En ocasiones nos se difícil el simplemente portarnos “bien” la mayoría de nosotros sabemos qué es lo que se supone que debemos de hacer ó al menos lo que se espera de nosotros, sin embargo nuestros pensamientos se mantienen ocupados y dominados por aquello que nos gusta que por lo general tiene que ver con cosas vanas, egoístas ó simplemente relacionadas con el pecado, de modo que nos da pereza, impotencia ó nos disgusta el hecho de dejar de hacerlas ya que nos provocan algún tipo de placer.

Entonces?, cómo es que aprenderemos a obedecer a Dios?, cómo es que un día seremos verdaderamente buenos?, cómo es que llegaremos a ese punto donde nos podamos encontrar con Dios y veremos las cosas como Él la ve?

La respuesta es más sencilla de lo que imagina, la respuesta de esto es en la oración, pero por favor no me mal entienda, no es que tengamos que venir delante de Dios a pedirle todo esto, pues le pediríamos algo que no podemos siquiera imaginarnos, más bien tenemos que venir a practicar el hecho de ser transformados en su presencia y asegurarnos de nunca salir de con Él de la misma manera como entramos y de eso le quiero hablar el día de hoy.

Para esto antes que otra cosa, le quiero hablar de un concepto que es vital para que esto pueda funcionar y que de alguna manera hemos adoptado en nuestras vidas e incluso sin saber verdaderamente de qué se trata, hemos adoptado como algo “bueno” y ese concepto es el de la rebeldía.

Para muchos la rebeldía es el decir que no a la religiosidad y de alguna manera practicar la libertad y el hacer cosas divertidas, para muchos la rebeldía es algo así como no obedecer las reglas de vez en cuando y simplemente disfrutar, pero sabe, la rebeldía va mucho más allá de eso, pues la rebeldía tiene su fundamento en la ignorancia, es decir uno solo puede ser rebelde si es ignorante acerca de algún tema, cuando está tan enfocado en sí mismo que olvida el conocer, entender y amar a su contra parte, es por eso que se les llama “rebeldes sin causa”, pues por lo general solo se sublevan a lo existente sin siquiera conocerlo de manera adecuada, tiene sentido lo que le digo?

Ahora bien, es interesante pensar que la mayoría de las personas aseguran que deben de conocer más acerca de Dios y a Dios mismo, sin embargo se rebelan a lo que entienden como parte de su voluntad (la Iglesia) pues suponen que esta castra su libertad y les prohibe vivir de acuerdo a como lo hacen, pero en su pensamiento y en su actitud han dejado fuera a Dios.

Es por eso que es importante, bueno en realidad no es importante, es vital que leamos la Biblia, entendiendo primero que es un libro que nos enseña a conocer a Dios y segundo, teniendo la plena confianza de que Dios mismo vendrá a nuestro encuentro en oración y no nos explicará lo que leímos, sino que nos revelará desde lo profundo de su corazón cada palabra de manera que no solo la entendamos, sino se haga viva en nosotros y pareciera que siempre lo hubiéramos visto, entendido y hecho de esa manera.

Es por eso que para Isaías era fácil el expresarlo de esta manera en la cita de hoy, pues cada vez que se disponía a escuchar a Dios, éste fiel a su promesa inundaba su corazón y lo llenaba de entendimiento y revelación.

Por tanto cuando dedicamos el tiempo al que llamamos de oración solo a pedir, nos perdemos de la mejor parte de aquella que se llena de la voz, del conocimiento y de la voluntad de Dios que nos transforma para ser cada día más como Él de acuerdo a su promesa y no solo nos bendice, sino nos hace parte de su bendición para alcanzar al mundo.

Por tal está en usted el decidir, si quiere seguir rebelándose a Dios y hacer las cosas como siempre las hizo, ó bien prefiere que Dios le rebele su Reino y le haga parte de Él, así como nos lo indica la cita de hoy y muchas más y entrará en la verdadera dimensión del orar al Padre.

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