ponga en nuestra vida, sea permanente y se note imposible en nosotros de manera que debamos darle crédito y honra por lo que hace.
Por tanto es importante que indaguemos en nuestras Biblias (obvio cada quien debe de tener la suya) de manera que perseveremos en su palabra, en sus promesas y en sus condiciones de manera que diariamente veamos su cumplimiento y que los milagros de Dios dejen de ser algo esporádico y algo poco común, sino que sean parte de nuestro diario acontecer y nuestra vida cotidiana.
Rete a Dios y verá que así como promete la cita de hoy, Él no tiene porqué mentir y no tiene porqué dejar de cumplir ninguna de sus promesas, las puso ahí para nosotros, y no se arriesgaría a perder nuestro amor.