Una de las cosas más deliciosas de nuestra oración es cuando Dios llena la intimidad en la que lo visitamos con su voz y de pronto todo cobra un sentido que va contra toda lógica humana y entendemos las cosas que Dios hará tanto por su cuenta, como por medio de nosotros y nos atrevemos a desafiar las circunstancias pues su voz ha dado un nuevo orden y una nueva naturaleza que podemos llamar divina.

Cuando oramos, por lo general descuidamos el detalle de escuchar la voz de Dios pues es algo que no tenemos contemplado dentro de nuestro ejercicio de la fe, pero tratamos de que Dios sea aquel que invada nuestra vida (a la cual no lo hemos invitado) y haga cosas a nuestro favor como señal de que nos ama y que está ahí como si eso hiciera que nuestra relación con Él está ahí.

El detalle es que muchas personas suelen decir que perciben a Dios en muchos aspectos de su vida, como si eso fuera una justificación para seguir llevando la vida que acostumbran y no teniendo que esforzarse, de modo que pretenden que cuando las cosas se “van dando” sea autoría de Dios, de la misma manera que cuando las cosas no se dan, simplemente no fue su voluntad, aunque no tengan idea de cual es su voluntad y lo que sí quiere.

De modo que suelen decir “Dios por algo hace las cosas” y usan el nombre de Dios para justificar su fracaso, aligerar su frustración ó simplemente mitigar su duda, sin darse cuenta que con ello cometen un grave error, pues usan del nombre de Dios de manera equívoca.

Es por eso que debemos de perseverar en escuchar la voz de Dios, pues ahí es donde aquello que leemos en la Biblia toma veracidad y es confirmado, toma sentido y se alinea nuestra vida con la verdad de la Biblia y no al revés como muchos pretenden.

La oración cuando cobra el sentido de encontrarnos con Dios, se convierte en esa conversación que muchos suelen decir, y deja de ser ese pedir lleno de incertidumbre y salimos con la certeza de las cosas que sucederán y ahora si podemos decir confiadamente, Dios hará.

Piénselo de esta manera, en la Biblia, pocos, muy pocos hombres fueron delante de Dios a pedir algo, pero todos fueron movidos por lo que Dios les dijo, pues Dios siempre nos hablará del futuro para que caminemos y avancemos confiados hacia esa verdad que nos revele y podamos hacer parte de nuestra oración el declarar aquello que nos consta de parte de Él y que de paso está alineado con su palabra que nos sirve como guía para diferenciar nuestros propios pensamientos de la voluntad de Dios.

Por tanto tengamos cuidado al hablar de Dios y dar autoría de los hechos de nuestra vida, de modo que no nos hagamos objeto de lo que nos revela la cita del día de hoy, pero perseveremos en ir a su intimidad y llenarnos de todo lo que tiene que decirnos de manera que lejos de declarar cosas que quisiéramos que sucedieran, profeticemos en su nombre y vivamos su constante respaldo, no lo cree?

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